viernes, 3 de mayo de 2019

(248) SÚPLICA A SAN PÍO V EN TIEMPOS DE APOSTASÍA


“Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad […] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre […] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad“  (Lumen Gentium, 49)
En tiempos de “turbulencia”, tanto para quienes emprenden viajes aéreos como para todos los que espiritualmente buscamos llegar al Cielo a través de este valle de lágrimas, lo fundamental es ante todo, no perder la serenidad, para nada reñida con la comprensión lúcida de la gravedad de esos momentos.  
Y la serenidad, el don preciado de la paz interior, es prácticamente imposible para un cristiano si no se practican las virtudes teologales. En el ejercicio de ellas, la conciencia de la Comunión de los Santos juega a nuestro juicio un papel fundamental.
En efecto, los santos sostienen efectivamente nuestra esperanza enseñándonos a través de sus vidas la eficacia de la caridad para cambiar el rumbo de la historia, venciendo una y otra vez a la muerte y al pecado.  Esto era lo que sintetizaba un sacerdote amigo al decir: lo importante es que recemos mucho y pongamos al Cielo todo a rezar”.
Me pregunto yo también, entonces, hasta dónde aprovechamos este don infinito de intercesión, pidiendo y rogando insistentemente, “bombardeando” sin cesar no sólo a Nuestro Señor y a Su Madre Santísima, sino a los ángeles y a cada uno de los santos “amigos” por las innumerables necesidades que hoy aquejan al mundo y a la Iglesia…
Cuando todo entonces parece hacernos desviar la mirada y quedarnos sólo con lo que pasa “aquí abajo”, es urgente procurar y aumentar el trato de amistad con quienes ya no pueden errar, porque tienen ante sus ojos al “Sol de Fuego” que enamora. Es lo que nos aconseja S. Francisco de Sales; “no mantengas amistad sino con las personas con las que convivir pueda ayudarte, y cuanto más perfectas sean estas relaciones, tanto más perfecta será tu amistad”.
En este día de San José Obrero, pues, modelo de trabajador por el Reino de Cristo, comparto una preciosa oración a San Pío V, “el papa de las grandes batallas” a quien celebramos en el día de ayer, compuesta por un miembro de su Orden, para que se multipliquen más y más nuestros ruegos y amistad con tan egregio modelo de fidelidad a Cristo y a la Esposa.
¡Demos gracias por tan santos pontífices que nos ha regalado la Divina Providencia para nuestra fortaleza, ejemplo y consuelo!
ORACIÓN A SAN PIO V

Insigne San Pio V, que has sido digno de ser llamado Espada de San Miguel Arcángel, a Vos recurrimos en estos tiempos de apostasía de la fe que parecen los últimos de la Iglesia Militante, necesitamos como otrora cruzados aguerridos que tengan en el corazón el Santo Sacrificio del Altar, como yelmo de sus cabezas la Suma Teológica, como arma el Santo Rosario de la Auxiliadora de los Cristianos y por estandarte la perenne Tradición de la Iglesia.

Ilustrísimo San Pio V, Vos que siendo fraile de la ínclita Orden de Santo Domingo fuiste un santo inquisidor, intercede por nosotros para que, llenos del celo de Dios, odiemos el pecado y amemos a los pecadores. Haz que sepamos juzgar al mundo como dice San Pablo y que no caigamos en juicios temerarios como nos advierte Cristo al decir ¡No juzguéis!

Doctísimo San Pio V, enséñanos a amar y practicar la obra de misericordia más grande que es trasmitir la perenne Doctrina Católica, la única Verdad que nos Salva de la condenación eterna a la cual nos lleva el pecado cuando seguimos las tentaciones de nuestros tres enemigos, nuestra naturaleza caída, la idolatría del mundo y los engaños de las huestes satánicas.

Sapientísimo Pastor Supremo San Pio V, Vos que procuraste que los sacerdotes atesoren en su inteligencia la doctrina de Santo Tomas de Aquino nombrándolo Doctor Universal y diste a todos los fieles tu Catecismo como arsenal contra la herejía luterana, no permitas que hoy el modernismo les haga creer a unos y a otros que la doctrina cambia rechazando así a Jesucristo que es “el mismo ayer como hoy y para siempre”.

Angélico San Pio V, que has legado a tus sucesores la vestidura blanca de tu hábito, ruega por los sacerdotes en estos tiempos en que la lujuria y sodomía tiene esclavizados a tantos. Desenvaina tu espada para castigar a los que no se convierten para que así los sacerdotes resplandezcan en la tierra como Cristo, siendo varones, célibes y santos.

Devotísimo San Pio V, que has convocado una cruzada contra la invasión islamita de Europa haciendo confesar y rezar el Rosario a todos los soldados y lograste una victoria milagrosa de Nuestra Señora de Santo Rosario. Hoy recurrimos a ti para que intercedas y tomemos tu ejemplo en la invasión mucho más grave de Europa y el mundo entero ya no solo de la herejía mahometana, sino también del sionismo y de sectas pseudocristianas; así también hoy recurrimos a ti para que intercedas y tomemos tu ejemplo en la invasión dentro de la Iglesia del “ateísmo científico, el materialismo dialéctico, el racionalismo, el laicismo, y la masonería, madre común de todas ellas”.

Piadosísimo San Pio V, que codificaste la Liturgia de la Santa Misa conservando todos los Misales antiguos como el de nuestra Orden, intercede hoy para que nuestros obispos y sacerdotes abandonen esa estrechez de mente que no permite que brille toda la belleza de los muchos Ritos de la Santa Iglesia. Ruega por los Sacerdotes para que uniéndose piadosamente al Santo Sacrificio del Altar sean causa de santificación de muchos.

Santísimo Vicario de Cristo, si el primer Papa fue corregido severamente por tener su pensamiento en el mundo y no en Dios y necesitó una fuerte reprensión de San Pablo porque permitía la herejía judaizante, ¿qué será de los papas de los tiempos finales si son zarandeados por Satanás como Cristo predijo a Pedro?
Te pedimos por el que hoy es sucesor de Pedro para que nos apaciente con la sabiduría, claridad y firmeza del que es la Verdad y Único Pastor de nuestras almas, Cristo Nuestro Señor. Amén.

Fray Guido Casillo OP
Mª Virginia

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