«La
Palabra de Dios es clara»
En su homilía
predicada en la Misa de ayer en Santa Marta, el papa Francisco volvió a
recordar que la existencia real, y no meramente simbólica, de Satanás, es parte
de la fe católica. Es exactamente lo contrario a lo que sostiene el P. Arturo
Sosa, Prepósito General de la Compañía de Jesús.
(InfoCatólica) El Pontífice se refirió a la
existencia del diablo de la siguiente manera en su homilía de ayer:
¿Y de qué
tiene envidia el diablo? De nuestra naturaleza humana. ¿Sabéis por qué? Porque el Hijo de Dios se hizo uno de nosotros. Y eso no puede
tolerarlo, es incapaz de tolerarlo. Y entonces destruye. Esa es la raíz de la
envidia del diablo, es la raíz de nuestros males, de nuestras tentaciones, es
la raíz de las guerras, del hambre, de todas las calamidades del mundo.
Y:
Quisiera que cada uno pensase
esto: ¿por qué hoy en el mundo se siembra tanto
odio? En las familias, que a veces no pueden reconciliarse, en el
barrio, en el lugar de trabajo, en la política... El sembrador del odio es ese.
Por la envidia del diablo la muerte entró en el mundo. Algunos dicen: “Pero padre, el diablo no existe, es el mal, un mal tan
etéreo”. Pues la Palabra de Dios es clara. Y el diablo la tomó con Jesús, leed
el Evangelio: tengamos fe o no la tengamos, está
claro.
No es la primera vez
que el Papa enseña claramente la doctrina católica en este asunto.
Sin embargo, en dos
entrevistas concedidas a medios de comunicación, el P. Arturo
Sosa, al frente de la Compañía de
Jesús, pretende precisamente que la figura del diablo es
mítica.
En junio del 2017 declaró en
una entrevista concecida al diario
El Mundo que «hemos hecho figuras
simbólicas, como el diablo, para expresar el mal».
Y en agosto de este año, aseguró que el
demonio existe «como una realidad simbólica».
A día de hoy, nadie con autoridad en la Iglesia ha obligado al P. Sosa a retractarse de sus declaraciones heterodoxas.
EXISTENCIA DEL
DIABLO
Detrás de la elección
desobediente de nuestros primeros padres se halla una voz seductora, opuesta a
Dios (cf. Gn 3,1-5) que, por envidia, los hace caer en la muerte (cf. Sb 2,24).
La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven en este ser un ángel
caído, llamado Satán o diablo (cf. Jn
8,44; Ap 12,9). La
Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios. Diabolus enim et alii daemones a Deo quidem
natura creati sunt boni, sed ipsi per se facti sunt mali ("El diablo y los otros demonios fueron creados por
Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos")
(Concilio de Letrán IV, año 1215: DS, 800).
(Catecismo de la Iglesia Católica, 391)
(Catecismo de la Iglesia Católica, 391)
Y:
El mal no es
solamente una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo,
espiritual, pervertido y perversor. Terrible
realidad. Misteriosa y pavorosa. Se sale del cuadro de la
enseñanza bíblica y eclesiástica quien se niega a reconocer su existencia;
o bien quien hace de ella un principio que existe por sí y que no tiene, como
cualquier otra criatura, su origen en Dios; o bien la explica como una
pseudorrealidad, una personificación conceptual y fantástica de las causas
desconocidas de nuestras desgracias.
(Catequesis de
San Pablo VI, Papa, en la audiencia general del miércoles 15
de noviembre de 1972)
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