El P. Matteo Galli aseguró que Jesús está lleno de
compasión por nosotros y al ver nuestro dolor nos cuida y nos consuela, durante
la homilía de la Misa fúnebre de dos niños mellizos de doce años que fueron
asesinados por su papá en Italia.
“Jesús nos ama así y está lleno de compasión,
ve nuestro dolor y nos consuela. Lo hace hoy con extrema ternura acogiendo a Elena y a Diego mientras
los llama a jugar y a crecer en ese jardín estupendo que es su paraíso, que es
su corazón, su amor”, dijo el sacerdote el sábado 4 de
julio en el campo deportivo de la localidad de Gessate, en la provincia
italiana de Milán, ante unas tres mil personas que acompañaron los funerales.
Elena e Diego, i
due gemellini uccisi.
Riposate in pace piccoli angeli ❤️ pic.twitter.com/9cslVjYWo7
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— 𝐀𝐥𝐞𝐬𝐬𝐚𝐧𝐝𝐫𝐚 🖤⚪
(@AleJuventina92) July 3, 2020
Según informan medios locales,
Mario Bressi de 45 años asesinó a sus hijos mellizos Elena y Diego la noche del
26 y 27 de junio, para luego quitarse la vida lanzándose de un puente.
Mario llegó con sus hijos hasta el pequeño poblado de Margno, donde
viven unas 400 personas y donde iba a pasar dos semanas de vacaciones con
ellos. Llegó sin la madre de los mellizos porque la relación no iba bien y
pensaban separarse.
Daniela Fumagalli, la madre, fue quien encontró los cuerpos sin vida de
los pequeños que habrían sido estrangulados por Mario mientras dormían.
De acuerdo al diario Avvenire
de los obispos italianos, Mario le envió un mensaje de texto a Daniella en el
que le decía “No los verás nunca más”.
En su homilía, informa la agencia italiana
SIR, el P. Galli
destacó que “Dios está al inicio y al final de todo, como un madre que abre y cierra la jornada de sus hijos.
En esa jornada hay alegrías y dolores, fatigas y metas, errores y conquistas,
pero son siempre sus hijos y los mira con amor y los custodia”.
“Esto significa que todo está en las manos de Dios,
también
nuestras lágrimas, nuestros fracasos, nuestra muerte y por eso solo
Jesús viene a nosotros y nos dice:
‘Levántate’”.
El sacerdote resaltó también que la compasión de Jesús “no deja solo a quien está en la prueba” y es “el dique que detiene el mal excesivo, la represa que
contiene el sufrimiento y la maldad para derrotar su poder devastador. La
compasión atraviesa el dolor y hace brotar nueva vida, abre la
posibilidad de un nuevo comienzo”.
Ante este tipo de tragedias, indicó el presbítero, “parece extraño o difícil creer en el paraíso, pero si no
estamos atentos nos arriesgamos fácilmente a creer solo en el infierno, porque
sufrimos y lo esperamos para otros. Para vivir en el paraíso es necesario
elegirlo, vencer todo miedo, incluso el de la muerte”.
“Haciendo esta opción uno lleva esto en el ánimo y
puede tener un corazón bueno y listo para el bien. Es la paz que el Señor
quiere para cada uno de nosotros, que la da a Diego y a Elena, que la quiere
ofrecer a Daniela (la madre) y a sus seres queridos y amigos, que la da cada
uno de nosotros si comenzamos a optar por el paraíso ya aquí en la tierra para
irnos ganando el cielo”.
Finalmente el P. Galli alentó a “hacer
siempre bien el bien, verdadera arma para vencer todo mal”.
El Arzobispo de Milán, Mons. Mario Delpini, escribió un mensaje a los
jóvenes de Gessate en el que les dice que “los
ángeles son los amigos que tienen un mensaje para ustedes de parte de Dios.
Entre los ángeles están ahora también Elena y Diego”.
En su misiva, dada a conocer por Avvenire, el Prelado resalta que “cuando
el tentador, el señor de las tinieblas, les sugiere vivir con angustia cada
noche por temor a la insidia, cuando les sugiere mirar con sospecha a toda
persona, por temor a una amenaza, aprendan a escuchar a los ángeles, aprendan a
escuchar a Elena y Diego”.
“Ellos les hablarán de su alegría ante Dios, les
dirán que el paraíso es la casa donde se enjuga toda lágrima y donde ya no hay más
muerte”, subrayó el Arzobispo de Milán.
SIR también dio a conocer algunos pasajes de la carta escrita por
Daniela para sus hijos y que fue leída en los funerales.
“Mientras pueda emocionarme oyendo sus nombres
Elena y Diego, sabré que esta enorme violencia e injusticia no ha ganado. Me
harán tanta falta”, escribe la madre.
“No logro todavía darme cuenta que no podrá verlos,
abrazarlos, escuchar su voz que dice ‘mamá’. Los abrazo y les digo que todo estará bien, pese al mal
que han sufrido”.
“He sido afortunada de ser su mamá –concluyó Daniela– y pido a todos que los recuerden
sonriendo y no entre lágrimas”.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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