Tras la promulgación del decreto vaticano que
indica que la Iglesia universal concede una indulgencia plenaria especial a los
enfermos por coronavirus COVID 19, profesionales de la salud, familiares y
todos aquellos que se involucren en la lucha contra la epidemia, el Cardenal
Mauro Piacenza describió más detalles de esta decisión.
En una entrevista concedida a Vatican News,
el penitenciario mayor del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica, el Cardenal
Mauro Piacenza, explicó que el decreto publicado el 19 de marzo concede la
indulgencia plenaria con motivo de la emergencia de la pandemia.
En primer lugar, el Cardenal Piacenza reconoció que “es evidente para cada uno de nosotros la crisis que
estamos atravesando en este momento, lamentablemente ahora en muchos países del
mundo” y relató que en algunas partes de Italia se vive una situación de
emergencia porque “hay hospitales que corren el
riesgo de no poder recibir a los enfermos, hay enfermos que se ven obligados a
vivir en aislamiento y, por desgracia, también a morir sin el consuelo y la
cercanía de sus seres queridos, hay enfermos que carecen de la cercanía de un
sacerdote para la unción de los enfermos y la confesión, hay muchas personas en
cuarentena y ciudades enteras cuya población debe permanecer encerrada en sus
casas debido a los reglamentos emitidos por las autoridades para contener el
contagio”.
Por ello, “la Penitenciaría, actuando al
servicio del Papa y con su autoridad, ha emitido el
decreto sobre las indulgencias” ya que “la naturaleza extraordinaria de este tiempo requiere
medidas extraordinarias para ayudar, estar cerca, consolar, asistir, para que a
nadie le falte nunca la caricia de Dios ante el sufrimiento y la perspectiva de
una muerte inminente”.
En esta línea, el Purpurado explicó que esta decisión “ofrece indulgencia plenaria a todos los pacientes con
coronavirus que están en hospitales o en cuarentena en casa. También se ofrece,
en las mismas condiciones, al personal sanitario, a los familiares y a quienes
cuidan de ellos. Además, se ofrece indulgencia a todos aquellos que, con
ocasión de esta pandemia, rezan para que se detenga, rezan por los que sufren y
por aquellos a los que el Señor ha llamado a sí”.
De este modo, el Cardenal Piacenza describió que las condiciones para
recibir la indulgencia plenaria que se piden a los enfermos y a quienes cuidan
de ellos son la unión espiritual “siempre que sea
posible, a través de los medios de comunicación, a la celebración de la Misa o
al rezo del Rosario o del Vía Crucis u otras formas de devoción” y
añadió que “si esto no es posible, se les pide que
reciten el Credo, el Padre Nuestro y una invocación a María”.
En cambio, para “todos los demás, los que
ofrecen oraciones por las almas de los muertos, por los que sufren, e invocan
el fin de la pandemia, se les pide, cuando es posible, que visiten el Santísimo
Sacramento o la Adoración Eucarística” o bien, “la
lectura de las Sagradas Escrituras durante al menos media hora, o el rezo del
Rosario o del Vía Crucis”.
“Como es evidente para todos, la recitación de
oraciones y la lectura de la Biblia se puede hacer sin moverse de casa y, por
ende, en pleno cumplimiento de las normas para contrarrestar la propagación del
contagio”, agregó.
Asimismo, el penitenciario mayor describió que, si bien, el decreto se
refiere a los pacientes con coronavirus “debido a
la emergencia general que estamos experimentando”, la indulgencia
plenaria especial “se extiende a todos los
enfermos, porque todos los enfermos de los hospitales de hoy en día están
experimentando las consecuencias de la emergencia de la pandemia de una manera
u otra”.
Por último, el Cardenal Piacenza explicó que de acuerdo con el Código de
Derecho Canónico “la absolución colectiva, sin confesión
individual, siempre puede darse en peligro inminente de muerte, o en caso de
grave necesidad”.
“Como Penitenciaría Apostólica hemos dejado claro
que, especialmente en los lugares más afectados por el contagio y hasta que el
fenómeno haya vuelto, los casos de grave necesidad se repiten. Y así los
obispos diocesanos, por el bien de las almas, pueden tomar decisiones en este
sentido, como pueden hacerlo en casos de necesidad repentina de los sacerdotes,
advirtiendo a su obispo o informándole lo antes posible después de administrar
el sacramento. Se puede pensar en absoluciones colectivas a las puertas de los
pabellones de los hospitales donde los fieles infectados corren peligro de
muerte, implicándolos en la medida de lo posible”, advirtió.
Por último, el purpurado indicó que durante este periodo de emergencia
la confesión individual es posible administrarla personalmente siempre y cuando
“se respeten plenamente las normas para contener el
contagio y, por lo tanto, a la debida distancia con el uso de máscaras,
obviamente siempre preservando el secreto sacramental”.
Redacción ACI
Prensa
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