José es párroco del santuario de O Corpiño desde
2012 y exorcista de la diócesis desde 2014
A este templo gallego llegan
tradicionalmente muchas personas que creen estar poseídas.
El joven
sacerdote José Criado es el párroco del santuario de Nuestra
Señora de O Corpiño en Lalín, el
lugar mariano más visitado de toda Galicia y al que acuden más de 150.000
fieles cada año. Este templo ha estado históricamente relacionado para los gallegos
como un lugar en el que pedir a Dios y a la Virgen milagros, curaciones y
también la expulsión de los malos espíritus, el “meigallo”,
que dicen allí.
De este
modo, el santuario siempre ha estado muy vinculado a los exorcistas. De hecho, este párroco es el exorcista de la diócesis de Lugo, y cada día recibe a personas que creen
estar poseídas o influidas por el demonio. Tantas que apenas tiempo para otras
muchas cosas. Sin embargo, asegura que en el “99% de las veces
no es necesario un exorcismo”.
UN
SERVICIO A LA GENTE QUE TANTO SUFRE
En una
entrevista en El Español y
otra anterior en El Progreso, este
sacerdote asegura que no es exorcista por elección. “Es algo
complicado, difícil, pero yo lo asumí porque me lo pidió el obispo. Lo acepté, aunque no era mi voluntad. También lo asumo
como un servicio a la gente que tanto sufre a causa de influencias malas en su
vida”, explica.
En 2012
fue nombrado párroco del santuario de O´Corpiño y en 2014 exorcista de la
diócesis. En estos cuatro años ha tenido tiempo de ver en
bastantes ocasiones el enorme mal que el demonio hace en las personas.
Asumir el
cargo no fue fácil. José Criado asegura que “tuve
un tiempo de formación en Roma y después estuve mes y medio en Madrid,
adquiriendo experiencia práctica con un exorcista”. Sin embargo, se ha
sorprendido de cómo reaccionó durante los primeros casos a los que se enfrentó.
“Mantener la calma no es fácil. Al principio no sabía cómo reaccionar en
algunos casos, pero siempre seguí con la oración hasta el final, pese a
que el maligno actúa de formas muy diferentes”, cuenta.
SITUACIONES
DIFÍCILES
El
sacerdote de este santuario gallego afirma que existen “situaciones
difíciles, que te desbordan, en las que la persona vomita, en las que la
persona manifiesta muchísima rabia, muchísimo odio, una fuerza a veces
sobrenatural. Pero bueno, nadie se sube
por las paredes, ni le da vueltas la cabeza, ni nada. Si eso ocurriera, me temo
que esa persona fallecería”.
Don José
realiza una media de dos exorcismos al mes, pero son muchas las personas a la
que recibe. En la entrevista, asegura que “todos los días
hablo con muchísima gente que viene al santuario y les escucho. Pero en el 99,9% de los casos la gente no está poseída. Les escuchas,
les analizas, pero muchas veces no se puede, en ese sentido, hacer nada por
ellos. Les remito al médico, al psicólogo o al especialista que corresponda”.
Para
realizar el exorcismo primero hay que agotar todas las vías posibles. Este
exorcista cuenta que “gracias a Dios hay muy pocas
posesiones”, pero un elemento clave es que “nunca se debe
hacer un exorcismo sin tener un informe psiquiátrico y otro psicológico que corrobore que la persona no tiene ninguna enfermedad
ni psiquiátrica ni psicológica”.
Hay
varios síntomas que ayudan al sacerdote a detectar que una persona está
poseída. José Criado afirma que “lo primero es el
rechazo a todo lo sagrado. El segundo requisito se produce cuando yo le leo a
la persona esta oración de discernimiento. Es el exorcismo de León XIII, una oración en latín, que
me ayuda a ver si hay alguna manifestación diabólica en esa persona”.
Después aguarda si hay alguna reacción, y repite la oración. También utiliza el
agua bendita y vuelve a rezar.
ASÍ
SE VENCE AL DEMONIO
Durante
la oración, que es el ritual propiamente dicho, este sacerdote nunca está solo.
Siempre hay alguien que acompaña a la persona y también personas que rezan. “En la oración, la persona se sienta o se tumba y se
comienza a orar según el Ritual. Hay dos, uno en castellano y otro en latín. Se
puede utilizar el que el exorcista prefiera, yo los utilizo indistintamente y
mi experiencia es que no hay diferencia. El mal, si está, responde igual al
latín que al castellano. Es verdad que en algunos casos utilizo el
latín porque la persona no lo entiende y yo puedo obtener pistas sobre si
pudiera estar poseída o no”.
Criado
explica la importancia de no parar la oración una vez haya comenzado. “Es una oración seguida. Algunas veces se habla
directamente contra el maligno, que es propiamente el rito del exorcismo, y
otras se pide a Dios que proteja a esa persona. También se utilizan
sacramentales, como el agua bendita y una cruz, y a veces estampas de la Virgen
María”.
Las
sesiones pueden durar alrededor de una hora y la liberación de la persona “depende su fe”. Este sacerdote gallego asegura
que “la liberación puede tardar en producirse un
año o dos, es un proceso largo y difícil. Yo repito estos rituales semanalmente y ya he
liberado a muchas personas”.
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