La directora del Colegio St. Therese en Alhambra (Estados Unidos), Alma Cornejo, presenció en carne propia uno de los milagros en los que intervino la única reliquia de la Virgen de Guadalupe fuera de México, cuando milagrosamente su esposo se recuperó de un aneurisma cerebral que lo tenía al borde de la muerte.
Esta reliquia es un pequeño corte de media pulgada de la tilma donde
apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe. Fue obsequiada en 1941 al
Arzobispo de Los Ángeles, Mons. John Joseph Cantwell.
Alma conoció la existencia de la reliquia cuando participaba en una
novena en honor a la Virgen de Guadalupe en la iglesia St. Finbar en Burbank.
En esa época, el sacerdote asociado P. Peter Irving, señaló que la reliquia se
guardaba en la Misión de San Fernando en Los Ángeles.
Un tiempo después, este dato sería de suma
importancia para la mujer.
El viernes 3 de mayo de 2002, el esposo de Alma, Vicente Cornejo, sufrió
la ruptura de un aneurisma cerebral e inmediatamente cayó en coma. Con 42 años,
solo le daban 5% de posibilidades de sobrevivir.
“Cuando llegamos al hospital, fuimos recibidos por
un equipo médico que nos llevó a una oficina privada y nos explicó que estaba
gravemente enfermo y que probablemente no pasaría la noche”, señala Alma en su columna para Ángelus News.
“Cientos de personas comenzaron a rezar por su
recuperación. Lo que siguió fue una serie de milagro tras otro”, señaló.
El sábado 4 de mayo sucedió el primero de la lista, cuando el pequeño de
diez años y amigo de la familia, Ian, recibió su Primera Comunión. En ese mismo
instante, Vicente despertó del coma.
A través de lo que Alma considera una intervención divina, Vicente fue
transferido al Hospital Keck de la Universidad del Sur de California, donde
lograron sellar el aneurisma sin tener que realizar una intervención quirúrgica
de riesgo.
“Él pasó las siguientes cuatro semanas en cuidados
intensivos. No reconocía a nadie, ni siquiera a mí, su esposa”, comenta Alma. La situación se complicaba, y los doctores lo querían
estabilizar antes de colocar un shunt cerebral, una válvula unidireccional para
drenar el exceso de líquido cefalorraquídeo del lado afectado del cerebro a
otras partes del cuerpo.
La familia pedía mucho por su recuperación, un sacerdote norbertino
realizaba Misa diaria en la habitación de Vicente, un sacerdote del Opus Dei lo
visitaba a diario, y su habitación estaba decorada con estampas de santos.
El 12 de mayo, el doctor avisó a Alma que su esposo había empeorado,
había desarrollado una meningitis. “Para empeorar
todo, él no respondía a los antibióticos”, recuerda Alma. “Nada parecía bajar la fiebre, por lo que lo colocaron
sobre una manta de hielo en un esfuerzo por reducir su temperatura”, añadió.
Alma preguntó a los médicos sobre el pronóstico de su esposo. Ellos “tenían claro que probablemente nunca caminaría ni
reconocería a las personas”.
Es ahí cuando Alma recordó la reliquia de la Virgen. Su familia siempre
iba a Misa en la Misión de San Fernando y Vicente era ministro eucarístico. “Así que pregunté a Mons. Francis J. Weber si podría
traer la reliquia”.
Mons. Weber llegó al hospital el 15 de mayo y bendijo a Vicente con la
reliquia de la Virgen de Guadalupe.
Y el milagro sucedió, Vicente dejó de drenar líquido cerebral en tres
días, “el neurocirujano principal dijo que no tenía
una explicación médica para la curación”, indica Alma.
“Señora Cornejo, no sé a quién le ha rezado, pero
si alguna vez necesito un milagro, la llamaré”, le
comentó el doctor.
El 6 de junio, Vicente estaba de vuelta en casa, y aunque ya no puede
regresar al trabajo, diecisiete años después, Vicente es un esposo amoroso y un
padre alegre con cinco hijos, un feligrés devoto en “Guardian
Angel” en Pacoima y aún un músico apasionado.
Alma decidió contar su historia porque “ser
bendecida de una manera especial por esta reliquia todavía es posible en esta
gran ‘Ciudad de los Ángeles’, y así puedo decirle a los demás con confianza:
Lleva tus necesidades a ella, ella siempre será Nuestra Madre”.
Redacción ACI Prensa
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