sábado, 27 de octubre de 2018

POR QUÉ LA MAYOR EXPRESIÓN DEL AMOR DE DIOS SON LAS LEYES QUE NOS DIO


DESDE EL PRINCIPIO DIOS HA ESTABLECIDO PRINCIPIOS PARA AYUDAR A LAS PERSONAS A SER FELICES.
Dios quiere nuestra salvación, y por ello sabe que cosas pueden alejar al hombre del cielo.
Por eso, desde su primera revelación, nos ha dado leyes para que podamos hacer nuestro camino en la Tierra sin tropiezos hasta el cielo.
Dios ha venido repitiendo las mismas leyes desde el principio. Hay una continuidad entre las primeras 7 leyes que le dio a Noé, los 10 mandamientos que le dio a Moisés y la adecuación que hace de ellos la Iglesia Católica. Dios que es Supremo creador del mundo, es sabio y omnipotente.  Y sabe que esas leyes son las necesarias para nosotros. Sin embargo algunos piensan que las leyes de Dios son una especie de control de la moral conservadora. Pero se olvidan que son el camino firme que nos guía a la salvación eterna. Algunos protestantes se refieren a ellas diciendo que se trata de una moral y que es la fe la que nos salva, no la moral. Pero la carta de Santiago dice algo central que muchos protestantes olvidan,

“Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe”  (St. 2:18)

Porque había dicho anteriormente que “la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.” Es el cumplimiento de la moral expresada en los actos diarios, en las obras, lo que define la fe.
Porque si hay inconsistencia entre obras y fe, se debe a que la fe no es la adecuada.

LA LEYES HAN SIDO DESDE EL PRINCIPIO
Noé cree en el Todopoderoso, por eso construye un arca. No existe otro dios, por ello obedece. Si esto no fuera así, hubiese clamado al otro. Pues un dios puede pelear contra otro, pero una creatura contra Dios, no. Tampoco lo maldijo, ni se enfadó con Él, por tenerlo en una barca durante tanto tiempo. El Creador es el Omnipotente, conoce y sabe todo.
Noé escucha el mandato de Dios y obedece.
No le dice, Señor hare la guerra y destruiré a todo hombre que te maldiga. O bien, yo mataré al que no te glorifique o no te alabe. Haré con mi cuchillo cuadritos al individuo que te ofenda. No, simplemente escuchó el mandato y obedeció. No replicó, ni hizo alarde. Dios le dejó a su esposa, y sus hijos; Él mismo reconoce la sacralidad de esta institución. El relato del diluvio muestra como el construir el arca, y Noé guarda y almacena las cosas que le dice el Señor. Dios mismo le ha concedido su Providencia. Por eso el Todopoderoso ha permitido que toda creatura, animal y ser viviente, entre en el arca. Ningún otro ser humano fuera de Noé y su familia, fuera de los animales y semillas de plantas fueron salvados.
El Omnipotente ha dejado una ley y Noé la obedece, pero también él manda a que su mujer y familia la obedezca.
Esta forma de proceder puede tener una enseñanza. Algunos han llamado a esta forma de proceder de Noé, como las siete leyes. Entre algunas creencias estas leyes son practicadas.

Se puede resumir así:
1. Sólo hay un Dios.
2. No maldigas a Dios, no tomar su nombre en vano.
3. No matar.
4. Respeta tu matrimonio, castidad según tu estado.
5. Respetar a toda creatura, no comer sangre o partes de un animal vivo.
6. No robar.
7. Respetar los mandatos de Dios, justicia.
Se parecen en parte a los diez mandamientos entregados por Dios a Moisés. Han sido agregados a los entregados a Noé: honrar al padre y la madre y guardar las fiestas, en los que fueron entregados a Moisés como los 10 mandamientos. Sin embargo, aunque esas dos no aparezcan en el relato de Noé están presentes. Se puede observar que posteriormente Noé ha de ser honrado por uno de sus hijos y maldice a los otros (Gen 9: 21-27) En cuanto a guardar las fiestas, se puede ver que él, construye un altar (Gen 8: 20-22). Las leyes de Noé mantienen la idea de obedecer al Todopoderoso.
El cristianismo en sus inicios tiene por tradición conservar los preceptos judaicos.
Pero no todos serán necesarios. Ya a Pedro se le ha revelado algunas cosas que no justifican mantener todos los preceptos. Y es Pablo quien busca eliminar cualquier tipo de imposición de todas estas leyes pesadas. Al final son eliminadas algunas, como la de comer sangre, pero se insiste en no cometer adulterio. Muchos cristianos tienen la idea de que las leyes de Noé y los mandamientos han sido abolidos. Pero en la práctica los apóstoles viven y los practican, y los cristianos posteriores también.

NUEVO TESTAMENTO Y LA PRÁCTICA DE LOS MANDAMIENTOS

“AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS”
Esto significa negarse a sí mismo y orientarse sólo por Dios. En Apocalipsis 12: 11 dice: “Ellos lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la palabra de testimonio que dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte.” El mejor testimonio de amor es dar la vida por otro. Así Cristo la dio por nosotros y así la dieron los primeros cristianos. San Ignacio de Antioquía, discípulo de San Juan apóstol y obispo de Antioquía, pide que lo dejen morir por Cristo: “triturado por las bestias como hostia viva”. Este obispo ya en el 110, se hace llamar católico y recuerda que donde está el obispo de Roma, está la Iglesia Católica.

“NO TOMAR EL NOMBRE DE DIOS EN VANO”
Justificar los actos realizados, para proclamar que hemos hecho lo mandado, o bien para decir que no lo hicimos, no es parte de lo que se ha recibido de Jesús.
Él mismo dice en el Evangelio cuando tengan que decir algo digan sí, sí es sí y no para cuando es no.
No juren ni por lo que está en el cielo ni por lo que está en la tierra.

“GUARDAR LAS FIESTAS”
Hechos de los Apóstoles 2: 42 recuerda como los primeros cristianos: Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.” También versículos posteriores hablan sobre ir al Templo y de la fracción del Pan. Hay que notar que aún existe el Templo, y que después los cristianos fueron expulsados, por lo que ya solo se reunían en casas. Luego irán a las catacumbas.
Y recién con el decreto de libertad religiosa de Constantino, pudieron empezar a construir sus propios centros de reunión para la Eucaristía, o fracción del pan como le llama San Lucas.

“HONRAR A LOS PADRES”
Significa que tus actos pueden ser lo que a ellos les llene de alegría o de tristeza.
Para Jesús, que es el Señor, era estar sujeto a ellos. (Lc. 2: 51)
“NO MATAR”
Los primeros cristianos han muerto por no pelear. Han preferido ser asesinados a matar.
El católico debe defender la vida.
Amad a vuestros enemigos, oren por quienes los persigan, pues si sólo aman a su amigos ¿Qué mérito tienen? (Mt 5: 44)

“NO COMETER ACTOS IMPUROS”
Se refiere al adulterio y a todo aquello que, consintiéndolo en el corazón, nos aleja de la fidelidad a Dios. Es decir, quién no vive de acuerdo a su estado en castidad. Y también quién por dar satisfacción a la carne, prefiere cometer actos impuros de pensamiento, de palabra y de obra. Así en Hechos 15: 20, se les recuerda a los hermanos no cometer actos impuros, o fornicación.

“NO ROBAR”
El poner todo en común era propio de imitar a la familia para los primeros cristianos. Por ello era inadmisible el robo. San Pablo recuerda que quién no trabaja que no coma, pues si no lo hace, es como robarle a quién si lo hace. Está aprovechándose del buen cristiano.

“NO MENTIR”
“Pedro le dijo: «Ananías, ¿cómo es que satanás llenó tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del campo?” (Hechos 5: 3)

“NO CONSENTIR PENSAMIENTOS Y DESEO IMPUROS”
El noveno mandamiento también tiene por objeto respetar el matrimonio. Pero también va para aquellos, los solteros. De alguna manera si el sexto mandamiento se refiere a la impureza y fornicación del individuo, este mandato lo hace para el hombre que respete a la mujer y viceversa en términos generales.

“NO CODICIARÁS BIENES AJENOS”
No busquen los bienes de la tierra donde la polilla los arruina, busquen más bien los del cielo” (Mt. 6:19) Estas palabras hacen eco del décimo mandato mismo que recuerda esas palabras de Jesús. Por ello la bestia se enfureció con la mujer y se fue hacer la guerra contras los que siguen los mandatos del Señor (Ap. 12: 17).
A Jesús le duele su Corazón, diez dardos le atraviesan cuando no le buscamos.
Pareciera que las llamadas leyes de Noé se repitieran en las actuales y a la vez en el eco de las de Moisés.

LOS MANDAMIENTOS SON LA EXPRESIÓN DEL AMOR DE DIOS
El Todopoderoso busca con toda razón la salvación del hombre.
Pues son creación suya.
Pero para que el hombre en su elección escoja a Dios, debe elegir libremente.
El individuo que ama no puede amar si es obligado, o bien si no tiene la libertad.
Por ello no se puede hablar de socialismo o comunismo porque la caridad, ha dejado de ser una elección libre, pues se convierte en obligatoria.
Por esta razón, Dios en su omnipotencia, ha tenido por bien dejar que cada uno sea libre.
En esa libertad tiene la esperanza de que el hombre lo escogerá a Él.
Sabe que los hombres son frágiles y que pecan.
Pero por ello extendió sus brazos en la cruz “y así adquirió para Él un pueblo santo”.
San Pablo dice que no hay que entristecer al Espíritu Santo.
El Señor sufre cuando lo abandonamos, cuando se escoge el pecado frente a la gracia.
Su dolor se asemeja al del padre misericordioso, el que nos recuerda la parábola del hijo pródigo.

LOS DERECHOS DE DIOS
Pero así como nos quiere, y espera nuestra felicidad y que seamos salvos; Dios también tiene derechos.
Tiene derecho a que sí no lo aman, le respeten.
A que no blasfemen contra su nombre. Hay que respetar a todos incluido a Él, porque Él es santo. Para algunos hombres Dios no existe, y para los que creen en Él, es una falta de respeto las irreverencias de algunos hombres. Pero lo es más para el Todopoderoso, que amando es despreciado. Por ello Cristo se glorificó en la cruz y el Padre lo resucitó de entre los muertos. Y de ahí que ningún cristiano puede seguir un camino que no sea el de la cruz. Porque la vida es derecho de Dios, Él la quita y la da.
Nadie debe por lo tanto usurpar el derecho divino.
Del mismo modo se debe respetar a los otros seres vivos, animales y plantas, porque también son creación de Él. Es cierto que en algunos casos, se permite la muerte, como lo es en defensa propia. O también en el caso de animales y plantas para la alimentación del ser humano. Pero esto no es una rebelión propia del ser humano ni una extralimitación, sino parte del plan de Dios. No mientan, no forniquen, no hieran el Corazón de Cristo con los dardos del desprecio y del olvido. No olviden que antes de existir, Él ya existía. Somos creaturas, no somos Dios. Por tanto debemos ser cristianos que guarden los mandatos de Dios, imitando a la Mujer de Ap. 12. Y entonces, se enfurecerá el dragón y los coros del cielo saldrán en defensa del Creador.
La bestia será echada y los que siguieron los mandatos del Señor entrarán a formar parte de su Reino.
Esta es la batalla que enfrentamos hoy día en nuestras vidas.
Fuentes:

Enrique Alfaro

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