El Papa Francisco recordó este miércoles 11 de
marzo a la madre cristiana Asia Bibi, quien estuvo encarcelada 9 años en
Pakistán acusada de blasfemar contra el islam.
El Pontífice se refirió a ella durante la Misa celebrada este miércoles
11 de marzo en la Casa Santa Marta. Francisco explicó que las persecuciones
contra los cristianos son obra del diablo: “No los
matan, sin más. No. Los hacen sufrir, y buscan humillarlos por todos los
medios, hasta el final”.
Así fue el caso de Asia Bibi: “9 años en la
cárcel, sufriendo la rabia del diablo”.
Es la misma actitud que los enemigos de Jesús tuvieron cuando lo
llevaron a la Cruz: no se limitaron a asesinarlo,
sino a destruirlo moralmente mediante el insulto, mediante la rabia. “Los dos
ladrones que estaban crucificados con Jesús fueron condenados, crucificados y
los dejaron morir en paz. Nadie los insultaba, no les interesaba”.
“El insulto se dirige sólo contra Jesús. Jesús dice
a los apóstoles que será condenado a muerte, pero será ridiculizado, flagelado
y crucificado. Harán burla de Él”, explicó
el Santo Padre.
La condena contra Jesús “no es solo una
condena a muerte. Es más. Hay humillación. Hay rabia. Y cuando hay rabia en la
persecución de una persona, está el demonio”.
El Pontífice advirtió de que “el demonio
actúa con dos estilos: las seducciones, las promesas del mundo, como quiso
hacer con Jesús en el desierto. Seducirlo, con la seducción hacerle cambiar los
planes de la redención. Y si esto no va: la rabia. No tiene términos medios el
demonio. Su soberbia es tan gran grande que trata de destruir y destruir
disfrutando de la destrucción con rabia”.
Recordó que esa forma de actuar del demonio, con esa rabia, ya figura en
el Apocalipsis, donde el dragón, el demonio, “quiere
engullir el Hijo de la mujer que está por nacer”.
Por ello, el Papa pidió “no confundir una
simple persecución social, política, religiosa, con la rabia del diablo. El
diablo se enrabia para destruir”.
El Santo Padre señaló que la Cruz de Cristo ya había sido profetizada en
el Libro de Jeremías y anunciada a los apóstoles por el mismo Cristo.
“La primera lectura, un fragmento del Libro de
Jeremías”, comenzó el Papa, “es una verdadera profecía sobre la Pasión del Señor.
¿Qué dicen los enemigos?: ‘Venid, obstaculicémoslo cuando hable (…). No
escuchemos sus palabras’. Pongámosle obstáculos. No dice: ‘Peguémosle,
echémoslo fuera’. No: Hacerle difícil la vida. Atormentarlo”.
Francisco aseguró que “en el sufrimiento del
profeta hay una profecía sobre Jesús. El mismo Jesús en el Evangelio nos habla
de eso. ‘Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a
los sumos sacerdotes y escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los
gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle’”.
Sin embargo, el Pontífice también advirtió de la trampa que ofrece el
mismo diablo para escapar de su burla: el espíritu
mundano.
Ese espíritu mundano es el que se encuentra detrás de la petición de la
madre de los Zebedeo, cuando pide a Jesús que sus hijos, los apóstoles Santiago
y Juan, se sienten uno a su derecha y otro a su izquierda en el Reino de los
Cielos.
“Jesús habla de humillación, de su destino. Allí le
piden apariencia, poder. La vanidad. El espíritu mundano es precisamente el
camino que el diablo ofrece para alejarse de la Cruz de Cristo”, advirtió. “La realización personal, el
carrerismo, el éxito mundano. Son todos caminos no cristianos. Son todos
caminos para cubrir la Cruz de Jesús”.
Por eso, pidió “que el Señor nos de la
gracia para saber discernir cuándo está el espíritu que quiere destruirte con
la rabia, y cuándo el mismo espíritu quiere consolarte con las apariencias del
mundo, con la vanidad”.
“Pero no lo olvidemos: cuando hay rabia, está el
odio, la venganza del diablo desencadenado. Es así hasta hoy en la Iglesia.
Pensemos en cuántos cristianos son cruelmente perseguidos. Estos días los periódicos
hablaban de Asia Bibi.
El Papa Francisco finalizó su homilía pidiendo “que
el señor nos de la gracia del discernir el camino del Señor, que es la Cruz,
del camino del mundo que es vanidad, apariencia, maquillaje”.
Redacción ACI Prensa








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