jueves, 29 de octubre de 2020

MAS SOBRE NOVIOS

 ¡EL BESO DE NUNCA JAMÁS!

¿EXISTIRÁ REALMENTE UN INSTRUCTIVO, EN DONDE PUEDAS LEER EL CAPÍTULO CORRESPONDIENTE A: ¿PASOS SEGUROS PARA NO LLEGAR A UNA RELACIÓN SEXUAL CON EL NOVIO?”

Por: Ada Ferrari | Fuente: Revista Si

Existen situaciones que sería bueno poder prever, antes de que sucedieran. Algo así como que existiera un foquito rojo que se encendiera ante algún peligro, o como que alguien te gritara: “¡cuidado con el bache!”, antes de que cayeras en él (claro, siempre que tú tomarás en cuenta ese aviso).

Uno de esos invaluables avisos, sería poder saber hasta dónde puedes llegar con tu novio o novia (según sea el caso), en los apapachos, besos, caricias, antes de llegar al home run (como dicen nuestros vecinos del norte) o a meter la pata, y de verdad rebasar la situación llegando a un punto sin retorno, al: “beso de nunca jamás”

¿Existirá realmente un instructivo, en donde puedas leer el capítulo correspondiente a: “¿Pasos seguros para no llegar a una relación sexual con el novio?”

El instructivo lo traes ya inscrito en tu naturaleza humana y sólo es cuestión de tomarlo en cuenta.

Sé precavido(a), pon atención y lee tu instructivo: Eres un cuerpo biológico, sientes emociones las cuales puedes razonar y ordenar libremente, o puedes dejarte llevar sin más por ellas.

Las caricias y los besos involucran reacciones hormonales, sensaciones y sentimientos, que son respuestas directas a esos estímulos. Y cuando ya estás metido en esta dinámica, se vuelve cada vez más difícil (aunque no imposible), darte cuenta que estás haciendo cosas que te pueden lastimar y pueden lastimar a tu novia(o), dejándola(o) marcada(o) para siempre.

PARTIENDO DE LAS DIFERENCIAS
Si te fijas un poco, verás que las reacciones de un hombre y de una mujer son bien diferentes. Mira lo que sucede en cada uno con las manifestaciones de cariño, que van desde las miradas, palabras, abrazos, besos, caricias... hasta… todo lo que se te pueda ocurrir.

Pero no necesitamos ir muy lejos, quedémonos en los besos:

Hay muchas clases de besos: los besos de cariño que le das a tus papás, a tus hermanos chiquitos y a tus abuelos, los que le das a tus amigos y amigas en un momento de emoción y los “de cachete” que usas para saludar o despedirte de alguien que ni te interesa siquiera. Y hay otros besos, que definitivamente traen cola y significan: “me gustas y espero que yo también te guste”; “te quiero y sé que tú me quieres a mí”; “me gusta besarte y quiero besarte más”. Esos besos sabrosones que siempre soñaste…

El beso en la boca está relacionado con la entrega sexual (Ojo, decimos solamente: “relacionado”). Es más que un simple intercambio de sentimientos, tiene rasgos de pasión como los que ves en la TV o en el cine; además de que abres la puerta que te lleva con naturalidad a otras caricias.

La naturalidad también incluye -gracias a Dios- tu inteligencia (mandas sobre ti mismo, eres libre y puedes elegir cuándo, cómo y con quién, aunque tu cuerpo a veces te diga “¡aprovéchate, ahora es cuando!”) pues eres diferentes a los animales.

El beso, para las niñas, claro que tiene su parte física (no son angelitos), pero el significado de amor y ternura que le dan, tiende a ser sumamente alto. Ellas son más sentimentales y ven todo con mucho romanticismo.

Para los hombres, el asunto es bien distinto. Ellos también tienen su corazoncito, pero tienen una sexualidad más “física”; por eso, para ellos el beso en la boca se relaciona más directamente con la entrega sexual.

Por eso, es básico tener claridad en las manifestaciones de cariño y, sobre todo, pensar en lo que puede estar captando la otra persona. En el caso de las niñas, ellas tienden a “romantizar” todo, pero deben tener los pies bien puestos en el suelo, sin presuponer que el niño siente lo mismo que ellas.

No es que quiera pintar a los hombres como los malos del cuento, sino sólo hacer evidentes algunas diferencias reales que no debes perder de vista.

A un hombre lo excitan físicamente muchas cosas que a la mujer ni siquiera la inmutan. A él lo puede estimular desde el olor de tu perfume, que le tomes de la mano, estar contigo en lo oscurito, que te recuestes en su pecho con afecto, la música y el baile, escenas visuales que pasan en la TV, revistas, el cine y cosas así. Una vez excitado, le es más difícil mantener el control de sus respuestas.

Los besos llevan a las caricias y a los contactos físicos… y éstos, directo a la excitación sexual.

Cuántas niñas hay, que nunca pensaron llegar a las relaciones sexuales antes del matrimonio, pero que, beso a beso y caricia tras caricia, se dejaron arrastrar por el proceso de excitación mutua, por los impulsos hormonales que las empujaron hacia “adelante” y ya nunca pararon… hasta llegar al beso del nunca jamás, al home run, a “eso” que juraron que nunca harían.

Cuando has permitido que las cosas lleguen “demasiado lejos” es muy difícil que retrocedas y vuelvas a un nivel razonable. Pensar que puedes parar cuando quieras, es realmente ingenuo, por eso es mejor no empezar algo que no quieres terminar.

Para ellos y ellas, es verdad: “El hombre llega hasta donde la mujer quiere”; todo es cuestión de platicarlo entre ustedes. Ambos son dueños de sus vidas y ambos, cada uno con su estilo, debe marcar y conservar los propios límites, simplemente por respeto a aquél o aquélla, que será tu futuro(a) esposo(a) y que seguramente ni conoces aún.

El “hasta dónde podemos llegar, sin llegar a…”, nadie te lo tiene que imponer. Debes marcar el límite tú mismo(a), como resultado de entender conscientemente que tus sensaciones fuera de dominio, te nublarán el entendimiento y te harán perder el control de lo que quieres y de lo que no quieres hacer.

Aquí es en donde se pone serio este artículo; si entras con tu novio(a) en el juego de las caricias y los besos, éstos te irán conduciendo al acto sexual y puedes transformarte o transformarla, de “la novia buena y prudente” a “la amante caliente y sensual” en dos segundos. En este juego hay muchos impulsos, pero muy pocos frenos.

Y, una vez que se cae en las relaciones sexuales por primera vez, éstas tienden a volverse habituales, cayendo en lo que llamamos promiscuidad. La promiscuidad comienza en el momento que pierdes el sentido del propio valor, de tu cuerpo y del respeto. Es dejarte gobernar por las hormonas y en definitiva, perder tu libertad.

El instructivo acerca del funcionamiento correcto de tu naturaleza humana, en la que el espíritu debe gobernar a la inteligencia y la mente al cuerpo, sí existe, no lo puedes ignorar y mucho menos alterar. Eres diferente a los animales y no puedes funcionar como ellos.

Dejarte gobernar por los impulsos puede ser un error y… hay errores de los cuales nunca se tendría que aprender por experiencia. ¿Verdad?

LOS 10 NO DEL NOVIAZGO

10 COSAS A LAS QUE HAY QUE DECIR NO CON FIRMEZA PARA QUE EL NOVIAZGO LLEVE A UN BUEN MATRIMONIO.

Por: Desde la Fe // Religión en Libertad | Fuente: Desde la Fe // Religión en Libertad

El portal católico mexicano Desde la Fe presenta un completo repaso de cosas que hay que tener en cuenta para aprovechar el noviazgo y evitar malos matrimonios. Lo reproducimos por su interés.

Un buen matrimonio depende en gran parte de un buen noviazgo, de que él y ella aprovechen bien ese tiempo para conocerse. Además de amor, ¿qué se necesita para tener un buen noviazgo? He aquí diez recomendaciones que conviene considerar:

1. NO DEJAR FUERA A DIOS
Antes que nada, pregúntale a Dios si tu vocación es el matrimonio. Consulta un director espiritual. Cuando creas haber conocido a la persona indicada, oren juntos, vayan juntos a Misa, encomiéndense a Dios y a María. Antes de casarse, acudan a un retiro para novios. Y después no se atengan a sus solas míseras fuerzas para amarse: no se vayan a vivir juntos ni se unan sólo por lo civil, sino mediante el sacramento del matrimonio, para recibir de Dios la gracia sobrenatural de ser fieles y amarse mutuamente como Dios los ama.

2. NO ENGAÑAR
Esto abarca dos aspectos. Primero: no finjas lo que no eres. No digas que te gusta lo que no te gusta, que haces lo que nunca haces, etc. sólo para ser como crees que tu novia o novio espera que seas. Descubrirá tu engaño al casarse, y puede ser motivo para separarse. Sé tú mismo, tú misma. Si no es compatible contigo, ni modo, no fuerces las cosas, ya encontrarás a quien lo sea. Recuerda que “siempre hay un roto para un descosido”. Y, segundo: no seas infiel. La infidelidad en el noviazgo es motivo para terminar la relación, porque los novios infieles, suelen ser cónyuges infieles.

3. NO QUERER CAMBIAR AL OTRO
Hay quien piensa: “mi pareja tiene esta forma de ser, o este hábito, o este vicio que no me agrada, pero yo la voy a cambiar”. Es una falsa expectativa. La gente no suele cambiar. El introvertido nunca se volverá extrovertido; la parlanchina no sabrá quedarse callada; el novio que nunca se acomide a ayudar será un marido haragán; la novia desaliñada será una esposa de bata y pantuflas. Y las características que te molestan en el noviazgo, en el matrimonio pueden aumentar y resultarte intolerables. O le aceptas como es, o no te cases.

4. NO JUSTIFICAR LO INJUSTIFICABLE
Si en el noviazgo, cuando se supone que están enamorados y desea complacerte, tiene desatenciones, te deja esperándole y no se disculpa; se la pasa viendo el celular, llega tarde, no te pregunta cómo estás, te calla, te critica, en el matrimonio será peor. No busques pretextos para justificar sus malas actitudes, busca mejor otra pareja.

5. NO VIOLENCIA
Si en el noviazgo ya hay gritos, malos modos, insultos y hasta golpes, ¡hay que salir huyendo! Un novio que te levanta la voz, será un esposo que te levantará la mano; una novia que te humilla ante tus amigos, será una esposa que te humillará ante tus hijos. ¿A qué arriesgarse a casarse con alguien que puede poner en riesgo tu integridad y la de tu familia?

6. NO RELACIONES SEXUALES
El sexo es fabuloso. Decir esto parecería razón para practicarlo en el noviazgo, pero es justo lo contrario: puede hacer que una pareja crea que son compatibles, cuando en realidad sólo lo son en la cama. UN AMANTE HABILIDOSO NO NECESARIAMENTE ES UN BUEN ESPOSO. Y hay muchos momentos en el matrimonio en que no será posible tener relaciones sexuales, así que si el sexo es lo único que los une, su relación irá a pique.

Una amiga me contó que su hija fue a confesarse de haber tenido relaciones sexuales con su novio, y el padre le dijo: “si se aman, no es pecado”. Sorprende semejante respuesta, porque Jesús menciona, en la lista de maldades que manchan al hombre, la fornicación, es decir, la relación sexual fuera del matrimonio (ver Mc 7, 14-23). La relación sexual está pensada para ser una donación total entre esposos que prometen, con la gracia de Dios, amarse toda la vida. No hay que banalizarla adelantándola, ni arriesgarse a un embarazo no deseado. Y, sobre todo, no hay que olvidar que para unos novios católicos tener relaciones sexuales pre-matrimoniales no es algo que alguien pueda autorizar por encima de la Palabra de Dios y de la Iglesia, que enseñan que es pecado (ver Catecismo de la Iglesia Católica #1755; 1852; 2353).

7. NO DESOÍR OPINIONES Y CONSEJOS
Por tener una visión desde fuera, puede suceder que tus familiares y amigos capten actitudes de tu pareja que tú no has percibido. “ay, mijita, tu novio toma demasiado”, “ay, hijo, ella trata muy feo a su mamá”, “oye, amiga, como que tu novio es ojo alegre, lo he visto coqueteando…”; “híjole carnal, me late que esa chava sólo te busca por tu dinero, se la pasa haciéndote gastar…”; “uy, le vi fumando mariguana”. Presta atención, no cierres los oídos. En los procesos de declaración de nulidad matrimonial, suelen preguntar cuál era la opinión de quienes rodeaban a los novios. Y es casi seguro que hubo muchas críticas que fueron desoídas…

8. NO SUPONER, MEJOR PREGUNTAR
El noviazgo es un tiempo para conocerse, para hablar, hablar y hablar de todos los temas habidos y por haber, para preguntar. Muchos matrimonios se rompen porque no descubrieron a tiempo que pensaban muy distinto: “¡creí que sí querías tener hijos!”; “¡no pensé que te molestara que trabaje!”; “¡no sabía que tu mamá vendría a vivir con nosotros!”. Más vale dialogar que lamentar.

9. NO DEJAR DE CONSIDERAR A LA FAMILIA
No sólo hay que fijarse en la pareja, sino en su familia. ¿Cómo es?, ¿cómo se llevan sus miembros entre sí?, ¿cuáles son sus valores? Recuerda que muy probablemente tendrás que convivir con ellos en Navidad, año nuevo, cumpleaños, aniversarios, algunos fines de semana, etc. Sus papás serán abuelos de tus hijos, y tus cuñados, sus tíos; querrán pasar tiempo con ellos, ¿qué clase de ejemplo les darán? ¿Es ésta la familia a la que quieres pertenecer?, ¿o vas a discutir y a pelearte cada vez que tu cónyuge la quiera ver?

10. NO SÓLO BUSCAR “QUE TE HAGA FELIZ”
Muchos se casan pensando: “ésta me hará feliz” (porque es bonita y puede lucirla en las fiestas de la oficina, o porque cocina rico, o es hacendosa), o éste me hará feliz, (porque es tan guapo que sus amigas la envidiarán; o porque gana tanto que podrá darle una vida de lujos). Buscan la pareja que los haga felices. Pero si la bonita se pone fea o se enferma, al guapo le sale panza, o pierde la chamba, ya no “hace feliz”, es hora de descartarlo.

La motivación para casarse no debe ser “que me haga feliz”, sino “quiero hacerle feliz”. Y qué mayor felicidad que santificarse mutuamente para llegar al cielo. Si tanto él como ella dicen: “le amo tanto que quiero dedicarme a que sea feliz aquí y por toda la eternidad”, eso sí que con la ayuda de Dios, se puede lograr pase lo que pase, en la salud y en la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso, hasta que la muerte los separe en este mundo y puedan reencontrarse en la vida eterna para siempre.

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