viernes, 31 de diciembre de 2021

LA ÚLTIMA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO DEL AÑO 2021

El Papa Francisco pronunció este viernes 31 de diciembre, en el Vaticano, su última homilía del año 2021, durante el rezo de las Vísperas por la Solemnidad de María Madre de Dios que se celebra el 1 de enero.

A continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre:

En estos días la Liturgia nos invita a despertar en nosotros el estupor por el misterio de la Encarnación.

La fiesta de la Navidad es tal vez aquella que mayormente suscita esta actitud interior: el estupor, la maravilla, el contemplar, como los pastores de Belén, que primera reciben el luminoso anuncio angélico y luego corren y encuentran efectivamente el signo que se les había indicado: el Niño envuelto en pañales dentro de un pesebre.

Con lágrimas en los ojos se arrodillan ante el Salvador recién nacido. Pero no solo ellos, también María y José están llenos de santa maravilla por aquello que los pastores cuentan haber oído del ángel sobre el Niño.

Es así: no se puede celebrar la Navidad sin estupor, pero un estupor que no se limite a una emoción superficial –esto no es estupor–, una emoción ligada a la exterioridad de la fiesta, o peor aún, al frenesí consumista. Si la Navidad se reduce a esto, nada cambia: mañana será igual que ayer, el próximo año será como el pasado, y así.

Sería como calentarse por unos instantes ante el fuego de una sartén y no exponernos con todo nuestro ser ante la fuerza del Acontecimiento, no captar el centro del misterio del nacimiento de Cristo. Esto es el centro: ‘El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros’ (Jn 1, 14).

Lo escuchamos repetir en esta liturgia vespertina con la que se abre la Solemnidad de María Madre de Dios. Ella es la primera testigo, la primera y la más grande, y al mismo tiempo la más humilde. La más grande porque es la más humilde. Su corazón está lleno de estupor, pero sin sombra de romanticismos, ni edulcorantes ni espiritualismos. No.

La Madre nos devuelve a la realidad, a la verdad de la Navidad, que está contenida en estas tres palabras de San Pablo: ‘nacido de mujer’ (Gal 4,4).

El estupor cristiano no se origina en los efectos especiales ni en mundos fantásticos sino en el misterio dela realidad: ¡no hay nada más maravilloso y asombroso que la realidad! Una flor, un poco de tierra, una historia de vida, un encuentro, el rostro arrugada de un viejo y el rostro recién florecido de un niño. Una mamá que tiene en brazos a su niño y lo amamante.

El misterio brilla allí. Hermanos, hermanas, el estupor de María, el estupor de la Iglesia, está lleno de gratitud. La gratitud de la Madre que, contemplando al Hijo, siente la cercanía de Dios, siente que Dios no ha abandonado a su pueblo, ha venido, está cerca, es Dios-con-nosotros.

Los problemas no han desaparecido, las dificultades y las preocupaciones no faltan, pero no estamos solos: el Padre ‘ha enviado a su Hijo’ (Gal 4,4) para rescatarnos de la esclavitud del pecado y restituirnos la dignidad de hijos.

Él, el Unigénito, se ha hecho primogénito entre muchos hermanos, para reconducirnos a todos nosotros, perdidos y dispersos, a la Casa del Padre. Este tiempo de pandemia ha incrementado en todo el mundo el sentido de pérdida.

Luego de una primera fase de reacción, en la que nos hemos sentido solidarios en la misma marca, se ha difundido la tentación del ‘sálvese quien pueda’, pero gracias a Dios hemos reaccionado de nuevo con el sentido de responsabilidad.

Verdaderamente podemos y debemos decir ‘gracias a Dios’ porque la elección de la responsabilidad solidaria no viene del mundo: viene de Dios, de hecho viene de Jesucristo, que ha impreso una vez y para siempre en nuestra historia la ‘ruta’ de su vocación originaria: ser todos hermanas y hermanos, hijos del único Padre.

Roma, esta vocación, la lleva escrita en el corazón. En Roma todos se sienten hermanos, en un cierto sentido, todos se sienten en casa, porque esta ciudad custodia en sí una apertura universal. Me atrevo a decir: Es la Ciudad Universal.

Le viene de su historia, de su cultura, le viene principalmente del Evangelio de Cristo, que aquí ha echado raíces profundas fecundadas por la sangre de los mártires.

Pero también en este caso, estamos atentos: una ciudad acogedora y fraterna no se reconoce por la “fachada”, por los bellos discursos, los eventos altisonantes. No. Se reconoce por la atención cotidiana, “ferial” a quienes tienen fatiga, a las familias que sienten más el peso de la crisis, a las personas con discapacidad grave y a sus familiares, a cuantos tienen necesidad cada día de transporte público para ir al trabajo, a cuantos viven en las periferias, a quienes están complicados por cualquier falla en su vida y necesitan servicios sociales, y así.

Roma es una ciudad maravillosa que no termina de encantar, pero para quien vive aquí es también una ciudad fatigosa, tal vez no siempre digna para los ciudadanos y los huéspedes, una ciudad que a veces descarta.

Espero ahora que todos los que viven y están aquí por trabajo, peregrinación o turismo, todos puedan apreciarla siempre más por la acogida, el cuidado de la dignidad de la vida, la casa común, los más frágiles y vulnerables.

Que cada uno puede asombrarse descubriendo en esta ciudad una belleza que diría “coherente” y que suscita gratitud. Este es mi deseo para este año.

Hermanas y hermanos, hoy la Madre, la Madre María y la Madre Iglesia, nos muestra al Niño. Nos sonríe y nos dice: ‘Él es el camino. Síganlo, tengan confianza’. Sigámoslo en el camino cotidiano.

Él da plenitud al tiempo, da sentido a las obras y a los días. Tengamos confianza, en los momentos alegres y en los dolorosos, la esperanza que Él nos da es la esperanza que no defrauda.

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa

FUERZA 65

"EL BLOG DEL ADULTO MAYOR"

¡¡¡Hola amigas de Fuerza 65, el vuelo 2022 está por despegar!!!

Buenos días: Señores Pasajeros

Se ha anunciado el abordaje de su vuelo 2022.......

¡¡¡¡¡Su equipaje deberá contener solamente los mejores recuerdos del año 2021!!!!!....

Los malos y tristes recuerdos deberán ser depositados en el cesto de basura más cercano....

La duración del viaje será de 12 meses.

Así que ajuste cómodamente su cinturón de seguridad y relájese.

Las próximas escalas serán: Amor, Gozo, Amabilidad, Bondad, Humildad, Paciencia, Dominio Propio, Armonía, Bienestar y Paz.

Durante el vuelo el capitán les ofrece el siguiente menú:

*Un coctel de abundante Salud.

*Gratinado de Prosperidad.

*Un tazón de Excelentes Noticias.

*Ensalada de Éxitos.

*Pastel de Felicidad.

¡¡Todos acompañados con explosiones de sonrisas... antes que el 2021 termine, permítase agradecerles a todas las personas que hicieron Hermoso su AÑO!!

Mis deseos: que Ud. Y su familia tengan un viaje placentero a bordo de su vuelo 2022.....

¡¡¡¡Que tu mejor plan para el 2022 sea incluir a Viajes, muchos Viajes, en todos sus caminos a la FELICIDAD!!!!

¡¡¡Eso les deseo amigas de Fuerza 65!!!

¡¡¡¡Dejemos atrás todo lo malo del 2021 y solo todo lo bueno llevemos al 2022. MIS MEJORES DESEOS Y QUE DIOS Y LA VIRGENCITA LOS CUIDE Y CUBRA CON SU MANTO!!!!

LO QUE HE APRENDIDO…

Mi esposo exprime la pasta de dientes del tubo como un niño. Es algo extraño. Debe ser un hábito que nunca dejó de hacer…

Pero yo dejo mis tazas de café y vasos de agua por toda la casa como una adolescente.

A veces escupe su pasta de dientes en el espejo del baño.

Pero yo también dejo los armarios abiertos.

Es muy malo doblando la ropa sucia.

Y yo, Dejo mis libros y cuadernos esparcidos.

Pero después de trece años de matrimonio, entendemos que no vale la pena regañar a la otra persona por estas cosas. No necesitamos mencionarlos ni causar escándalo. Entonces, limpio su pasta de dientes y él toma todos mis vasos y los pone en el lavaplatos.

Y nos agradecemos los unos a los otros por las cosas que apreciamos.

Como mi esposo cerrando las puertas y apagando todas las luces todas las noches antes de acostarse.

O sacando la basura.

Y me agradece (delante de los niños, gracias) por preparar la cena o inscribirlos en sus actividades.

Ser un buen compañero de equipo no significa perfección. Significa aceptar los defectos de los demás por lo que son: los humanos son humanos.

Los seres humanos hacen todo lo posible por amarse unos a otros.

Los humanos cometen errores a diario.

Los humanos se equivocan y luego limpian.

Lo que he aprendido en el matrimonio es que un matrimonio imperfecto también puede ser bastante extraordinario. No a pesar de sus defectos, sino a causa de ellos.

Tomado de: Angela Anagnost-Repke, escritora.

OBISPO EXPLICA POR QUÉ LA MATERNIDAD ESPIRITUAL DE MARÍA ES UNIVERSAL

A pocos días de la Solemnidad de María, Madre Dios, celebrada por la Iglesia Católica el 1 de enero de cada año, el Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla Aguirre, explica por qué la maternidad espiritual de María es universal.

En un video publicado en su canal de YouTube “En Ti Confío”, el Prelado reflexionó sobre la pregunta “¿De qué modo la maternidad espiritual de María es universal?”, contenida en el punto número 100 del Catecismo de la Iglesia Católica.

En el Catecismo se indica que “María tuvo un único Hijo, Jesús, pero en Él su maternidad espiritual se extiende a todos los hombres, que Jesús vino a salvar. Obediente junto a Jesucristo, el nuevo Adán, la Virgen es la nueva Eva, la verdadera madre de los vivientes, que coopera con amor de madre al nacimiento y a la formación de todos en el orden de la gracia. Virgen y Madre, María es la figura de la Iglesia, su más perfecta realización”.

A partir de ello, el Prelado dijo que probablemente uno de los motivos por los que Dios quiso que Santa María sea “siempre virgen, es para que en ese único hijo nos pudiésemos incluir todos, toda la humanidad. Todos nosotros somos hijos de María”. Explicó que “si Eva engendró junto con Adán el cuerpo de su hijo, María está engendrando espiritualmente nuestras almas”.

Mons. Munilla citó a San Luis María Grignion de Montfort, que dijo que “María es como un molde en el que nuestra alma se configura a Jesucristo”. Explicó que si en la Virgen “se configuró Jesús, si nosotros nos introducimos en el corazón de María, nos conformamos a Jesús teniendo a María como madre espiritual de nuestra vida”.

El Prelado también recordó el Evangelio de San Juan, en donde Jesús le hace la “gran encomienda” a María, que está al pie de la cruz. Cristo le dice: “‘Mujer ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre’. En ese momento, María recibe la encomienda explícita de la maternidad divina, de esa maternidad espiritual”, explicó.

Con esta frase, María “pasa de la maternidad divina a Jesucristo a la maternidad espiritual a todos los seguidores de Jesucristo. Esa gran encomienda que María ha recibido la está cumpliendo continuamente, en su intercesión por nosotros, en su cuidado espiritual por nosotros”, afirmó.

Mons. Munilla dijo que la maternidad espiritual de María a veces se visualiza en “revelaciones privadas” para dar mensajes importantes a la humanidad. Por ejemplo, recordó cuando la Virgen se presentó al apóstol Santiago o cuando se le apareció a San Juan Diego como la Guadalupana “a inicios de la evangelización en América”.

También, mencionó cuando se le apareció a Santa Bernardette Soubirous para “recordar por qué el Evangelio es para los sencillos”, justo “en el momento en el que Francia había dado la espalda al Evangelio” con el racionalismo. Del mismo modo, María intervino “cuando el comunismo está arreciando y en Fátima vuelve a mostrarse como esperanza de la salvación del mundo”, dijo.

De esta forma, “María está siendo fiel a la gran encomienda: ‘Ahí tienes a tu hijo, cuídalos a todos’. Esas revelaciones particulares no son sino como la punta del iceberg, que visualiza algo que es mucho más lo que no vemos, las continuas intervenciones de María que en su maternidad está cuidando de todos y cada uno de nosotros”.

Mons. Munilla también recordó el pasaje bíblico sobre las Bodas de Caná en Galilea, donde la Virgen María “atenta a nuestra necesidades” le pide a Jesús por los invitados a la fiesta. El Prelado recuerda que esta vez Jesús le pregunta: “¿Mujer, que tienes tú que ver conmigo?, porque todavía no ha llegado la hora”.

Para explicar este “sorprendente” momento, “porque parece que Jesús más bien está frenando o poniendo distancia con María”, el Prelado citó a San Agustín.

El santo dijo que la pregunta de Jesús se refiere a “que todavía no era la hora en la que le iba a encomendar ser madre de todos nosotros y de cuidar de todos nosotros. Llegada esa hora, la hora de la maternidad espiritual de María, su hijo le dirá: ‘Esta es tu hora madre, cuídalos a todos, yo te los encomiendo’”.

“En definitiva, María tuvo un único hijo: Jesús, y en él nos tuvo a todos nosotros. Todos nosotros somos Jesús para ella. María te mira a ti con el mismo cariño y amor que le miró a su hijo Jesús y nosotros queremos pagarle a ella con la misma ternura, con el mismo amor que Jesús miró a su madre”, señaló.

En ese sentido, Mons. Munilla invitó a los fieles a pensar en María como nuestra Madre. “Nosotros podemos también participar de esa maternidad que vivió Jesús con ella, esa relación maternal, para también nosotros decir con pleno sentido: ‘Mamá, Madre Nuestra’”, concluyó.

Redacción ACI Prensa

SACERDOTE SOBRE “PREDICCIONES” DE AÑO NUEVO: EL ÚNICO QUE CONOCE EL FUTURO ES DIOS

¿Por qué un católico no debe creer en adivinaciones o predicciones para el año nuevo? El P. Jorge Obregón LC, fundador de la plataforma de evangelización New Fire, recordó a las personas que buscan adivinos o videntes que el “único que conoce el futuro” es Dios.

“Debemos comprender que el único que conoce el futuro es el creador de todo el tiempo y el espacio, que es Dios”, aseguró el sacerdote y escritor de varios libros de espiritualidad católica, durante una reciente entrevista concedida a ACI Prensa.

Aseguró que las demás criaturas solo “pueden conjeturar cosas que sucederán, como un viejo sabio predice el mañana por su experiencia práctica y empírica, pero la certeza solo la tiene el Creador”.

En ese contexto, advirtió que “si un hombre o mujer pone su confianza en este tipo de experiencias o personas, no está asegurando nada ni dejando que sea la confianza en Dios que dé cauce a su vida”.

“Lo que pueden adivinar no será por parte de Dios. Será por parte del maligno y sus fuerzas misteriosas. No está en el plan de Dios que el ser humano conozca mañana”, sentenció el P. Obregón.

El líder fundador de New Fire recordó a los católicos que “en la Biblia vemos en el primer libro de Samuel cómo la consulta de Saúl a una pitonisa o adivinadora le trajo la desgracia a manos de sus enemigos. Lo mismo lo observamos en los Hechos de los Apóstoles con Simón quien quería comprar poderes especiales”.

“Consultar a este tipo de personas es ponerse en manos de un ser tan débil o más que quien consulta. Habría que abstenerse de ello y orar mucho por esas personas que lo hacen. Nuestra oración de intercesión podría traer un gran bien a sus vidas”, aseguró.

CONFIANZA PLENA EN DIOS EN EL AÑO NUEVO

El P. Obregón subrayó que “un católico es un ser que confía plenamente en Dios”, porque “quien pone su confianza en Dios no puede ser defraudado”. Agregó la frase de San Pablo: “Si Dios conmigo, quién contra mí” (Rom 8, 31).

“Sor Faustina nos dejó una petición hermosa que tanto bien nos trae a todos los seres humanos en nuestra travesía de vida que implica muchas incertidumbres: ‘Jesús, yo confío en ti’. En esa frase, no se esconde para nada solo una piedad popular o modo irracional de sobrellevar la vida, sino que el ser humano se afianza y se sostiene sobre la fuerza del creador del universo”, reflexionó.

Además de eso, aseguró que “quien confía en Dios está ejercitando la 2° virtud teologal de la esperanza”.

“El Catecismo de la Iglesia Católica, en los números 2110-2117, nos habla de lo pernicioso de que nos busquemos otras seguridades en superstición, idolatría, adivinación y magia. Esas han existido desde todos los tiempos, no son nada nuevo y no llevan a la paz que solo Dios puede darle a quien pone su confianza en Él”, recordó.

En otro momento de la entrevista, el P. Obregón invitó “a que todos tengamos en nuestras oraciones a quienes tienen esta ignorancia a veces invencible” de creer en la adivinación, y conversar con ellos para informarles.

Finalmente, sugirió a todos los católicos que para el año 2022 no se olviden del “trabajo duro y constante”, así como de la “oración y confianza en Dios”.

“Ahora que empieza el año, tener ilusiones y sueños. Tener objetivos. En toda edad, sin importar cuál sea, hay que vivir con ilusiones y metas por alcanzar. Siempre hay una misión dada por Dios a cada uno. Se puede decir que Dios tiene un proyecto hasta el final para cada uno. ¿Cuál es el tuyo? ¿Cuál es el actual? Dedicarse a ello con profesionalismo, con gente buena, con disciplina, siempre escuchando la voz de Dios que nos guía y nos hace seguir adelante y a veces nos cambia el rumbo”, señaló.

“Si hacemos eso, la Providencia nunca nos abandonará en nuestras tareas, pues en realidad serán Sus tareas”, concluyó el P. Obregón.

POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa

UNA FORMA REALMENTE CATÓLICA DE DESPEDIR EL AÑO

Una respuesta llena de fe a las supersticiones y ritos con las muchos inician el año.

Fuente: tengoseddeti.org

Una de las cosas más divertidas de la despedida del año viejo –o el recibimiento del nuevo, depende de cómo se mire– es ver la cantidad de rituales que hace la gente. Que si andar con una maleta… o darse un baño de rosas… o vestirse de tal o cual color… o comer 12 uvas… o poner una moneda dentro de tu calzado… todo esto para “despojarse” de la mala suerte y “atraer” la “energía” positiva. ¡Hay que ver las cosas que cree la gente…!!!

Lamento darte la noticia, pero esto no funciona… y, encima de eso, en lugar de comenzar el año “despojado”, lo que haces es añadirle a tu alma el pecado de poner tu confianza en supersticiones en lugar de ponerla en Dios.

Lo sé, el año que termina ha estado duro. Mucha gente perdió sus trabajos y la economía anda por el piso. La violencia y la criminalidad nos arropan. Los gobiernos, en lugar de aliviar la crisis, parecen agravarla. Y la actitud general de la mayoría va desde la desesperanza hasta la desesperación. Ante tal panorama, no en balde se busca algo de qué aferrarse.

Por eso quiero darte la receta del mejor ritual para despedir este año que termina y comenzar el nuevo:

  • Comienza por ir a visitar al Señor… Muchas Iglesias tienen hoy una Hora Santa para dar gracias por el año que pasó. También puedes ir a visitarlo al Sagrario, Él siempre está allí esperándonos. Si puedes asistir a Misa y recibirlo en la Eucaristía, ¡mejor!
  • Un examen de conciencia exhaustivo te vendría bien. Si puedes completarlo con una buena Confesión, ¡perfecto! Así comienzas el próximo año en gracia y con el alma limpiecita. (Recuerda que si estás en pecado, la Confesión debe venir primero que la Comunión.)
  • Ten fe… y junto con la fe vienen la confianza, la esperanza y la caridad. Cree en Dios y, sobre todo, créele a Dios. Las Escrituras están llenas de Palabras maravillosas que van dirigidas a ti. ¡Créelas! Dios te ama, te conoce desde el vientre de tu madre, te tiene tatuado en la palma de su mano, no cae uno de tus cabellos sin que Él lo permita… abandónate en Él y proponte hacer su Voluntad. Te prometo que todo marchará sobre ruedas si lo haces.
  • Abraza a tu esposa/o, a tus hijos, a tus padres, a tus amigos… abrázales y diles que los amas. Que tus palabras broten del fondo de tu corazón, que sean tan sólidas que casi puedan cogerse con la mano. Y no olvides sonreír. La alegría es contagiosa y si tú estás alegre, las personas a tu alrededor también lo estarán.
  • Hazte el propósito de ser mejor en el próximo año… pero, al contrario de la sociedad que nos rodea, este próximo año no será mejor si progresamos económicamente, sino si hemos crecido en el amor a Dios… si hemos sido mejores esposos, mejores padres, mejores hijos, mejores amigos: en fin, será un año bueno si al final podemos decir que somos mejores seres humanos.

¡Muchas felicidades… y que Dios te bendiga!

ORACIÓN DE FIN Y PRINCIPIO DEL AÑO

Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI

Por: . | Fuente: Catholic.net

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo,
el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.

También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios
nuevamente te pido perdón.

En los próximos días iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.

Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios
a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.

Danos un año feliz y enséñanos
a repartir felicidad.

Amén


DOCE CAMPANADAS

Para el nuevo año te ofrecemos doce frases, como doce campanadas:

1. Agradece el pasado como don de Dios.

2. Vive el presente con esperanzas y creatividad.

3. Di "sí" al paso de Dios por tu vida.

4. Confía, Dios te encomienda cosas grandes.

5. Valora lo pequeño, llegarás a lo grande.

6. Mira a la vida con sencillez y amor.

7. Ten buen humor, pase lo que pase.

8. Perdona y pide perdón.

9. Haz algo por el otro y serás feliz.

10. Atento, Dios te habla cada día.

11. Dios cuenta contigo.

12. Ama la vida, ama al mundo, ama a Dios.

QUE DIOS TE BENDIGA HOY Y SIEMPRE

ADIÓS A LA NOCHE VIEJA

¿Qué me traerá el año que comienza? ¡Lo que Tú quieras, Señor!

Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net

BALANCE DE FIN DE AÑO

En fin de año se reúnen las familias cristianas, para despedir juntos el año que termina y recibir el que empieza.

Es una oportunidad para hacer un balance de nuestra vida y reflexionar en lo que hemos hecho y lo que dejamos de hacer.

Debemos ir a la Iglesia a dar gracias a Dios por el año que termina y pedir ayuda para el año que comienza.

En familia, se puede platicar acerca de cómo ha sido el año para cada uno y los propósitos que se tienen para el próximo.

ALGUNAS PAUTAS PARA REFLEXIONAR :

  • -¿Qué cosas buenas he hecho este año para mí?
  • -¿Qué obras buenas he hecho por los demás?
  • -¿Con qué no cumplí de la mejor manera?
  • -¿ En qué puedo mejorar mi vida?
  • -¿Cuánto aumentó mi amor a Dios y a la Iglesia?
  • -¿Cómo he cumplido con mi vocación (como hijo de familia, como padre de familia, como esposo, como cristiano?
  • -¿Qué propósitos tengo para el siguiente año?

SUGERENCIAS PARA DESPEDIR LA NOCHE VIEJA:

Cada miembro de la familia escribe en un papel la actitud que va a tratar de mejorar el próximo año, después queman todos los papeles juntos, en una fogata.

También, pueden decir en voz alta a lo que se comprometen, como miembro de la Iglesia, para hacer que Cristo esté cada día más presente en la comunidad.

PARA LEER EN FAMILIA

A) AL DESPEDIR EL AÑO VIEJO.

Hoy terminas de escribir un capítulo más de la historia de tu vida. Cuando naciste, este libro era todo tuyo. Te lo puso Dios en tus manos. Podías escribir en él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una aventura, una blasfemia, o una oración. Podías… ahora ya no puedes, ya no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios.
Te lo va a leer Dios, en el día mismo en que te mueras, con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo, ha pasado al dominio de la eternidad.
Piensa unos momentos en esta Noche Vieja. Toma tu libro y hojéalo despacio. Deja pasar sus páginas entre tus manos y entre tu conciencia. ¡Ten el gusto de leerlo a ti mismo!
Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo, no te olvides de que uno de tus mejores maestros, si tienes la conciencia bien formada, eres tú mismo.
Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. ¡No!... ¡no intentes arrancarlas!, es inútil. Ten valor para leerlas. Son Tuyas.
No puedes arrancarlas… pero puedes anularlas cuando escribas las páginas siguientes. Si lo haces así, seguramente Dios las pasará de corrido cuando lea tu libro en tu último día.
Lee tu libro esta Noche Vieja. Hay en él trozos enteros de ti mismo.
Es un drama apasionante en el cual, el primer personaje eres tú: Tú en escena con Dios, con los hombres, con la vida. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libertad sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.
Es un libro misterioso que en su mayor parte, la más interesante, no puede leerlo nadie más que tú y Dios.
Esta noche, cuando hayas terminado de leerlo… si te dan ganas de besarlo, bésalo. Si te dan ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro viejo, pero sobre todo… reza sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos palabras: “gracias” y “perdón”.
Después, dáselo a Cristo, no importa… así como esté, aunque tenga páginas negras… nunca olvides que Cristo sabe perdonar.
Esta noche, Dios te entregará un libro nuevo. Es todo tuyo. Puedes escribir en él lo que quieras. Escribe el nombre de Jesús en la primera página. Después pídele que no te deje escribir a ti solo. Pídele que te lleve siempre de la mano y del corazón.

B) ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO

¡Gracias, Señor, por todo lo que en este año me diste!
¡Gracias por los días de sol y los nublados tristes!
¡Gracias por las noches tranquilas y por las inquietas horas obscuras!
¡Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías!
¡Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste!
¡Gracias por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y dulce!
¡Por las flores y las estrellas y la existencia de los niños y de las almas buenas!
¡Gracias por la soledad, por el trabajo, por las dificultades y las lágrimas,
por todo lo que me acercó a Ti más íntimamente!
¡Gracias por tu presencia en el Sagrario y la gracia de tus Sacramentos!
¡Por haberme dejado vivir, gracias Señor!


¿QUÉ ME TRAERÁ EL AÑO QUE COMIENZA?

¡Lo que Tú quieras, Señor!
Te pido fe para mirarte en todo; esperanza para no desfallecer;
caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera.
Dame paciencia y humildad.
Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo.
Dame, Señor, lo que Tú sabes me conviene y yo no sé pedir: suficientes pruebas que me mantengan fuerte, suficientes tristezas que me mantengan humano, suficientes fracasos que me mantengan humilde, suficiente determinación para hacer cada día mucho mejor que ayer.
¡Que pueda yo amarte cada vez más y hacerte amar por los que me rodean!
¡Derrama, Señor, tus gracias sobre mí y todos los que quiero, para que en este año que empieza, tengamos siempre el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas y el pie dispuesto para extender tu Reino!