El 10 de octubre del 2015, falleció el hermano Marista Tomás Dancourt Chueca, un educador muy querido entre los estudiantes huachanos de mi generación. Tengo 58 años. El religioso Marista Tomás Dancourt Chueca, él, de la edad de mi mamá se fue a los 89 años.
Tomás poseyó un carácter encantador, un legítimo criollo peruano fino, orgullosamente del Callao, fue la persona que puso dinamismo y brillo al colegio San José de los hermanos Maristas de Huacho, en los tensos años de la dictadura de Velasco, cuando las haciendas y las pesqueras fueron expropiadas y se cometieron delitos hasta hoy impunes.
Cuando ellos, los hermanos y la monjas tuvieron que cambiar sus rigurosos hábitos y había algún hermano progresista de los de la Teología de la liberación, Tomás actuó creando un mundo diferente en el colegio, el que él quería como Marista, para los alumnos del colegio que él dirigía antes de cumplir sus 50 años de edad, bajando las tensiones y celebrando con los padres de familia, los que más lo quisieron: Ernesto Campos, toda la familia Zambrano Romero, el doctor Sarmiento y su linda familia, Raquel Gutiérrez. Laura Jordán, egresada del colegio de las madres, puso el punto huachano elegante, como secretaria en la dirección, Vicky Brissolesi llegaba a diario por la movilidad de varios niños.
Él era profeta con los púberes estudiantes, les dio su confianza y con ellos organizó actividades para los estudiantes menores, muchas fueron aventuras como las que te puede evocar el colegio de Harry Potter, todas victoriosas, promovieron la colectividad, la cercanía a la naturaleza, orden sin disciplina estricta, deporte, respeto a la diversidad, la participación de madres y padres de familia, celebraron la vida por más de tres años. Los campamentos fueron memorables, a las 11 pm caían los chicos, y a partir de ahí, padres y madres de familia con el hermano, y los muchachos mayores la pasaban de lo lindo con buena conversación, compartiendo fino licor frente a la fogata hasta las 3 de la mañana, viviendo momentos inolvidables. Fueron tiempos de como Pedro en su casa; así los niños crecieron con ilusiones.
Recuerdo que a mediados de los años de 1960 estuvo Tomás como profesor de aula en los maristas y en paralelo, en el colegios de las monjas estaba la famosa madre Covadonga; la flexibilidad chalaca versus la rectitud de Pamplona, la flexibilidad de Tomás y la rectitud de madre Covadonga, dio buenos frutos. Gracias.
En los setenta el trabajo del hermano Tomás Dancourt subrayó la inclusión de la atención tutorial como parte del proceso educativo en las aulas, pues la Psicología fue su especialidad como docente. Un capítulo intenso en la vida de los que ya dejan la década de los 40 años hasta los que no llegan a los 70.
En los años ochenta y noventa el hermano Tomás estuvo entregado al servicio de María Santísima a través de grupos de oración. Después perdió la vista por glaucoma, pero él afrontó las adversidades siempre como alegre criollo, fiel a su oración de comunidad y al rosario, como tenía que ser, pues él fue un hombre que eligió la vida monacal para la enseñanza.
Como buena señal católica, Tomás falleció en el día de la celebración de la santidad de santo Tomás de Villanueva –arzobispo y escritor místico (canonizado el día de mi cumpleaños). Agradezco haber rezado juntos, con emoción, la Salve en latín (Salve Regina). Brille la Luz Perpetua para el hermano Marista Tomás Dancourt Chueca. Descansa en paz, Tomás.
Alejandro Bisso
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