JEREMY DAVIES, MÉDICO Y EXORCISTA, CON
CARGO OFICIAL EN LONDRES DESDE 1987
El padre Jeremy Davies lleva desde finales de los
años 70 en el mundo de los exorcismos y la oración de liberación.
Jeremy
Davies es, desde 1987, el exorcista de
la diócesis de Londres. Fue ordenado sacerdote en 1974. Y antes era médico.
En su juventud buscaba curar y aliviar y liberar el cuerpo de los enfermos.
Pero cuando empezó a trabajar los temas de liberación y exorcismo se volcó en
liberar almas y mentes de la opresión de lo demoníaco.
Ya a
finales de los años 70 participaba en oraciones de liberación y en exorcismos
en la diócesis de Westminster. El cardenal Basil Hume le
encomendó el cargo oficial de exorcista en 1987. Hoy ejerce este ministerio cada semana en una parroquia
católica del centro de Londres.
Se había
licenciado en medicina en 1968 y había ejercido la medicina en
lugares remotos de África. Allí encontró extrañas molestias en sus pacientes.
Después, ya ordenado sacerdote en 1974, encontró en Londres que “todo tipo de personas” venía a verle con
inquietudes, y algunos, efectivamente, estaban “poseídos
o afectados”, explica al National Catholic Register.
Hoy tiene
más de 80 años y ya no pastorea una parroquia. Su mente sigue ágil y se
mantiene bien de salud. Sus modales son los de un médico tranquilo y sereno.
Como médico y como cura, sabe que su primer deber es escuchar y entender al
paciente, al alma atribulada.
"LA
CREENCIA EN SATÁN, ÁNGEL CAÍDO, ES PARTE ESENCIAL DE LA REVELACIÓN"
“Cada parte de la Revelación es importante y esencial. La creencia en
Satán como ángel caído, y de hecho como líder de los ángeles caídos, es una
parte esencial de la Revelación divina”, afirma,
cuando le comentan casos de eclesiásticos que dudan de la existencia real de
Satanás.
Entrevistado
unos días antes de Halloween, el exorcista de Londres advierte contra ciertos
juegos y riesgos. Algunos, dice, “empiezan jugando
juegos, pero puede llevar a la gente a no creer en el demonio y en los
espíritus malignos, y eso, a su
vez, puede llevar a una pérdida de la fe cristiana”. Y añade: “jugar con el mal bajo el pretexto de que no es real es
permitir al demonio entrar”.
Pero el
mal también puede entrar cuando hay un interés malsano en lo
oculto, llevando a “una intrusión de influencia demoníaca” al crecer en fascinación por ello.
TONTEAR
CON LO OCULTO ES PELIGROSO
El padre
Davies afirma que tontear con lo oculto, incluso si es con poca profundidad,
puede ser “mortal”. Cualquier “tolerancia de prácticas ocultas es parte de un terrible
engaño”. Es pecado, y aleja al alma de Dios.
Hay otros
pecados, advierte, que pueden estar “particularmente
vinculados” a lo sobrenatural maligno, entre los que apunta al aborto,
la pornografía y los pecados sexuales.
Ante el
Halloween paganizado él propone “avisar al mundo no
sólo que evite Halloween, es también una oportunidad para hablar a la gente de
Cristo”.
SACRAMENTALES
Y LLENARSE DE ESPÍRITU SANTO
En una entrevista previa en 2017, Davies explicaba que una persona liberada de la
actividad especial de lo demoníaco (de opresión, obsesión o posesión) debe
entender que debe vivir en un estado de “combate espiritual” y
no debe caer en la pereza o el letargo espiritual. “Lo más importante para cada persona es combatir en esa lucha”, insistía.
Una persona debe estar llena de Espíritu Santo -y rechazar el pecado- para
mantenerse protegida. Eso es un trabajo cotidiano de cada cristiano. Propone aferrarse a la oración, los sacramentos, leer orando las Sagradas
Escrituras, el uso de sacramentales (agua bendita, etc…) El combate
espiritual es un hecho cotidiano.
MÁS
EXORCISTAS Y MEJOR CONECTADOS
Cuando
empezó su carrera de exorcista, los exorcistas eran pocos y casi no se conocían
entre ellos. Pero en los últimos 30 años las cosas han cambiado. En 1990 colaboró con otros
5 sacerdotes, incluyendo al ya difunto padre Gabriele Amorth, exorcista oficial
de la diócesis de Roma, para crear la Asociación Internacional de
Exorcistas Católicos.
Hoy, esta
asociación tiene una convención internacional en Roma cada dos años. Los exorcistas británicos tienen una convención anual en la que se reúnen
y comparten experiencias. Londres tiene varios exorcistas, con ayudantes laicos, y
colaboran entre ellos, aunque sus nombres no se difunden al gran público.
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