miércoles, 9 de junio de 2010

NO TE CANSES DE MÍ SEÑOR


Señor, no dejo de escribirte a cualquier hora.
Pero no sé decirte bien lo que pienso.
Ni siquiera sé si mi amor ama
o sólo son palabras lo que siento.
Señor, no te amo en todo lo que escribo.
Porque te traiciono, porque peco,
porque cuando me llamas no me enciendo
y tuerzo el gesto del alma con desgana.
Es duro reconocerlo, muy duro, pero me cansas.
Ya ves, prefiero unos versos de Sabines a la luna
o la penumbra de una estúpida novela.
Me canso de ti, Señor,
me cansa seguir tus pasos encadenado a la rutina.
Y temo por mi vida,
tengo miedo de que tú también te canses de mí
(el pánico de perderte me angustia).
Y yo sólo he nacido para ti,
sólo he nacido para amarte, para ser eterno.
Lo demás es triste de tan incierto.
Sin Dios Guillermo Urbizu ¿qué sería?
Demasiado lo sé, y me espanta sólo el escribirlo.
Porque sería un hombre muerto,
una sombra inhumana y cadáver,
un alma desgraciada.
Señor, quiéreme así de traidor y de espantajo.
Quiéreme así de cobarde y pecador y disipado,
y átame a tu Cruz aunque sea a la fuerza.
La fuerza de tu amor, que es lo único que pido.
Guillermo Urbizu

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