Quiero invitarte a ir un pasito más allá de un contenido para el apostolado, que sí que lo es, pero también puede ser un recurso muy aplicable para tu vida personal.
Más allá de que lo puedas usar
para una reflexión en tu comunidad o para estimular alguna meditación en tu
grupo de catequesis, intenta ponerte en el lugar de los protagonistas de este
video. ¡Empecemos!
Me parece que el video por sí
solo ofrece mucho para la reflexión, el diálogo e incluso el debate. Voy a
aventurarme a proponerte tres ideas y conceptos apostólicos que imagino, brotan
del corazón de cualquier cristiano medianamente sensible a las cosas
espirituales al ver esta situación.
Pero junto con eso, ofrecerte
una mirada más interior y menos desde la vereda del catequista o el agente de
pastoral. Esa sería la cuarta idea.
1. EL BUEN LADRÓN
En el Evangelio de san Lucas,
23,43 se hace referencia a un personaje que, habiendo metido las patas feo (al
punto de ser condenado a muerte por la justicia romana), utiliza sus últimas
palabras para reconocerse como pecador y al mismo tiempo, para reconocer a
Jesús como el verdadero Mesías.
La consecuencia de sus palabras, es que Jesús le promete la salvación de forma
inmediata al decirle: «En verdad te digo que hoy
estarás conmigo en el Paraíso». Es tanto que este «buen ladrón» tiene su propia fiesta religiosa el
25 de marzo.
Todos somos un poco «buenos ladrones». Nuestro
pecado no es tan grande como el amor de Jesús y si creemos en Él, somos
perdonados y reconciliados con Dios Padre.
Esa misma regla, se ve reflejada en estos presos, que habiendo obrado mal y
pagando la pena que corresponde por sus actos, cuando tienen la oportunidad de
enmendar sus errores, lo hacen de forma heroica.
Ojalá Dios nos dé la gracia a todos de poder enmendar
nuestras faltas no solo de palabra, sino con actos de
amor y entrega, como lo que hicieron estos hombres por su carcelero.
2. SIENDO MALOS, HACEMOS COSAS BUENAS
Es parte de nuestra naturaleza
humana ser buenos y malos al mismo tiempo. Somos un cacharro de greda a medio
camino en las manos del alfarero.
Ya lo dijo Jesús: «¿Quién de ustedes, si su hijo le
pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues
si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más
su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan».
EN MEDIO DE NUESTRA
FRAGILIDAD, PODEMOS OBRAR BIEN Y MÁS AÚN, ESTÁ EN NUESTRA NATURALEZA, CASI DE
FORMA INSTINTIVA HACER COSAS BUENAS.
Entonces, un par de hombres vestidos de naranjo como signo justamente de
aquellas cosas malas que han hecho, sin mayor meditación ni reflexión, actúan
conforme a lo que sienten y esos sentimientos son buenos, de amor y
reciprocidad.
De hecho, lo manifiestan de manera explícita cuando destacan los atributos
humanos y cordiales de su carcelero. Y que su acción es una expresión de cariño
mutuo por alguien que los trató con dignidad y respeto, aun cuando habían
obrado mal anteriormente.
3. SE PUEDE SER BUENA PERSONA Y AUN ASÍ METER LAS
PATAS FEO
La frase completa iría así: se
puede ser buena persona, amar al prójimo, tener un buen corazón y aun así haber
metido las patas feo.
Es algo así como un eslogan de
aquellos que intentamos vivir esta espiritualidad de la misericordia a la que
tanto nos ha invitado el papa Francisco:
«separar al
pecado del pecador».
Obviamente todas las acciones tienen un autor y los autores deben
hacerse cargo de sus actos. Sobre todo cuando son graves y condenables.
Pero aborrecer el pecado, no es sinónimo de aborrecer a aquellos que
cometen el mal. Ya sea por
fragilidad, tendencia psicológica, historia o la razón que sea. No estamos
llamados a aborrecer a nadie.
Más aún, cuando la vida y
nuestra fe, nos proponen un camino donde la conversión, el arrepentimiento y el
enmendar lo hecho, es el ABC de cualquier persona que busca caminar en
santidad.
Pero eso mismo, aterrizado a gente como nosotros, que comete errores (a veces a
propósito y a veces sin querer), no es buena idea condenar a nadie (ni a
nosotros mismos) de forma severa y tajante. Porque se puede ser buena persona y
al mismo tiempo meter las patas feo.
Eso nos muestran estos presos. Metieron las patas y pagan las consecuencias,
pero son buenas personas. Saben reconocer el valor de la
vida, no se aprovechan de las circunstancias a su favor y ofrecen ayuda a su
prójimo.
Hacen carne la parábola del buen samaritano. El hombre herido a la orilla del
camino, recibe ayuda de quien menos se espera.
4. AHORA MÁS ALLÁ DE LO APOSTÓLICO, VAMOS A LO
PERSONAL
Si bien como recurso para la
reflexión y el aprendizaje este video funciona genial, creo que va mucho mejor
como un mensaje espiritual que podemos tomar de parte de Dios para nuestras
vidas, en busca de relaciones saludables, fraternas y donde prime el amor.
Te
invito a pensar en personas concretas, con nombre, rostro, historia y sobre
todo con relación contigo. Personas que te hayan
lastimado o a las que tú hayas herido:
— El que te debe
plata
— Tu ex
— Esa persona
que te hizo imposible la vida
— Ese familiar
que tiene un pensamiento político completamente opuesto al tuyo
— Ese compañero
de trabajo que te hizo el ambiente laboral insufrible
— Ese
compañero/a de colegio que se burló constantemente de ti
— Ese jefe/a que
te hace pasar malos ratos injustamente a ti o a tus colegas
— Tus padres y
las cosas que hicieron mal contigo en tu infancia/adolescencia y que te hace
guardarles rencor
Y así, la lista puede ser
infinita, de personas que se han comportado objetivamente mal con nosotros, que
nos han perjudicado o hecho daño, o al contrario, a quienes les hemos hecho
mal.
¿ALGUNA DE ESAS ACCIONES LOS
VUELVE PERSONAS DE MENOR VALOR, MENOS DIGNAS, MENOS MERECEDORAS DE AMOR Y
PERDÓN?
¿Acaso ellos no
tienen también la posibilidad de hacer el bien sin recordarles lo malo que han
hecho como quitándoles mérito y despreciando sus acciones buenas?
Yo muchas veces he sido como esos hombres de uniforme anaranjado, pagando
justamente las penas por mis actos. Pero eso no quita que en mi interior hay un
hombre bueno, que ama, que desea el bien y que se conmueve frente al
sufrimiento del otro.
TE INVITO MIRAR SIN SESGOS NI
PREJUICIOS A LOS DEMÁS, AUN CUANDO SU REPUTACIÓN Y «ANTECEDENTES» NOS HAGAN
ESPERAR POCO O NADA DE ELLOS.
Así como el Señor espera lo
mejor de nosotros y nos da infinitas nuevas oportunidades, estamos llamados a
lo mismo con los demás.
Escrito por Sebastian Campos
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