martes, 1 de junio de 2010

EL RETORNO DEL REGALO


Esta mañana me detuve a contemplar el tipo de regalo que podría traer a los pies atravesados por clavos de mi bondadoso Rey Celestial.

Él me ha dado la vida misma y las bendiciones que tanto aprecio, pero me temo que no pude pensar en nada apropiado.

Cada vez que le doy algo, Él más que duplica el retorno

§ Le di mi debilidad… Él entonces confirmó que Su fortaleza estaría siempre allí para que me pudiese aferrar.
§ Le di mi vida destruida… Él me dio una renovada.
§ Le di mi dolor y quebranto de corazón, todo lo que aquejaba mi cansada alma… Él me dio esperanza y felicidad, y restauró todo mi ser.
§ Le di todas mis dudas y temores, las cosas que me estorbaban mi diario servicio en Su nombre… Él las hizo irse.
§ Le ofrecí mi débil voz para cantar Sus alabanzas en canción… Él llenó mi corazón con una melodía que durará toda mi vida.
§ Le ofrecí mis manos para servir, para ayudar a aquellos en necesidad… Él me dio el talento para usar estas herramientas para que pudiera lograrlo.
§ Le di mi vida por completo para mostrar Su luz a un mundo en tinieblas… Él me dio un testimonio maravilloso, una manera de compartir Su luz.
§ Le ofrecí mis ojos para ver todo lo que pudieran captar… Él me mostró un mundo de temor, infelicidad y pecado.

Por cada regalo que le di, Él me regresó instrucciones para sus usos… posibilidad ilimitada para alcanzar a un mundo que necesita hallar al Salvador que yo encontré. Así que más y más le sirvo, ya que a Él, en amor, estoy encadenado.
Beth Fisher

Dios me dio el más grande regalo su Hijo… y su Hijo me dio el más grande regalo su perdón. Cuando quiero darle algo, él nuevamente me sorprende.

§ Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Hechos 15:11
§ Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda. Romanos 4:4
§ Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. Rom 5:15

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