El Papa Francisco presidió este sábado 12 de diciembre en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano la Misa por la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.
A continuación, la
homilía completa del Papa Francisco:
En la liturgia de hoy se evidencian tres ideas: abundancia, bendición y
el don. Mirando la imagen de la Virgen de Guadalupe tenemos de alguna manera
también el reflejo de estas tres realidades: la
abundancia, la bendición y el don.
La abundancia porque Dios siempre se ofrece en abundancia, siempre da en
abundancia. Él no conoce las dosis. Se deja dosificar por su paciencia. Somos
nosotros los que conocemos, por nuestra naturaleza misma, por nuestros límites,
la necesidad de las cómodas cuotas. Pero Él se da en abundancia, totalmente, y
donde está Dios, hay abundancia.
Pensando en el misterio de la Navidad, la liturgia de Adviento toma del
Profeta Isaías mucho esta idea de la abundancia. Dios se da entero, como es,
totalmente. Generosidad: A mí me gusta pensar que
es un límite que tiene Dios, al menos uno. La imposibilidad de no darse
de otro modo que no sea en abundancia.
La segunda palabra es la bendición. El encuentro de María con Isabel es
una bendición, una bendición. Bendecir es ‘decir
bien’, y Dios, desde la primera página del Génesis nos acostumbró a este
estilo suyo de decir bien. La segunda palabra que pronuncia, según el relato
bíblico es ‘y era bueno’, ‘y está bien’, ‘era muy
bueno’. El estilo de Dios es siempre decir bien, por eso la maldición es
el estilo del diablo, del enemigo, el estilo de la mezquindad, de la
imposibilidad de donarse totalmente, el decir mal.
Dios siempre dice bien, y lo dice con gusto, lo dice dándose, bien. Se
da en abundancia diciendo bien, bendiciendo.
La tercera palabra es ‘don’. Esta
abundancia, este decir bien es un don, un don que se nos da, que es toda
gracia, que es todo Él, que es toda divinidad, en el Bendito. Un don que se nos
da en la que está llena de gracia, en la Bendita.
El Bendito por naturaleza y la Bendita por gracia. Son dos referencias
que la Escritura nos marca. A ella se le dice ‘bendita
tú entre las mujeres, llena de gracia’. Jesús es el Bendito que trae la
bendición, y mirando a la imagen de nuestra Madre, esperando al Bendito, la
llena de gracia espera al Bendito, entendemos un poco esto de la abundancia,
del decir bien, del bendecir. Entendemos esto del don.
El don de Dios se nos presentó en la abundancia de su Hijo por
naturaleza, y en la abundancia de su madre por gracia. El don de Dios se nos
presentó como una bendición, en el Bendito por naturaleza y en la Bendita por
gracia.
Este es el regalo que Dios nos presenta y que ha querido continuamente
subrayarlo, volver a despertarlo a lo largo de la Revelación. ‘Bendita tú eres entre las mujeres’, porque nos
trajiste al Bendito. ‘Yo soy la madre del Dios por
quien se vive’, el que da la vida, el Bendito.
Que contemplando la
imagen de nuestra madre hoy le robemos a Dios un poco de este estilo que tiene,
la generosidad, la abundancia, el bendecir, nunca maldecir. Y en transformar nuestra vida en un don, un don para todos. Que así
sea.
Redacción ACI Prensa
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