La oración es la elevación del alma hacia Dios.
Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net
LA
ORACIÓN La
oración es la elevación del alma hacia Dios o la petición a Dios de los bienes
convenientes. Dios llama incansablemente a cada persona a encontrarse en su
misterio con Él. La oración acompaña a toda la historia de la Salvación como
una llamada recíproca entre Dios y el hombre.
(Síntesis del Nuevo Catecismo, p. 385386). Estamos obligados a orar, primero
porque Dios lo ha mandado en todo momento; segundo, porque Jesucristo, en el
Evangelio, nos ha enseñado a orar con sus palabras y sus ejemplos; y tercero,
porque continuamente tenemos necesidad del auxilio de Dios. 5.1 Existen dos
formas de orar: oral y mentalmente.
La oración con palabras, es
la oración de las multitudes por excelencia.
(Nuevo Catecismo, 2704). Por su parte, la oración
mental también es llamada meditación. Se ora como se vive, porque se vive como se ora (Nuevo Catecismo, p. 2725). Lo importante no es
la cantidad sino la calidad de nuestra oración. La oración nos debe ayudar en
nuestra conversión, testimonio y convicción. En verdad, se necesitan ejemplos
de verdadero compromiso y auténtica entrega. Los actos de fe, esperanza y
caridad que nos ordena el primer mandamiento se realizan en la oración. (Nuevo Catecismo, p. 2098). La oración es importante en la
vida del cristiano para establecer una comunicación constante entre Dios y cada
uno de nosotros. Dios lo sabe todo, pero quiere que nosotros se lo digamos. Por
medio del rezo y la oración personal y comunitaria, Dios nos dará la fuerza
para cumplir con la misión a la que hemos sido enviados: ayudar a que los demás descubran a Dios, a inyectarles
esperanza, ayudarlos y motivarlos a la superación, verdadero conocimiento y
convencimiento de nuestra religión. Partícipe de nuestra vida, Cristo
prometió venir a nosotros cada vez que se lo pidamos (Ap 3,20).
LA ORACIÓN COMPLETA
CONSISTE EN… Generalmente oramos de manera incompleta
porque hemos reducido la oración a un acto de solicitud, pero toda oración que
se digne de serlo debe contener lo siguiente:
1) Adoración
2) Acción de gracias
3) Petición de perdón
4) Petición
5) Compromiso de conversión
6) Testimonio
La adoración es un acto de virtud. Adorar a Dios
es reconocerle como Dios, Creador, Salvador, Señor y dueño de todo lo que
existe (Nuevo Catecismo, p. 2097). 5.4
ACCIÓN DE GRACIAS Las
cartas de San Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de
gracias, estando el Señor Jesús siempre presente en ella. “En todo hay que dar gracias, pues esto es lo que Dios,
en Cristo Jesús, quiere de nosotros” (1 Ts 5, 18). “Sean perseverantes en la
oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4,2). “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar. Cristo espera nuestra
gratitud” (Lc 17, 16 - 17). 5.5
LA PETICIÓN DE PERDÓN La petición de perdón
es el primer movimiento de la oración de petición. “Ten
compasión de mí que soy un pecador” (Lc 18, 13). Es el comienzo de una oración justa y pura. La humildad
confiada nos devuelve a la luz de la comunión con el Padre y su hijo
Jesucristo, y de los unos con los otros. (1 Jn 3, 22) (Nuevo Catecismo,
2631). Tanto la celebración de la Eucaristía como la oración personal
comienzan con la petición del perdón.
(Nuevo Catecismo, 2632).
PETICIÓN
Cuando se
participa así en el Amor salvador de Dios, se comprende que toda necesidad
puede convertirse en objeto de petición.
(Nuevo Catecismo. 2633).
COMPROMISO
DE CONVERSIÓN -- Si
hay conversión, hay perdón. Sin conversión no hay salvación. “Quizá cuando los de Judá sepan de todas las calamidades que
pienso enviarles, dejarán su mala conducta y yo les perdonaré sus maldades y
pecados” (Jr 36, 3). Pero yo el Señor, juro
por mi vida que no quiero la muerte del pecador, sino que cambie de conducta y
viva”. “Si un hombre bueno peca, su bondad anterior no lo salvará, y si un
malvado deja de hacer el mal, su maldad anterior no será causa de su muerte” (Ez
33. 10-12). “Al que disimula el pecado, no le irá
bien; pero el que lo confiesa y lo deja, será perdonado” (Pv 28. 13). El
Señor actúa con justicia: “Si el malvado se aparta
de todos los pecados que cometía, y cumple todas mis leyes y hace lo que es
recto y justo, ciertamente vivirá y no morirá. Yo no volveré a acordarme de
todo lo malo que hizo, y él vivirá para hacer lo que es recto. Yo no quiero que
el malvado muera, sino que cambie de conducta y viva” (Ez 18. 2123).
TESTIMONIO
-- Los cristianos estamos llamados a dar testimonio de
Cristo. “Ustedes son la sal de la Tierra” (Mt
5,13). El amor fraterno es el testimonio de ser discípulos de Cristo. “En esto conocerán todos que son mis discípulos” (Jn
13,35). Que todo lo que se haga, sea por estar convencidos.
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