Música New Age: ¿subliminal, terapéutica, relajadora, hipnótica?
Por: José María
Baamonde,Presidente Fundación Spes, y Oscar Gerometta | Fuente:
Bolet?Informativo de la Fundaci?.P.E.S.
Cada vez que se trata del fenómeno de la Nueva
Era, o la Era de Acuario, aparece sobre todo en ambientes ligados a la música o
a los Medios de Comunicación Social, la inevitable inquietud por la denominada ´Música New Age´.
El término es en sí mismo ambiguo, y se presta a confusiones, porque por él
puede entenderse tanto un cierto estilo musical como la que se suele denominar ´música armonizadora´.
El primero es un tipo de música caracterizado por el cultivo de la armonía, el
uso de sintetizadores y el predominio de lo instrumental, a veces con el
agregado de elementos no convencionales como pueden ser grabaciones de arrullos
de pájaros y otros sonidos semejantes, esta música tiene representantes muy
importantes en el nivel internacional como es el caso de Vangelis y otros en el orden nacional, como Lito Vitale.
La segunda, semejante en algunos aspectos, está dirigida principalmente y de
modo explícito, a provocar emociones o efectos relajantes y es utilizada en las
así llamadas terapias musicales destinadas a combatir el stress, las tensiones,
etc. Un ejemplo de este segundo tipo es ´Eternal
wind, eternal water´ hecha célebre pues se dice que ha sido empleada por los tripulantes del
trasbordador espacial antes de sus caminatas en el espacio.
Dos elementos distintos, aunque ciertamente emparentados y sin una línea
demarcatoria clara dada la misma característica del hecho musical.
1. LA TÉCNICA SUBLIMINAL
A esto se suma una inquietud siempre presente, y desdichadamente nunca disipada
con la debida claridad, sobre la certeza, posibilidad y riesgo de lo ´subliminal´. A este respecto, es preciso aclarar
que se considera mensaje subliminal a todo mensaje transmitido a través de medios
visuales, sonoros y audiovisuales, de manera directa o indirecta, por debajo
del umbral de conciencia del receptor.
El recurso a mensajes subliminales es una seria violación de la libertad del
individuo que recibe el mensaje, ya que al ser percibidos por debajo del umbral
de la conciencia, el receptor pierde toda posibilidad de discernimiento crítico
sobre el mensaje que lo invade, y por ende, de control sobre los efectos que
este mensaje causa en él.
También es importante que tengamos presente un concepto amplio del término
mensaje, el sonido y las imágenes no sólo son transmisores de un discurso
lógico, sino que también son portadores de sentimientos, emociones, pulsiones,
imperativos...
Toda la riqueza de la interioridad de la persona es pasible de ser comunicada.
Así, es posible que apelando a métodos subliminales provocar en el receptor
emociones, pulsiones, rechazos, aparición de conocimientos no adquiridos de
modo consciente, etc.
Quizás lo que es más conocido sobre el manejo de técnicas subliminales sean las
experiencias realizadas en el ámbito de la comunicación visual explotando el
hecho de que el ojo tiene la capacidad de percibir imágenes que por su corta
duración no llegan a ser percibidas en el nivel consciente
Pero la música es un medio mucho más habitual dado que por naturaleza el hombre
es un ser musical, lo que lo lleva a que sus emociones más profundas y sus
estados de ánimo tiendan a ser expresados más espontánea y fácilmente de un
modo musical.
2. LO SUBLIMINAL EN LA MÚSICA
Claro que la música no sólo es un medio de expresión de sentimientos y afectos,
sino que también es un muy eficaz medio de transmisión, es decir, que provoca
en el oyente o receptor emociones, afectos, impresiones diversas.
Estos efectos dependen de distintas variables, una de ellas ciertamente es el
volumen, pero son de fundamental importancia ciertas frecuencias de sonido y
ritmos que repercuten a nivel psico-fisiológico provocando síntomas diversos
regulados por la estimulación de la producción de ciertas hormonas.
Pensar que estos son sólo efectos físicos, significaría ignorar que la persona
humana es una unidad substancial en la cual cuerpo, alma y psiquis se
encuentran íntima e indisolublemente relacionados.
La música, y esto lo hemos experimentado casi todos los seres humanos, tiene el
poder de provocar tanto la relajación como la excitación, la melancolía como la
alegría, claro que no de modo inevitable ya que normalmente seleccionamos la
música que deseamos escuchar de acuerdo a nuestro estado de ánimo; aunque no
siempre es así.
Esta conexión entre la melodía y el ritmo por un lado, y la psiquis del
receptor por el otro, no es en modo alguno dependiente de la cultura o el grado
de instrucción de este.
Como ya afirmara Jacques Maritain en ´Arte y
Escolástica´, hay melodías que pueden generar imágenes y emociones
similares a personas provenientes de culturas muy diferentes. Esto es lo que
explica el fenómeno de comunión afectiva que se verifica en un festival de
rock, tanto como en un concierto de música barroca o al compás de los bombos en
una cancha de fútbol; y es lo que subyace en la apelación al ritmo como
elemento tendiente a provocar el trance en algunos grupos religiosos, como es
el caso de la música en los ritos Umbanda o
la recitación del mantra entre los Hare Krishna.
El efecto obtenido en cada caso será el de excitación, sosiego, algarabía o
trance, dependiendo en cada caso de la frecuencia de los sonidos empleados y el
ritmo en el que se ordenan.
3. ¿Y LA MÚSICA NEW AGE?
Cabe entonces aquí la distinción que hicimos al comienzo de la presente nota.
Si nos estamos refiriendo al estilo musical que hemos caracterizado a través
del cultivo de la armonía, el uso de sintetizadores de sonido y el predominio
de lo instrumental, nos encontramos con una melodía que conduce a un clima de
relajación, reposo y tranquilidad que se logran a través de los distintos
elementos que se ponen en juego, y que no exigen ninguna prevención por parte
del oyente, como no la requieren ´Las cuatro
estaciones´ de Vivaldi.
Otra es la situación de la que hemos denominado ´música
armonizadora´, cuyo empleo suele estar asociado a los ´mind machine´, y que tiene como objeto principal
provocar emociones o efectos relajantes y es utilizada en las así llamadas
terapias musicales.
Estas composiciones, aún cuando son promocionadas como inductoras de la
relajación (que es el paso previo al trance hipnótico), en la realidad apelan al
uso de registros y frecuencias inductoras del mismo trance hipnótico.
Hoy que se han puesto de moda las técnicas de control mental y el uso de la
auto-hipnosis, puede no parecer preocupante que ciertas composiciones musicales
conduzcan al individuo hacia trances hipnóticos leves o fronterizos en los que
no llega a registrarse una pérdida total de la conciencia, aunque si una
obnubilación de la misma.
Pero la gravedad del fenómeno reside en el hecho de que en estos estados, que
algunos denominan ´alfa´, se produce una
reducción de las capacidades de pensamiento lógico y análisis crítico del
individuo, colocándolo en un estado de total indefensión y haciéndolo
plenamente manipulable, ya que desaparecen las barreras conscientes que nos permiten percibir la realidad circundante sin que
esta realidad turbe nuestra subjetividad de modo radical, llegando a causar en
algunos casos síntomas clásicos de los denominados ´estados
alterados de conciencia´ como son las alucinaciones, que en este caso no
obedecen a una causa sobrenatural, sino plena y simplemente humana: la música.
Estos efectos pueden verse además magnificados sobre todo cuando el oyente
tiene una subestructura psicótica, ya que en estos casos, estas técnicas pueden
provocar lo que los psicólogos denominan un ´brote´,
estabilizando a la persona en una determinada patología psicótica.
4. CONCLUSIÓN
Hace algunos años se solía hablar de la ´práctica
ilegal de la medicina´ en aquellos casos en los que los conocidos ´curanderos´ procuraban la salud de sus consultantes
aún apelando a elementos inocuos de orden prioritariamente psicológico.
Hoy, la promoción que la New Age ha hecho de las
terapias alternativas, y su preocupación por dar respuesta a las
desdichadamente cada vez más habituales enfermedades originadas en el stress y
la angustia que se han instalado en nuestra sociedad, nos enfrentan con nuevas
y más preocupantes praxis de medicina ilegales.
Estas nuevas praxis no están comprendidas en la legislación, y suelen ser
consideradas más como buenos consejos y actitudes de vida, que evidentemente no
se compran en una farmacia.
Puede parecer difícil que un casette de música pueda ser considerado como un ´remedio´; pero sin embargo, el potencial que
estas técnicas despliegan exige en su empleo un cuidado mucho mayor que el que
requieren muchos de los medicamentos de ´venta bajo
receta´; las lesiones que se pueden producir en la psiquis del oyente
pueden llegar a ser permanente, y de consecuencias muchas veces imprevisibles,
con el agravante de que frecuentemente el único que percibe los daños que se
han hecho es el profesional que recibe la consulta, y el afectado no relaciona
sus males con su verdadera causa.
Música para la relajación personal, técnicas de auto-hipnosis e
hiperventilación, efectos audiovisuales para lograr el equilibrio emocional,
hoy están al alcance de todos con sólo encender el receptor de radio o comprar
una revista en un quiosco.
Se proponen como liberadores de las angustias y tensiones, promotores del
desarrollo personal, cuando en realidad son elementos de alto riesgo que de no
ser empleados bajo la supervisión de un verdadero profesional pueden
convertirse en vehículos de esclavitud y dependencia, de limitación en un
verdadero desarrollo de la propia voluntad y por ende de la verdadera libertad.
Maduro y libre, no es aquel que alcanza la felicidad sin tan siquiera buscarla,
sin darse cuenta; de este modo alcanzan su plenitud los animales.
Madura, libre, verdaderamente humana felicidad, es la que se alcanza a través
de la búsqueda personal y plenamente libre de la propia perfección, perfección
que se alcanza a través del ejercicio de la virtud venciendo las limitaciones
de la propia debilidad y de los propios defectos.
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