martes, 23 de octubre de 2018

EL LENGUAJE DEL ENEMIGO


En el evento sinodal que viene verificándose en el Vaticano, el arzobispo de Filadelfia y miembro del Consejo Permanente del Sínodo, Mons. Charles Chaput criticó que en el Instrumentum Laboris del Sínodo sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional,se hubiera utilizado una sigla (párrafo 197) crítica asertiva debido a que la Iglesia no clasifica a las personas por sus apetitos sexuales.

I. MANIPULACIÓN DEL LENGUAJE
Ha sido el visionario intelectual católico D. Plinio Correa de Oliveira, en su inigualable, y por lo tanto ineludible escrito Trasbordo ideológico inadvertido y diálogo publicado en 1965, quien nos respecto de la distorsión de los vocablos al servicio de la propaganda comunista. En otros idiomas también titulado como Lenguaje ambiguo, doble trasvasado.

La manipulación del lenguaje, hoy en día, ocupa un espectro bastante amplio de la lucha del marxismo cultural, batalla semántica, es decir por el valor y el significado de las palabras.

A través de la llamada operación tortuga, se desarrolla ese proceso manipulador, la que consiste en dejar la misma palabra, pero cambiando su contenido. Esto es lo propio de la deconstrucción. Imponer un neo lenguaje con términos vaciados de su sentido real, por ejemplo los conceptos familia o matrimonio han sufrido esta manipulación. Hoy se habla mucho de los diversos modelos de familia pretendiendo que no se puede restringir su significado, cuando en realidad sólo hay un concepto de familia. También se manipula a través de la operación rechazo, que consiste en rechazar un término existente por la fuerza del concepto que está detrás y que no permite manipularlo tan fácilmente. Así, dado que el término sexo no puede ser utilizado para fomentar la agenda homosexual, promovieron el uso de la palabra género, ya que con género podían hacer caber el concepto de hombre con atracción a hombres, etc.[1]

La introducción de palabras inusitadas, como deconstrucción, educación sexual y reproductivafeminicidioviolencia de género.

Otro recurso es el de las repeticiones, con las cuales se persigue el asentimiento de la masa social, por ejemplo, prejuicio, frustración, pareja, tolerancia, sectarismo, tabú, discriminación, patriarcal, estereotipo, etc.[2]

Begoña García Zapata, subraya al respecto: Cuando se pretende manipular, la mejor arma para conseguirlo es la utilización de un lenguaje ambiguo que haga parecer razonables los nuevos presupuestos éticos, que los receptores no discuten en el fondo porque no entienden bien el lenguaje.[3]

George Orwell en su famosa novela 1984, señala: «el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el homicidio respetable», unidad convergente de significado que llega a conformar una neolengua, o en realidad un anti-lenguaje.

El Prof. Correa de Oliveira, determina que ese método del trasbordo ideológico inadvertido, posee tres intensidades y tres fases:
Comporta ese método una primera fase, de carácter enteramente preparatorio, consistente en actuar por medio del binomio miedo-simpatía para disponer a una actitud inerte y hasta resignada, a sectores de opinión que a la vista de esos progresos serían propensos a alarmarse y reaccionar. En ella, el trasbordo ideológico inadvertido alcanza el mínimo de su intensidad.

En la fase siguiente, sin percibirlo, el paciente del trasbordo —sea un individuo, un grupo restringido o una gran corriente de opinión— pasa de la resignación a una actitud de expectativa ya un tanto favorable. El fruto del proceso ya no es negativo y preparatorio, sino que tiene algo de positivo.

Por fin, cuando logra transformar al simpatizante en adepto convencido, el trasbordo llega a su plena intensidad y produce su fruto característico.

II. «HABÉIS PERVERTIDO LAS PALABAS DEL DIOS VIVO» (JER 23, 36).
Por una parte, los secularistas dan por supuesto que su lenguaje, con todo su contenido de planteamientos y orientaciones, conecta mucho mejor con el pueblo que el lenguaje de los tradicionales, que suponen arcaico y superado.[4]

El Profesor Plinio Correa de Oliveira, llamó a estas frases de captura, «palabras talismánicas» ya que tienen una atracción casi mágica.

La utilización de palabras talismánicas,[5] es la técnica consistente en el uso manipulador del significado flexible de las palabras o frases clave que produce el tránsito de las personas, de la moralidad tradicional de la Iglesia a un opuesto pecaminoso. Trasvase ideológico, que Raymond E. Drake, califica como una revolución pastoral diabólicamente inteligente.

Dicho transbordo ideológico no percibido no es el único subterfugio que utilizan los deconstructores. D. Plinio Correa de Oliveira denunció también otra técnica: cuando los enemigos de la Iglesia se enfocan en la destrucción de una verdad católica, primero la silencian y la ocultan. Intentan borrar todo recuerdo de ella. Durante mucho tiempo, la verdad no es mencionada; su razón de ser inexplorada; sus perfecciones no expresadas; su belleza ordenada consignada al olvido; su conformidad con el plan de Dios no enseñado. Después de inducir esta amnesia universal, los enemigos de la Iglesia se movilizan para el asalto. Su ataque encuentra a los defensores de la verdad desprevenidos, desorganizados e inseguros de la importancia de lo que está en juego.
Jean Guitton, señaló que Pablo VI le había hecho esta confidencia: «Una especie de pensamiento no católico parece dominar a veces dentro del catolicismo, y mañana este pensamiento no católico puede prevalecer». [6]

III. DISCERNIMIENTO VOCACIONAL, «SÍNODO 2018»
Nadie tiene más interés en confundir a los fieles que el diablo. Su obsesión es alejar a como dé lugar a las personas de las verdades de la Fe. Nuestro Señor Jesucristo dijo del Malo:
Él fue homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay nada de verdad en él. Cuando profiere la mentira, habla de lo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira.[7]
El hecho de que por primera vez una sigla tal, aparezca en un documento presinodal, viene a ser un síntoma evidente de la derrota intelectual, y un triunfo de los enemigos de la Fe.
Palabra talismánica. Se trata de una palabra cuyo sentido legítimo es simpático y a veces hasta noble; ella importa, sin embargo, cierta elasticidad. Empleándose tal palabra tendenciosamente, comienza a refulgir para el paciente con un brillo nuevo que lo fascina y lo lleva mucho más lejos de lo que podría pensar.

Citemos algunos de estos sanos y hasta nobles vocablos. Distorsionados, atormentados, desvirtuados, violentados de varios modos, ¡a cuánto equívoco, a cuánto error, a cuánto desacierto ellos han servido de rótulo!

Igualmente puede decirse que los efectos de esa técnica son tanto más nocivos cuanto más digno y elevado es el contenido de la palabra de que así se abusa: corruptio optimi pessima. Entre las palabras portadoras de un contenido digno, así transformadas en engañosos talismanes al servicio del error, pueden ser citadas: justicia social, ecumenismo, diálogo, paz, irenismo, coexistencia, etc.
Hoy en día, una de esas expresiones intra eclesiales es discernimiento vocacional.

Al inicio del sínodo en desarrollo, Francisco, dijo: sólo el diálogo puede hacernos crecer como Iglesia y construir un futuro lleno de esperanza. Afirmó que el sínodo es un ejercicio eclesial de discernimiento, porque una Iglesia que no escucha está cerrada a la novedad, cerrada a las sorpresas de Dios, y no será creíble, sobre todo para los jóvenes, que inevitablemente se alejarán en lugar de acercarseen efectode acuerdo a la enseñanza y práctica eclesial actual una política pastoral animada por la misericordia y que escucha al rebaño debe ejercer un discernimiento que pueda diagnosticar las situaciones experimentadas por las ovejas.

Tradicionalmente discernimiento es la capacidad de emitir un juicio o elegir un comportamiento de acuerdo con los requisitos de una situación. Esto permite juzgar personas y eventos para unir lo que debe unirse y dividir lo que debe dividirse, requiere no solo el conocimiento de una persona en su situación particular sino también, y especialmente, en referencia a un criterio recto de juicio y un estándar objetivo de evaluación con el objetivo de alcanzar el justum, es decir, una verdad ética. Por otro lado, esto requiere distinguir entre varias personas y situaciones que deben ser juzgadas de manera diferente, una percepción que a menudo se critica ahora como discriminación.

Uno no puede discernir sin juzgar. La famosa prohibición evangélica del juicio (cf.: San Lucas 6, 37) solo afecta el juicio precipitado, que a menudo resulta ser incorrecto e injusto porque busca examinar la conciencia interna de una persona.

La teología actual, postula la primacía de la pastoral sobre la doctrina, de la conciencia sobre la Ley, de escuchar sobre la enseñanza.
La nueva política pastoral emplea el discernimiento como método de diagnóstico para analizar situaciones problemáticas, como la familiar y la social.
La primacía de escuchar sobre la enseñanza se traduce en una primacía paralela y consecuente de discernimiento sobre el juicio que advierte en contra de juzgar y plantea la pregunta retórica: ¿Quién soy yo para juzgar?

Así, el sínodo a la medida de Jorge Mario Bergoglio y su staff, no sólo deja de ser católico al utilizar el lenguaje del enemigo, sino en su arco completo que saca la Verdad católica para situarla en un engañoso discernimiento.
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[1] Cf.: GARZA, P. LUIS, La batalla por el alma del mundo.
[2] Cf.: FUENTES, P. MIGUEL, la violencia ideológica de género.
[3] Cf.: Sexo, hombre, mujer, familia: algunos términos em desuso en la ideología de género.
[4] Cf.: IRABURU, P. JOSÉ MARÍA, Sacralidad y secularización.
[5] CORREA DE OPLIVEIRA, Prof. PLINIO, Trasvase Ideológico Inadvertido y Diálogo.http://www.fundacionspeiro.org/verbo/1966/V-42-43-P-77-165.pdf
[6] GUITTON, JEAN, Paulo VI secreto.
[7] SAN JUAN, 8, 44.

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