jueves, 7 de febrero de 2019

NICOLÁS MADURO, TUS OJOS CONTEMPLARÁN EL PODER DE DIOS


Maduro ha bloqueado con contenedores y tanquetas militares el puente por donde iba a entrar la comida y las medicinas para el Pueblo hambriento, para los enfermos.

¡¡Pero qué se puede decir de un gobernante que bloquea la entrada por donde puede venir la ayuda humanitaria básica para su Pueblo!!

¿Qué comentario se puede hacer de un gobernante así? El gobierno sobre una nación no tiene otra razón de ser que el promover el bien común. Ahora mismo Maduro no desearía otra cosa que poder cortar, como Calígula, el cuello de todo su Pueblo. Mientras le dejen los pozos de petróleo y sus ingresos por droga, el futuro de millones de personas no le importa. ¡Mejor si se muriera todo el Pueblo!

Nicolás si pudiera mataría a todos sus súbditos con sus propias manos haciéndole sufrir todo lo posible. Él solo necesita un pequeño número de mafiosos asesinos a los que les ha puesto encima una gorra de general. Confío que no salga algún político extranjero recomendando diálogo entre las dos partes.

¿Qué monstruo puede usar los poderes del Estado para impedir que los niños y los ancianos se alimenten, para que no lleguen las medicinas más imprescindibles para la vida?

Todas las mañanas, ¡todas!, me levanto con la ilusión de poner las noticias y escuchar que Maduro está detenido. Pero una condena que dure una vida es demasiado poco para el creador de tanto sufrimiento. ¡Tiene que existir una justicia supraterrena! No le deseo la condenación eterna. ¿Pero cómo no se puede pedir un veredicto proveniente de la Justicia Infinita? No pido que ocurra más de lo que Dios dé, no pido que ocurra menos de lo que Dios dé; porque sé que Dios hará lo que debe hacer y no dejará de hacer lo que debe hacer.

Millones de personas, Nicolás, sienten la destrucción de tu ego que como un huracán gira sobre sí mismo. Ese huracán de muerte, prisión, torturas y hambre ha causado mucho sufrimiento. Pero todos los oprimidos deben saber que el ojo del huracán se concentra sobre el alma de ese pobre ser humano que comparecerá ante Aquel que ha dicho: La venganza es mía (Romanos 12, 19).

Ay, Maduro, en realidad, solo hay una víctima en ese país, una gran víctima futura. Porque, en mi vida, pocas veces he visto, como en tu caso, levantarse lentamente el Martillo de la Ira para descargar su tremendo golpe sobre una sola persona.

En nombre de todas las víctimas, yo te amenazo con la decisión del que es Padre de todos los hijos humanos. Te amenazo no con la pobre sentencia de un débil ser humano. Si de la justicia humana dependiera tu futuro, podrías escapar. Pero lo que tiene que estremecerte es el Lago de Fuego. No sabes, no puedes saber, lo que es arder en ese lugar de horror por los siglos de los siglos.

Te repito que no te deseo la segunda muerte, la resurrección para ser corroído por un gusano que no es material. Pero, aunque escapes a ella, te aseguro que hay una morada ultraterrena en la te espera la Justicia Perfecta, de eso no tengas la menor duda.

P. FORTEA

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