El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, participó en un ritual pagano el 31 de octubre al interior del Palacio Nacional, y se sometió junto a su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, a una ceremonia de “limpia” con hierbas y humo.
De acuerdo al sitio oficial de López Obrador, la ceremonia fue un “homenaje a víctimas de la pandemia de COVID-19 con
ofrendas de pueblos originarios”, con ocasión de la próxima celebración
del Día de Muertos el 2 de noviembre.
El Presidente de México dijo que “con esta
ofrenda apegada a costumbres, que vienen de lejos, recordamos a los difuntos,
niños y adultos porque, según la tradición de todos los pueblos aquí
representados, la compañera rezadora mazateca de Oaxaca, el compañero
gobernador de un pueblo yaqui, representantes de todas las culturas de México, representantes
de todas las culturas de México según la tradición, y en esto hay
coincidencia, en estos días están más cerca de nosotros los difuntos, comiendo
y bebiendo lo que les gustaba, el pan y otros aditamentos y bebidas, lo que les
gustaba en vida, y también en estos días hay más acercamiento, más convivencia
con sus seres queridos”.
“Agradezco a las mujeres y los hombres de los
pueblos originarios, de las distintas culturas del México profundo que ha
participado en la creación y adorno de estos altares, y estarán en estos días pidiendo
al creador, a los dioses y a la naturaleza mediante rezos e invocaciones,
el descanso y la paz de los difuntos, así como la resignación y la tranquilidad
de los familiares y de los amigos”, dijo.
López Obrador anunció además que desde el 31 de octubre al 2 de
noviembre habrá “tres días de luto nacional
dedicados a recordar a todos nuestros difuntos y, en especial, a quienes han
perdido la vida a causa de la pandemia del COVID-19”.
“UNA VIOLACIÓN A LA
CONSTITUCIÓN”
En diálogo con ACI Prensa, el P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario
de la Arquidiócesis Primada de México, dijo que “seguramente
el Presidente piensa que esos ritos son una expresión neutra de folclor de las
comunidades indígenas pero no, son verdaderos actos religiosos paganos que al
financiarlos y realizarlos de manera pública constituyen una violación a la
Constitución y específicamente al Estado Laico, infracción que debería ser
sancionada por la Secretaría de Gobernación”.
El sacerdote mexicano, que durante 15 años fue director de Comunicación
de la Arquidiócesis de México bajo el gobierno pastoral del Cardenal Norberto
Rivera, cuestionó: “¿qué hubiera pasado si en
lugar de esos ritos ancestrales se hubiera celebrado una Misa? Hubiera sido un escándalo nacional y los laicistas se
hubieran rasgado las vestiduras”.
“Sin embargo, ante esta escandalosa violación al
Estado Laico no harán nada”, criticó.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos incluye
diversas normativas respecto a la laicidad del país, mientras que la Ley de
Asociaciones Religiosas y Culto Público asegura que “el
Estado mexicano es laico” y que “el Estado no
podrá establecer ningún tipo de preferencia o privilegio en favor de religión
alguna. Tampoco a favor o en
contra de ninguna iglesia ni agrupación religiosa”.
“ACTOS DE SUPERSTICIÓN
CONDENADOS POR LA IGLESIA”
El P. Valdemar indicó que con rituales como el celebrado por el
Presidente de México en Palacio Nacional “el riesgo
que se corre es el de volver al paganismo prehispánico. Eso denota una
evangelización deficiente, más que del pasado, del presente”.
“Si los católicos no tienen una buena
formación, es muy fácil que caigan en la confusión, el sincretismo y la superstición, como le sucede
al Presidente y su esposa, que siendo católicos, son a la vez sincretistas, lo
cual es irreconciliable con la fe cristiana”, dijo.
El sacerdote mexicano advirtió que estos rituales paganos “absolutamente no” pueden ser validados por la
Iglesia Católica, porque “son actos de superstición
condenados por la Iglesia”.
“Muchas personas piensan que son prácticas
inofensivas y que no van contra la fe, pero es un embuste del demonio, porque
no solo son un pecado grave, sino que a quienes las practican les pueden traer
muy graves consecuencias espirituales, psicológicas e incluso físicas”, señaló.
Rituales como el realizado por el Presidente de México, continuó, “deben ser un ejemplo de lo que no se debe hacer. Lo que
se hizo en Palacio Nacional, por cierto en un día 31 de octubre que es una
fecha emblemática para los satanistas, no fue una ceremonia de carácter
folclórico y cultural, sino verdaderos ritos paganos, idolátricos, que ofenden
la santidad de Dios y que abren las pautas al maligno que puede causar graves
daños a quienes los practican”.
Este tipo de celebraciones, indicó, “de ninguna
manera representan la fe del pueblo católico mexicano”, sino
que “se trata de una verdadera impostación del
paganismo”.
“Al fondo es una lucha contra la fe cristiana: se
restablece el paganismo porque se odia al cristianismo y se le busca suplir con
ritos paganos. Pero no olvidemos lo que nos dijo San Pablo, que todos los
dioses de los paganos son demonios. Por lo que hacer este tipo de ceremonias es
dar culto al demonio”, añadió.
El P. Valdemar subrayó que "los altares
de muertos u ofrendas, mientras no tengas elementos raros u esotéricos, son una
tradición que forma parte de
nuestra cultura, de recordar y honrar a nuestros antepasados difuntos. De hecho
todas las culturas los tienen, sin embargo se debe tener claro que los difuntos
no vuelven y no tienen sentidos corporales como olfato, tacto o gusto".
"Las ofrendas tienen un sentido emotivo al que
se le debe unir la plegaria y la oración por nuestros files difuntos. Pero nada
tienen que ver con supersticiones nocivas como las limpias", señaló.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
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