La cuaresma es un tiempo para vivir de ella. Es un tiempo para practicarla, para ejercitarla no como un fin en sí mismo sino como un medio, un camino hacia la pascua.
Por: Jesús de las Heras Muela |
DIEZ
IDEAS Y CRITERIOS BÁSICOS PARA LA CUARESMA – DE LO QUÉ ES LA CUARESMA Y DE CÓMO
VIVIRLA
1.- La
cuaresma nació como desarrollo pedagógico de un aspecto central del misterio
cristiano celebrado en el triduo pascual. Destaca la perspectiva de su
referencia a Jesucristo.
2.-
La cuaresma ha sido siempre el tiempo litúrgico más
caracterizado del cristianismo. Es un conjunto de cuarenta días, cuya razón de
ser originaria fue la de imitar
el ayuno previo del Señor al comienzo
de su ministerio apostólico.
3.-
La cuaresma es privilegio aptísimo para vivir en y de la Palabra de Dios. Vivir en
y de la Palabra significa leerla, rezarla, meditarla, abrirse a ella,
confrontarse con ella, poner a su tamiz y a su luz nuestra propia existencia.
Llenarse de ella para sea la música y la letra de la pletina de nuestra alma y
de la partitura de nuestro corazón.
4.-
Toda la liturgia de la cuaresma, tanto en sus aspectos
rituales como en la misma liturgia de la palabra, está transida de hermosísimos símbolos que ayuden
y hagan visible el camino cristiano de la conversión. Estos símbolos son el
desierto, la luz, la salud, el agua, el perdón, la liberación, la cruz y la
resurrección.
5.- Los personajes bíblicos que iluminan el camino cuaresmal son José hijo
de Jacob, Ester, la casta Susana, Jeremías, el ciego de nacimiento, el hijo
pródigo, el padre del hijo pródigo, la samaritana, la mujer adúltera y
arrepentida, Zaqueo, el buen ladrón… y, sobre todo, Jesús de Nazaret.
6.-
La cuaresma encuentra en la oración la más apropiada
de sus atmósferas y de sus escuelas. La oración cuaresmal debe más frecuente y
habitual. Su tonalidad propia es la humildad, la insistencia, la confianza. Es
oración de súplica y de petición. La oración cristiana de la cuaresma debe
intensificar sus dimensiones bíblica y litúrgica, de gran riqueza, variedad,
matices y contenidos durante los cuarenta días de este tiempo. En este sentido,
la oración litúrgica ha de ser más pausada, sencilla, cordial, humilde, pobre,
seria y profunda.
7.- El ayuno es el
segundo camino cuaresmal, según el Papa San León Magno. Se trata del ayuno del
hombre viejo, del ayuno del pecado, de la renuncia a los propios caminos para
abrazar los caminos de Jesucristo. Se trata de privarnos de algo en favor de
alguien necesitado, que podemos nosotros mismos o nuestro prójimo. El ayuno no
es, pues, una ejercitación meramente voluntarista o hasta masoquista. Es una
opción de purificación y de intercesión.
8.- La
vigente normativa eclesiástica de la abstinencia de carne durante todos los viernes de
cuaresma y del ayuno y de la abstinencia el miércoles de
ceniza y el viernes santo pueden ayudarnos a recorrer esta segunda vía
cuaresmal y penitencial, antes citada.
9.- La limosna, la caridad, la solidaridad es el tercero
de los caminos tradicionales y permanentes de la cuaresma. ¡Tenemos tantas demandas de justicia para vivir la
limosna, la caridad cuaresmal!
10.-
La cuaresma es un tiempo para vivir de ella. Es un tiempo
para practicarla, para ejercitarla no como un fin en sí mismo sino como un
medio, un camino hacia la pascua. Por ello, para recorrer adecuada y
cristianamente la cuaresma debemos buscar y desarrollar nuevos espacios
oracionales y devocionales. El rezo, antes tan habitual del Vía Crucis, durante, al menos,
los viernes de cuaresma, es una praxis que, lejos de haber perdido su vigencia
y sentido, debe ser potenciada y recuperada en nuestra Iglesia en medio de una
sociedad donde la realidad y el misterio de la cruz siguen presentes y
desafiantes. Otras maneras espléndidas y siempre fecundas para recorrer este
camino cuaresmal de la oración será practicar algún día de retiro o de ejercicios espirituales, que
nos llenarán de fuerza, de gracia y de vida, siempre necesarias para todos y
participar en conferencias, charlas y
escuelas cuaresmales.
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