jueves, 14 de enero de 2021

“UNA HISTORIA IMPRESIONANTE. PADRE PIO NO DEJA NUNCA SOLOS A SUS HIJOS ANTE EL PELIGRO.”

 Giuseppe Gentile, era el arquitecto que en 1955, estaba construyendo la nueva iglesia de Santa María de las Gracias.

El 28 de julio, le dijo a Padre Pio que debía ir a Boiano, porque tenía un juicio. Su suegro había nombrado heredera a su primera mujer, pero al fallecer ésta, había anulado esta disposición.

El arquitecto no lo aceptaba, porque de este modo su hijo quedaba privado de la herencia de la madre.

Padre Pío le escuchó y le dijo una frase tremenda:

-“Ten mucho cuidado porque este pájaro te pegara un tiro.”

- ¿ Y yo que soy un pajarito..?

-“Ten mucho cuidado con él...” insistió Padre Pío.

Acudió a Boiano, le pidió a su suegro que reconsiderara su decisión y no lo hizo.

Se celebró el juicio, y el juez dio la razón al arquitecto. Una vez que se leyó en público la sentencia, su suegro le gritó delante de la gente:

“Has oído la sentencia pero no la verás por escrito. “

Cuando Giuseppe bajó las escaleras y salió del edificio, su suegro estaba en la otra acera con un revolver en la mano, disparó y la bala le impactó en el hombro.

Giuseppe comenzó a correr para protegerse, iba moviéndose bruscamente para evitar las balas que su suegro continuaba disparando.

Entró en una carnicería, el carnicero evitó que le remataran en el suelo. Le llevaron al hospital, estaba grave. Los médicos no localizaron la bala. Él decía:

“Dadme el bolso, llevo el crucifijo de Padre Pío, él me lo ha entregado, debo besarlo.”

Cuando le dijeron a su mujer lo que había sucedido, ella dijo:

-“¿Ha muerto?

-No, está herido gravemente.

-Entonces, Padre Pio le salvará. “

Tenía dificultad para respirar, no mejoraba. A los ocho días le volvieron a meter en quirófano, esta vez sí localizaron y extrajeron la bala.

En San Giovanni Rotondo, a la misma hora que le extrajeron la bala, Padre Pío estaba en su celda con otros frailes y dijo:

“ Bufff...! Este hombro, menos mal.”

Padre Pio, había sentido el dolor causado por la bala en su propio hombro, y no sólo eso, Giuseppe al reponerse, dijo que al correr huyendo del peligro, era Padre Pio quien le zarandeaba para que su suegro fallara en los disparos.

Padre Pio no nos deja solos nunca, pero nos pide, que con todos nuestros defectos, seamos buenos cristianos.

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