–Dios quiere que seamos uno.
–Ciertamente. Un
solo rebaño y un solo Pastor, nuestro Señor Jesucristo.
En este artículo añado
algunas consideraciones al excelente estudio que Néstor Martínez
(Montevideo, Uruguay) publicó en InfoCatólica
en su blog No sin grave daño (12-09-2021),
con el título Muy desafortunadas expresiones
atribuidas al Card. Koch.
Nota previa. –La Torá es la Ley
de Moisés, las leyes del Pentateuco, y en el judaísmo posterior, como también
en el N.T., es más ampliamente el A.T.: «en la Ley
está escrito», dice, por ejemplo, San Pablo citando unas palabras
de Isaías (1Cor 14,21; cf. Jn 10,34; 12,34; 15,25; Rm 3,10-18). El Talmud recoge enseñanzas de
los rabinos de diferentes escuelas, siempre subordinados a la autoridad de la
Torá, y pasó por varias fijaciones en los siglos IV-VI d. de Cristo. En cuanto
al Evangelio ya es conocido por nuestros lectores, y en él
incluyo todo el N. T.
–PAPA FRANCISCO, AUDIENCIA GENERAL SOBRE LA LEY DE MOISÉS
En la Audiencia popular del
miércoles (11-08-2021), la de costumbre, dio el Papa en el Vaticano una
catequesis sobre la función de la Torá,
la Ley mosaica, sintetizando las argumentaciones de San Pablo (Gal 3,19; 5,18;
Hch 15,10.28-29).
«La Alianza
establecida por Dios con Abraham se basó en la fe en el cumplimiento de la promesa y no en la observancia de la Ley, que todavía no existía… La Ley no da la vida, no ofrece el
cumplimiento de la promesa… La Ley es el “pedagogo” hacia la fe en Cristo [Gal
3,24]… Todos los que tienen fe en Jesucristo están llamados a vivir en el
Espíritu Santo, que libera de la Ley»…
–PROTESTAN DOS GRANDES RABINOS JUDÍOS
Las palabras del Papa
indignaron, al menos, a un sector del Judaísmo. Dos Grandes Rabinos escribieron
al cardenal Kurt Koch, suizo, Presidente del Consejo
Pontificio para la Unidad de los Cristianos,
y también de la Comisión para las Relaciones
Religiosas con el Judaísmo.
Protestaron inmediatamente contra lo que estimaban en las palabras del Papa una
devaluación de la Torá, que por sí misma no sería salvífica: «la Ley no da la vida»… Así el rabino Rasson
Arussi, presidente del Gran Rabinato de Israel
para el Diálogo con la Santa Sede (Jerusalén) y también el rabino
David Fox Sandmel, uno de los directores de la Liga
Antidifamación (Nueva York).
Exigían una explicación. Arussi lo hizo el 12 de agosto, al día siguiente de la
Audiencia del Papa.
–LA CARTA DEL CARDENAL KOCH
El Cardenal Kurt Koch, suizo,
después de consultar con el Papa y por su encargo, envió una carta de respuesta
al rabino Rasson Arussi. No se ha publicado el texto de su carta. La conocemos,
sin embargo, por el resumen que de ella publicó en Vatican News Salvatore
Cenuzio (Ciudad del Vaticano),
citando a veces entre comillas.
Cardenal Koch: «En el discurso del Santo Padre, la Torá no está
desvalorizada». Las frases impugnadas han de considerarse «en el marco de la
teología paulina. La convicción cristiana permanente es que Jesucristo es el nuevo
camino de salvación. Sin embargo, esto no significa que la
Torá se vea
disminuida o deje de ser reconocida como “el camino de salvación para los judíos”».
El cardenal Koch alega, en
defensa complementaria del Papa, la «profunda estima
y cercanía con el mundo judío» manifestada en su Pontificado.
Y antes, en Buenos Aires, cuando con el rabino Abraham Skorka, su amigo,
publicó el libro El Cielo y la Tierra.
O cuando recibió en el Vaticano en 2015 al Consejo Internacional de Cristianos y judíos,
donde dijo: «Las confesiones
cristianas encuentran su unidad en Cristo; el judaísmo encuentra su unidad en
la Torá. Los cristianos creen que
Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne en el mundo; para los judíos la
Palabra de Dios está presente sobre todo en la Torá. Ambas tradiciones de fe
encuentran su fundamento en el único Dios, el Dios de la Alianza,
que se revela a través de su Palabra».
Unos días antes (5-08-21),
desde la ventana del Palacio Apostólico, había el Papa felicitado cordialmeente
al mundo judío con ocasión de tres de sus importantes fiestas anuales. «Extiendo mis más sinceros deseos a todos los
hermanos y hermanas de la religión judía, para que el Año Nuevo sea
rico en frutos de paz y de bien para quienes caminan fielmente en la Ley del
Señor».
¿Caminan
fielmente?….–La frase se
explica por el contexto amable de una felicitación. Pero San Pedro decía la
verdad cuando, defendiendo de la Ley antigua a los neo-cristianos, alegaba que
era «un yugo que ni nuestros padres ni nosotros
fuimos capaces de soportar» (Hch
15,10). Y no pudieron ya que «todavía no había sido
dado el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado» (Jn 7,39).
–EL «ECUMENISMO» ENTRE LA IGLESIA Y EL
JUDAÍSMO
Estas
declaraciones «atribuidas» al cardenal Koch, y otras emanadas también desde la
Santa Sede, llevan implícita la convicción de 1) que la Torá lleva a los
judíos a la salvación, como el Evangelio de Cristo lleva la salvación a los
cristianos. 2) Que el respeto debido a la Alianza Antigua establecida por Dios
con Abraham, prohíbe a los cristianos procurar su conversión e ingreso en la
Alianza nueva. 3) Que los judíos –se entiende, los practicantes– «caminan
fielmente en la Ley del Señor». 4) Y que ya ahora los judíos son «hermanos y
hermanas» de los cristianos, pues, aunque no reciban a Cristo, son
participantes de la filiación divina.
Son
afirmaciones claramente incompatibles con la Biblia, la Tradición y el
Magisterio apostólico, la tríada sagrada
que fundamenta la fe (Vat. II, Dei Verbum 10). Así lo demuestra Néstor
Martínez en su citado artículo, especialmente en lo que a Concilios y Documentos pontificios se refiere.
Y
son errores que se están difundiendo en la Iglesia desde hace bastantes
decenios. Es sabido
que altos ministros de la Iglesia prohíben
hoy evangelizar a los judíos, creyendo que así los estiman y respetan
más –y que, de paso, así nos ahorraremos muchos disgustos–. Recuerdo como
ejemplo de lo que digo al cardenal Roger Etchegaray
(1922-2019), Cardenal (1979) que ocupó los más altos cargos en la Conferencia
Episcopal Francesa y a partir de 1984 en la Santa Sede. En un coloquio
organizado por el International Council of
Christians and Jews (8-IX-1997), expuso la conferencia ¿El cristianismo tiene necesidad del judaísmo?
Y contestó a su pregunta:
«Sin dudar
respondo que sí, un sí franco y sólido, un sí que expresa una necesidad vital
y, diría, visceral… Para mí, el cristianismo no puede pensarse sin el judaísmo,
no puede prescindir del judaísmo… Mi fe cristiana tiene necesidad de la fe
judía»…
Ésta es la perspectiva del
Cardenal, que se declara «lejos de toda teología
cristianizante del judaísmo».
Pero
el Espíritu Santo quiere que la predicación del Evangelio perdure hasta el fin
del mundo, y se extienda también a los judíos. Cristo, Esteban, Pablo y
tantos otros evangelizaron a los judíos, y lograron por gracia de Dios la
conversión de muchos. Y ésa fue la norma en todos los siglos siguientes. En el
siglo XX, por ejemplo, fueron famosas las conversiones de Hermann Cohen, los
dos hermanos Ratisbonne, los gemelos Lémann, Eugenio Zolli, gran rabino de
Roma. Y así debe seguir en la Iglesia siempre viva la misión de evangelizar «por todo el mundo», procurando en «toda criatura» la gloria de Dios y la salvación
eterna de los hombres.
* * *
–SÓLO HAY «UN» CAMINO DE SALVACIÓN, QUE ES LA
FE EN CRISTO SALVADOR
Es una verdad continuamente
afirmada en el Nuevo Testamento, como puede comprobarse en los textos que
seguidamente presento.
EVANGELIZAR A «TODA CRIATURA»
+«Id por todo el
mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado
se salvará; pero el que no creyere se condenará» (Mc 16,15-16).
También los judíos han de ser
evangelizados, para que no se queden sujetos a la Torá, sino que por el
Evangelio lleguen a la fe en Cristo, Salvador único de «toda criatura». «Cristo nos redimió de la maldición de la Ley… para que
la bendición de Abraham se extendiese en Cristo Jesús a los gentiles, y para
que recibiéramos por la fe la promesa del Espíritu» (Gal 3,13-14).
+Jesucristo,
los Apóstoles y otros cristianos predicaron a los judíos desde el principio,
procurando su conversión. Y nos dice el Señor: «Yo
os he dado el ejemplo, para que vosotros hagáis como yo he hecho» (Jn
13,15). En la primera Iglesia la inmensa mayoría de los fieles eran judíos.
SALVADOR ÚNICO DEL MUNDO
+«No nos ha sido
dado bajo los cielos entre los hombres otro nombre [que el de Jesús] por el que
podamos ser salvados» (Hch 4,12).
+«El Padre envió
a su Hijo como Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios,
Dios permanece en él y él en Dios» (1Jn 4,14-15).
+«Dios nos ha
destinado a la salvación por nuestro Señor Jesucristo» (1Tes 5,9)
+Jesús dice: «Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; y nadie viene
al Padre, si no es por mí» (Jn 14,6).
+«Ved qué amor
nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados “hijos de Dios” y lo seamos (1Jn
3,1)
Los católicos reconocemos como
«hermanos separados» a protestantes y evangélicos, porque si creen en Cristo y
están bautizados, son «hijos de Dios», han
recibido la «filiación divina», aunque no
sea plena su comunión con la Iglesia. Pero no consideramos «hermanos y hermanas»
nuestros a quienes rechazan a Jesús en cuanto Hijo divino enviado por el Padre.
Éstos no han recibido la filiación divina, que hace «renacer»
a los hombres viejos como «nuevas criaturas». Jesús le dijo al judío
Nicodemo: «En verdad, en verdad te digo que quien
no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de los cielos» (Jn
3,5).
RECHAZAR A JESÚS ES RECHAZAR A DIOS
+«Vino a los
suyos, y los suyos no lo recibieron; pero a los que lo
recibieron les dio poder para venir a ser “hijos de Dios”, aquellos
que creen en su nombre… pues de Dios son nacidos» (Jn 1,11-13).
Éstos, al haber recibido al
Hijo, han vuelto a nacer por el agua y el Espíritu, son «nacidos de Dios», y consiguientemente «hermanos
y hermanas» entre sí, tanto en la fe y la caridad, como en la esperanza
y la vida de la gracia.
+«Yo he venido
en nombre de mi Padre, y vosotros no me recibís. … No penséis que vaya yo a
acusaros ante mi Padre; hay otro que os acusará, Moisés… porque si creyérais a
Moisés, creeríais en mí, pues de mí escribió él; pero si no creéis en sus
Escrituras, ¿cómo vais a creer en mis palabras» (Jn 5,45).
+«El que me
rechaza y no recibe mis palabras, tiene ya quien lo juzgue; la palabra que yo
he hablado, ésa le juzgará en el último día» (Jn 12,44).
+«Quien a
vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza, rechaza a quien me ha
enviado» (Lc 10,16), Dios Padre celestial.
EL PADRE TESTIMONIA EN FAVOR DE JESÚS
+Y lo hace en
dos ocasiones con especial solemnidad. «Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo
todas mis complacencias» (Mt 3,17; bautismo, ante el pueblo). «Éste es mi Hijo
amado, escuchadle» (Mc 9,7; transfiguración, ante tres apóstoles).
+«Si aceptamos
el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios, que ha
testificado de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene este testimonio
en sí mismo. El que no cree en [el testimonio de] Dios le hace embustero,
porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es
que Dios nos ha dado la vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene
al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, tampoco tiene la vida»
(1Jn 5,9-12).
+«¿Quién es el
mentiroso, sino el que niega que Jesús es Cristo? Ése es el anticristo, el que
niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El
que confiesa al Hijo, tiene también al Padre» (1Jn 2, 22-23).
+«Todo el que se
extravía y no permanece en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios. El que
permanece en la doctrina, ése tiene al Padre y al Hijo. Y si alguno viene a
vosotros y no lleva esa doctrina, no lo recibáis en casa ni lo saludéis, pues
el que le saluda comunica en sus malas obras» (2Jn 9-11).
JESÚS NAZARENO ES DIOS
+«Sabemos que
somos de Dios, mientras que el mundo está todo bajo el Maligno, y sabemos que
el Hijo de Dios vino y nos dio inteligencia para que conozcamos al que es
Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Él es el Verdadero Dios y la vida
eterna» (1Jn 5,19-20).
No sé si los que rechazan a Cristo –fuera de ignorancias o engaños invencibles– se
dan cuenta de que están rechazando a Dios. «Él es el Verdadero Dios», hecho hombre:
visible, audible y palpable.
+«El Padre nos
libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor,
en quien tenemos la redención y la remisión de los pecados. Él es la imagen del
Dios invisible, el primogénito de toda criatura, porque en Él fueron creadas
todas las cosas del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles… Todo
fue creado por Él y para Él. Él es antes que todo, y todo subsiste en Él. Él es
la cabeza del cuerpo de la Iglesia… Y quiso el Padre que en Él habitase toda la
plenitud [de la divinidad], y por Él reconciliar consigo, pacificando por la
sangre de su cruz, todas las cosas, así las de la tierra como las del cielo»
(Col 1,13-20; cf. 2,9).
+«Jesucristo es
el testigo veraz, el primogénito entre los muertos, el príncipe de los reyes de
la tierra. Al que nos ama, y nos ha absuelto de nuestros pecados por la virtud
de su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes de Dios, su Padre, a Él sea la
gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén» (Apoc 1,5-6).
* * *
–LA SACRÍLEGA CALUMNIA CONTRA MARÍA Y CONTRA
JESÚS
El
Judaísmo rechaza a Jesucristo, no recibe al Enviado del Padre celestial, no recibe al Padre, se
encierra en su absoluto monoteismo, niega la Trinidad divina. Pero no se limita
al rechazo de
Cristo, sino que difunde o tolera la difusión de enormes calumnias contra
Jesús y su madre María.
En esta grave cuestión, poco
conocida, me atengo a la información relativamente amplia que Vittorio Messori da en su libro Hipótesis
sobre María.
Hechos, indicios, enigmas (Libros
libres, Madrid 2012, 3ª ed., 417-424). En lo que sigue, todo lo que va entre
comillas está tomado de esa excelente obra.
Ya
en vida de Jesús algunos de sus enemigos judíos acusaron de inmoral a María. Según ellos
inventaron, María, casada con José, había concebido a Jesús en pecado,
cometiendo adulterio con un extranjero, un militar romano. María era, pues, una adúltera, una mala mujer, que se entregó por amor o por
prostitución. Y Jesús era un hijo bastardo, un hijo de… de una mala mujer.
Hay
huella de esa calumnia en los Evangelios. En una discusión entre Cristo y los judíos, acuden éstos a la máxima
argumentación ad hominem: «Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un
solo padre: Dios» (Jn 8,41). En cambio, «tú
eres todo pecado desde que naciste, ¿y pretendes enseñarnos? Y lo echaron
fuera» (9,34). Mahoma reconoce y venera la inocencia,
pureza y virginidad de la Virgen María, y se indigna contra los judíos: «Dios los ha sellado por su incredulidad, de modo que
tienen fe, pero poca… por su incredulidad, por haber proferido contra María
una enorme calumnia» (Corán, 4ª sura, 155-156).
La
llama infernal de la enorme calumnia, al paso de los siglos, nunca se ha
apagado. Siempre ha
sido recordada por, al menos, algunos judíos. Llegó incluso a oídos de los
paganos. El gran anticristiano Celso, hacia el 180,
usa de esta calumnia polemizando con los nazarenos.
El apologista cristiano Tertuliano (+220) también da cuenta de ella, y
en alusión a la calumnia contra María emplea el término quaestuaria,
es decir, prostituta.
En las Toledòth Jéshu, las
«historias de Jesús», un antievangelio judío que fue formándose en los
siglos VIII-IX, «se presenta a Jesús de manera aún
más negativa que en la literatura rabínica» del Talmud: Jesús es
calificado de «parricida, sodomita, rebelde, mago y corruptor». Esa obra
infame fue publicada recientemente en edición crítica por el rabino Ricardo di Segni, con el título El Evangelio del Gueto…
No, nunca se ha apagado la llama infernal de la calumnia contra Jesús y
María. Ha perdurado, más o menos difundida, veinte siglos, hasta nuestro
tiempo, como podemos comprobarlo también en otra obra relativamente reciente.
«Tomemos, por
ejemplo –informa Messori–, la obra del israelita Shalom Ben-Chorin, Hermano
Jesús, subtitulada Un punto de vista judío sobre el nazareno,
publicada en alemán en 1967», traducida al italiano en edición de la Morcelliana, venerable editorial
católica (¡—!). En la página 54 de esta edición traducida, leemos:
«Esta oscuridad
[sobre los orígenes de Jesús] ha llevado a los adversarios a la conclusión evidente
de un nacimiento ilegítimo. En el Talmud tenemos la llamada tradición de
Pandera o Panthera. Un oficial romano con ese nombre habría seducido y dejado
embarazada a una cierta Myriam, prometida de José, y el fruto de ese pecado
habría sido Jesús. En la relación, por lo menos distanciada, de Jesús con su
madre, a la que nunca llama sino “mujer”, podría reflejarse la dolorosa conciencia
de un origen ilegítimo. Jesús no honra a su madre y niega a su padre corporal,
puesto que evidentemente sabía su procedencia ilegítima y extranjera, no
judía».
Nótense los términos evidente y evidentemente,
por mí subrayados, que inician y terminan el párrafo gratuitamente.
–CALUMNIA PERSISTENTE Y TOLERADA
La
llama infernal de la calumnia no se apaga, porque nunca ha sido rechazada
enérgicamente por las Autoridades judías civiles o religiosas, que por lo que se ve, la
consideran, al menos, verosímil y tolerable. Que sepamos, ningún judío por
difundirla ha sido «expulsado de la Sinagoga».
Mahoma (+631) en cambio, como hemos
recordado, se indignaba al extremo, y defendía en el Corán a María.
El incrédulo Charles Guignebert (+1936), el enemigo de la historicidad de los Evangelios,
condenó las citadas calumnias «como maldades
injuriosas contra María subrayadas en el Talmud». Pero las
Autoridades civiles y religiosas del Judaísmo permanecen en su omisión y
silencio.
Louis
Massignon
(+1962), uno
de los mayores islamólogos del siglo XX, lamentaba exasperado esa pasividad:
«Mientras el
pueblo judío dude del honor de María, nosotros, cristianos nazarenos, no
podremos creer en sus aseveraciones diplomáticas y tácticas de respeto de
nuestra fe… ¡Hago una apelación a todos los hijos de adopción a quienes Jesús
ha dado esta Madre en el Calvario! Ante la cripta de la Anunciación, el
sionismo choca con el cuarto mandamiento del Decálogo: “Honra a tu padre y a tu
madre”»… Y añadía: «Todavía en el siglo XIX, incluso en el XX, las Toledòth
eran una lectura difundida en las comunidades judías. Y nadie se había (ni se
ha) retractado de su contenido».
–ESTIMADOS Y CERCANOS
Mientras tanto, crece desde
hace años en la Iglesia «la profunda
estima y cercanía con el mundo
judío». El Judaismo debe permanecer en la Torá, que es
«el camino de salvación para los judíos»
(Koch), como los cristianos deben ser fieles al Evangelio,
que es su camino. «Ambas
tradiciones de fe encuentran su fundamento en el único Dios, el Dios de la Alianza, que se revela a través de su
Palabra» (Francisco).
Con estas palabras se calmó el
furor de los dos Grandes Rabinos quejosos. Como es lógico.
Oremos, oremos,
oremos.
José María Iraburu, sacerdote
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