He grabado una charla sobre la encíclica Fratelli Tutti para mi canal. En algo de más de diez días, la subiré. Tardaré eso porque tengo que poner una charla más sobre el tema de los ángeles en el Libro del Apocalipsis.
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No sé
cómo puede haber gente que, desde hace medio año, pierde 20 minutos del
noticiario en ver cómo va el virus extendiéndose o retrocediéndose. Cuánto me
alegro de no haber perdido tiempo con eso. A trozos, ayer acabé de ver por tercera
vez Indiana Jones y la Calavera de Cristal. Cinematográficamente, la cinta tiene un valor
cero.
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He visto
un vídeo sobre cómo reconocer la masonería eclesiástica. En definitiva, el
clérigo masón hablará mucho de fraternidad. Pero, como si habla mucho de
fraternidad, se notará demasiado, sustituirá la palabra fraternidad por amor. ¡Ojo, con los párrocos que hablan demasiado del amor! A
veces, esos desalmados, ayudarán mucho a los pobres y necesitados, para así
confundir a las almas cándidas. A veces, harán mucha oración, para que nadie
sospeche de ellos. Incluso llegarán a criticar a la masonería, para que nadie
les reconozca. Criticar mucho a la masonería resulta sospechoso. Tampoco hay
que pensar que esos lobos son tontos.
Por lo
tanto, ¡tened cuidado con cualquier sacerdote que
habla mucho del amor, que ayuda a los pobres y que dedica horas cada día a la
oración! Esos serán los más peligrosos.
¿Entonces, cómo distinguir el trigo de la cizaña? Imposible. Hijos míos, estáis perdidos. Menos mal
que hay laicos que, en Youtube, os advertirán qué sacerdote es malo, qué obispo
no es de confianza, qué cardenal es sospechoso, qué papa no es lo que parece. Sicut fons veritatis semper Youtube rimanet.
Menos
mal. Los obispos ya no sirven. Los concilios tampoco. Ni siquiera si son
universales. (Especialmente malos son los universales.) Las congregaciones,
menos; menudo nido. Solo nos queda Youtube. Los aguerridos y valientes
youtubers son el último criterio de verdad.
Algunos,
cuando rezan el credo, están (con toda razón) tentados de decir: “Creo en la Iglesia Católica, la verdadera, la santa,
católica, la de Youtube”. No creáis a los obispos. Creed a Jaime que,
desde Ciudad Real, el vecino del 3º D, os dice cuál es la Iglesia verdadera. O
a Manuel, el fontanero de Ventillas del Olmo (Lugo) que os dirá, con seguridad
indubitable, cuál es la Iglesia no contaminada.
Vosotros
elegís. O creer a Jaime (el del 3ºD) o a Manuel (el fontanero) o, espero que
no, a los cinco mil obispos repartidos por el orbe. Sin duda, Youtube os guiará
por este accidentado camino. Os diría que siguierais a los lefevbrianos. Pero,
hasta los lefevbrianos son demasiado de izquierdas, en esta materia.
Nota: (creedme que alguien la necesitará): No se preocupe, las líneas anteriores eran irónicas.
Tranquilo. He usado expresiones que dan a entender algo contrario a lo que
siento.
P. FORTEA
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