HISTORIA DE UN JOVEN CATALÁN QUE PASÓ POR EL NAZISMO, EL NEOPAGANISMO NEW AGE Y EL ABORTO
Quim Rodríguez en la actualidad, cristiano que ha dejado atrás la oscuridad del culto a la fuerza, la violencia y el esoterismo
Joaquim
Rodríguez Ibarz, Quim, es un joven de
Alella (Barcelona) que explica a ReligionEnLibertad su paso por el mundo de la
violencia juvenil, el heavy metal violento, el neopaganismo y
el culto a la fuerza, la nueva era, el
aborto y su experiencia con lo sobrenatural maligno, que le
oprimió y esclavizó.
Dios
salió a su paso con varios signos pero pasó tiempo hasta que optó por Cristo y
se bautizó. Hoy persevera en la fe con un director espiritual, rezo del
rosario, oración de sanación y colaborando en obras de caridad. Nos cuenta su
historia, dice directamente, "para dar
gloria a Dios" y evitar que otros jóvenes queden atrapados en esas redes que alejan del amor de Dios.
UNA
FAMILIA SIN FE, SIN BAUTIZAR
"Nací en una familia indiferente y alejada de la fe, excepto quizá
por mi abuela materna, que era católica cultural, una mujer muy buena, pero
nada practicante", explica
Quim.
Sus padres estaban separados. "Ni me bautizaron ni hice la primera
comunión ni me formaron en nada de la
fe. Sin embargo, recuerdo que de niño visité la catedral de
Barcelona y noté algo que me cautivaba. ¿Quizá era la Presencia del Santísimo? Yo no sabía nada
de eso, pero entendía que era un lugar especial".
Desde
niño le gustaba el tema de la Edad Media, los
caballeros, lo épico... Empezó a leer a Tolkien con unos 10 años. Disfrutaba con películas como Braveheart (de
Mel Gibson) y Excalibur (de John Boorman, no adecuada para niños). Leía
y soñaba con historias del Rey Arturo.
Pero en
el colegio las cosas eran difíciles para él, porque otros niños se
burlaban y lo acosaban.
Quizá por
eso, para hacerse fuerte, en la adolescencia empezó a entrenar artes marciales,
incluyendo el uso de armas orientales. "Era una escuela de kung
fu taoísta y empezó a interesarme la espiritualidad oriental", recuerda.
EN
EL MUNDO DEL BLACK METAL: RABIA Y OCULTISMO
Al mismo
tiempo, a los 13 o 14 años, empezó a escuchar heavy
metal, y más adelante, black metal, con letras blasfemas, "con músicos que presumen, en distintos grados, de
practicar el satanismo. Yo creo que
me servía para expresar la rabia que llevaba dentro. Buscaba una identidad en
una tribu urbana. A los 15 fui a mi primer concierto de black metal, con un amigo".
En ese primer concierto, lleno de referencias satánicas,
desde el escenario le rociaron con una sustancia que imitaba la sangre. "Me pareció atrezzo, teatro... pero a
partir de entonces pasaron muchas cosas. Hoy me pregunto si aquella sustancia
podía ser alguna especie de bautismo maligno", comenta. Recordemos
que él nunca había sido bautizado.
Muchos
grupos de black metal utilizan simbología satanista o esotérica; todos aluden a
la rabia y la transgresión violenta
Ese black
metal le llevo a interesarse también por el paganismo
nórdico y céltico. "Los
estilos de metal del norte de Europa llevaban a eso. Tanto el metal satanista
como el neopagano tenían algo en común: su anticristianismo. A los 16 años yo
pensaba que la Iglesia era corrupta, pederasta, unos meapilas remilgados... Lo cierto es que no conocía a ningún
católico que me hubiera tratado mal. Pensaba así sólo por el entorno y los
medios", señala Quim.
"A los 17 empecé a simpatizar con el nazismo, por los grupos de
música que escuchaba en español y sobre todo en inglés. Me fueron
calando sus letras violentas", recuerda.
OBSESIONES
OSCURAS Y NUEVA ERA
Además, empezó a salir con una chica. "Había
algo oscuro en ella. La besé... y desde eso momento empecé a tener ataques de
ira incontrolable, desproporcionada, obsesiones..."
Durante 6
meses le pasaron cosas muy extrañas que no controlaba en su mente. "Me quedaba como vacío. Suspendí mis estudios porque
no podía estudiar. Antes no me iban mal. Era el año previo a la selectividad,
yo quería estudiar Biología, y no pude entrar. Tenía sensaciones espirituales
adversas, pero yo no sabía nada de la fe y me desconcertaba todo
mucho".
Para
intentar mejorar, empezó a acudir a terapeutas de la Nueva Era. "Empecé con el reiki, las piedras, runas nórdicas,
astrología, numerología, abrazaba árboles, llegué a ver y sentir “energías” y
auras, probé estramonio una noche en el bosque... Yo tenía unos
terapeutas de Nueva Era que no diré que fueran malas personas, pero estaban muy
extraviados".
El
esoterismo y la New Age utilizan las antiguas letras de los países escandinavos
(runas) para la adivinación, magia, "energías", etc...
También
fue a un psicoanalista que en vez de ayudarle "removió
cosas que no debía haber tocado y me dañaron".
UNA
LLAMADA DE DIOS: "SE ME ABRIÓ EL ENTENDIMIENTO"
Con 18 o
19 años, paseando ante la catedral de Barcelona, vio una serie de tenderetes de
antigüedades. Y de repente pensó: "¿Y si hay algo más puro y
más elevado que la naturaleza?"
"Fue como una llamada de Dios, se me abrió el entendimiento. Entendí
de golpe y porrazo que Dios existía. Que Él era bueno, que Él era puro", explica
Quim.
Pero le
asustaban las implicaciones, porque eso significaba que tenía que cambiar de
vida. "Me quedaba grande. Yo quería seguir yendo a
peleas, vivir la vida, seguir con mis golferías".
Además,
no había nadie para orientarle. Un día le dijo a sus amigos: "oye,
que me he dado cuenta de que Dios existe". Pero se lo tomaron a risa. Sólo conocía ateos y gente de Nueva Era.
SER
MUY FUERTE, CHICAS, ALCOHOL Y BUSCAR PELEAS
Rechazó a
Dios y se atascó así en una etapa más oscura aún, de dos o tres años. Salía con chicas muy quebrantadas porque le resultaba fácil así acceder a
ellas. Leía a Nietzsche y quería ser un superhombre, "muy fuerte, el rey de la selva". Iba con otros
jóvenes a fiestas, bebían y buscaban a otros grupos que buscaban pelea. "Para colmo, yo tomaba una medicina que hacía
reacción con el alcohol y era peor".
"Empecé a ir a conciertos y
fiestas con gente violenta, ultras,
como los Boixos Nois, ligados al fútbol, aunque el fútbol a mí no me
interesaba. Yo buscaba la pelea y la moda skin. Buscaba la adrenalina de ir en
grupo sabiendo que podía haber violencia",
describe.
La
policía lo detuvo varias veces. "Llegué a
tener 4 o 5 juicios abiertos a la
vez". Una noche los policías le maltrataron seriamente en el
calabozo. "Y despertó en mí un odio
infernal, negro, no meramente humano, que me consumía. Ese odio se extendía a cualquiera
que me hubiera hecho algo alguna vez".
Los
padres de Quim intentaban ayudarle y serenarle. Sin embargo, incluso cuando él
intentaba evitar líos se encontraba ya en esta época que "me venía
gente a saco contra mí, era surrealista".
A los 21
años, en 2010, en la noche de San Juan, en la playa del Masnou, Quim quedó con
unos amigos que no aparecieron, así que se puso a beber mucho con unos
desconocidos que luego se fueron y le dejaron solo. En ese momento "llegó un grupo de 20 o más y me dieron una paliza de las buenas. Fue entonces
cuando ya de verdad me dije: 'estoy harto de peleas, de odio y de
rencor'".
UNA
NUEVA VIDA EN OTRA CIUDAD... DAÑADA POR EL ABORTO
Se mudó a
Valls, cerca de Tarragona, donde empezó un curso y conoció a una chica que le
trataba bien. Lejos de la violencia física y las peleas, su vida parecía ganar
serenidad. Pero otras formas de
violencia más sibilina se instalaron en su vida.
Una
violencia que dañó su vida fue la del aborto a los 23 o 24 años. "Mi novia abortó. Yo diría que casi empujé al aborto
a mi novia, por mi omisión. Lo decidimos así, pero a partir de abortar se murió el
amor entre nosotros,
sólo quedaba algo de afecto".
Por otro
lado, empezó a explorar el mundo del
nazismo más intelectual. "Yo iba a sus
redes de militancia y leíamos mucho del tema anti-judío. En estos grupos buscan
un origen racial a todo tipo de problemas que en realidad son espirituales,
que tienen que ver con el bien y el mal en las personas. Luego he visto que
algunos amigos de esa época se iban acercando a la fe. Eso se da a veces cuando
se busca la verdad, la belleza, el bien, sin quedarse en
pseudomaterialismos", razona Quim.
El culto a la fuerza, y la idea esotérica de "nosotros somos muy
especiales y tenemos conocimientos ocultos" son atractivos para muchas
personas en el nazismo esotérico
Exploró también un nazismo esóterico, lleno de espiritualidad gnóstica o
luciferina. Sus
conocidos en ese ámbito le hablaban de "autodivinizarse",
de ser "el propio dios". Todo
eso no hacía sino potenciar su soberbia.
Sin
embargo, cuanto más leía a los autores nazis o neonazis, menos le convencían
sus explicaciones sobre lo que está mal en el mundo. "Encontré algunos
pensadores de los años 30 y 40 que simpatizaban con ideas cristianas, como el
rumano Corneliu Codreanu, por
ejemplo. Y eso me hizo interesarme por el cristianismo", señala.
Hay que recordar que Quim no recibió ninguna formación cristiana y le resultaba
algo ajeno y desconocido.
Por
primera vez, empezó a leer el Evangelio, por su cuenta,
pensando aplicarlo según los modelos nazis. Por ejemplo, intentando negar que
Jesús era judío, considerándolo ario. Pero no cuadraba.
EL
PODER DEL PADRENUESTRO
Con 25
años, de vuelta a Alella, se aprendió de memoria el
Padrenuestro. "Lo memoricé y empecé a recitarlo todo el día. Me di cuenta
de que notaba un alivio espiritual, aliviaba mis sufrimientos. Sentí
además que el odio y los rencores se iban. Y entendí que no todo ese odio
procedía de mi interior, sino que parte tenía un origen maligno, externo a
mí".
Además, conoció a un ex-nazi que ahora era cristiano. "Era la persona más
culta que conocía en ese momento. Yo me
preguntaba: '¿cómo puede ser cristiano este, con todo lo que sabe' Me ayudó a
quitarme muchos prejuicios nazis o nietzschianos. Por ejemplo, es
falso que el cristianismo sea una religión para débiles, de flojuchos sin
hombría. El cristianismo es una lucha espiritual, épica, contra el
mal y las pasiones. ¡Es lo más propio de un hombre!"
UNA
EXPERIENCIA DEL AMOR DE LA VIRGEN MARÍA
El
impulso definitivo hacia esta religión de hombría firme se lo dio la Mujer más
influyente de la historia.
"Una noche estaba durmiendo y en sueños vi a la Virgen. Era
una figura femenina, con una luz dorada, llena de amor y yo sabía que era la
Virgen. Me sentí lleno de amor, y cuando desperté seguía lleno de amor. No era solo un sueño,
era algo real que me cambió por dentro. Creo que ese fue el momento real de mi
conversión".
Sin saber
casi nada de liturgia o de la Iglesia, empezó a ir a misa a una congregación
que le recomendaron. "En esta fase el
demonio empezó a hostigarme bastante fuerte, quizá porque veía mi conversión. Me venían ataques de miedo, veía
imágenes inquietantes, me ahogaba, me venía angustia... yo tenía claro que era
todo de origen maléfico. Yo quería visitar a un exorcista pero mi familia no
quería, pensando sería como en la película de miedo".
Le ayudó
su amigo Marc -él mismo con una historia de descubrimiento de la fe- quien le
presentó un sacerdote. "Una noche, en un
ataque de esos, le dije a Marc que me llevara a la parroquia a hablar con ese
cura. El sacerdote me hizo unas bendiciones, todo paró y sentí una
gran paz".
BAUTIZO
A LOS 27 AÑOS Y VIDA NUEVA EN CRISTO
Se
bautizó en 2015 en Sant Celoni, con 27 años, tras dos años de formación, con el
nombre de Joaquín Maria, en honor a la Virgen.
Ya en la
Iglesia recibió oraciones de liberación "que
me han ido muy bien". También se consagró a la Virgen según el método de San Luis María Grignion de Monfort.
Actualmente reza el rosario cada día, tiene director espiritual y está a
caballo entre varias comunidades cristianas. "Por mi trabajo, voy a misa a
distintos sitios. Hago varios voluntariados. He estado con las calcutas del
Raval de Barcelona y con Jóvenes
de San José", explica.
Con
Dios todo se ve de otra forma.
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