lunes, 29 de octubre de 2018

¿DE QUÉ MODO SE ESTABLECE LA COMUNICACIÓN ENTRE NOSOTROS Y LOS SANTOS DEL CIELO?


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La experiencia y la doctrina indican que efectivamente nos comunicamos con los santos en el Cielo. Que esa comunicación es de doble vía. Enviamos y recibimos comunicación. Y es por eso que podemos pedirle intercesión a los santos. Aunque los protestantes nos ‘satanicen’ por eso; pero se equivocan.
Personas que tuvieron experiencias cercanas a la muerte nos dicen que en el cielo la comunicación es de espíritu a espíritu.
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Y tal vez aquí en la tierra exista algún vestigio de ese tipo de comunicación, entre las personas, los animales y las cosas.
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Pero hay tanto ruido que no le prestamos atención a ese tipo de flujos.
¿Cómo funciona todo este intrincado sistema de comunicación que no implica la presencia frente a frente de las personas? Comencemos con lo primero. ¿Pueden los santos en el cielo realmente escuchar y responder a nuestras oraciones? 

LOS SANTOS EN EL CIELO Y LOS QUE PEREGRINAMOS EN LA TIERRA NOS COMUNICAMOS
Los hermanos separados (los evangélicos y protestantes) sostienen que los que están en el Cielo están muertos. Y que tratar de comunicarse con ellos configura el pecado de nigromancia e implica idolatría. Su posición dicen que es bíblica, sin embargo no lo es porque ellos leen solamente en forma textual la biblia y no relacionan pasajes de la escritura. Hay una serie de pasajes de la Escritura, que directa o indirectamente se relacionan con nuestra pregunta: ¿Pueden los santos en el cielo realmente escuchar y responder a nuestras oraciones?
  • Hebreos 12: 1 “teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos [en otras palabras, los héroes y mártires de la fe de los siglos pasados], sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone”
Por lo tanto, los héroes y mártires son un buen ejemplo para nosotros, y nos rodean como espectadores en una carrera.
Obviamente que saben de nosotros y pueden ver nuestras luchas desde el cielo. 
  • Santiago 5: 16 “orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder”
En otras palabras, los intercesores más poderosos de la Iglesia son los más avanzados en la santidad.
Y quien está más avanzado en la santidad de su alma ya está santificado por completo y en el cielo. 
  • Apocalipsis 8: 3 Otro Ángel vino y se puso junto al altar con un badil de oro. Se le dieron muchos perfumes para que, con las oraciones de todos los santos, los ofreciera sobre el altar de oro colocado delante del trono”
En este pasaje, es importante tener en cuenta que el Nuevo Testamento usa la palabra ‘santo’ para todos los bautizados, no porque todos somos perfectamente santos, sino porque todos hemos recibido al menos el don del Espíritu Santo.
Así que este pasaje implica que los ángeles y los ancianos (líderes cristianos santos ahora en el cielo) escuchan la oraciones de todos los cristianos en la tierra, y unen su oración ahora con la nuestra.
En resumen, poniendo estos pasajes juntos, sin duda dan cuenta que los santos en el cielo saben de nuestras luchas en la tierra y de nuestras oraciones.
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Y unen sus poderosas oraciones de intercesión con las nuestras. 
Las primeras liturgias de la Iglesia, cuando los hermanos no estaban separados, tienen pasajes que implican que los santos unen sus oraciones con las nuestras, y que las nuestras se unen con las de ellos.

Algunos ejemplos de estas primeras oraciones litúrgicas se incluyen en el rito moderno de la Eucaristía:
“Por este don de tu benevolencia tu familia te adora y, unida a los ángeles y a los santos, canta el himno de tu gloria” (Prefacio del Bautismo, que es bastante similar al de la Confirmación, la Eucaristía, etc).
También hay invocaciones de los mártires inscritas en las catacumbas de la época de finales del siglo segundo en adelante. La primera oración que se dirige directamente a la Virgen María, de la cual tenemos registro, fue escrita a principios del siglo tercero. En el siglo cuarto la invocación de los ángeles y de los santos es una práctica generalizada en la Iglesia, y no hay ninguna evidencia de ninguna división significativa o disputa sobre ella. La doctrina de la invocación de los ángeles y los santos también encaja bien con el patrón más amplio de la Fe cristiana.
Nuestro crecimiento en la fe y la santidad es ayudada por la intercesión de otros miembros del Cuerpo de Cristo (Ef 6:18; 1 Tesalonicenses 3: 11-13; 1 Tim 2: 1-4).
Y la Iglesia en la tierra y en el cielo evidentemente, están unidos de alguna manera en Cristo (Hebreos 12: 22-24). Es difícil interpretar cómo es que pedir a los ángeles y santos que oren por nosotros puede ser mal interpretado como “idolatría” (la acusación hecha por algunos evangélicos). Mientras que pedir a los miembros de la familia cristiana o a los amigos oraciones no lo es. Ambos actos parecen estar basadas en principios similares de la caridad y la oración de intercesión. La idolatría sólo ocurriría si uno creyera que un santo o un ángel nos daría algo que nuestro Señor no lo haría.
Pero las auténticas oraciones a los ángeles y los santos no son más que solicitudes para que oren por nosotros a Él.
La dirección final sigue siendo la misma como en el “Ave María”: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.  Podríamos argumentar que existe un caso acumulativo sobre esta doctrina, que combina las implicaciones de la Escritura, la tradición primitiva de la Iglesia, y encaja en el patrón de la Fe Católica. Esto hace que haya una “certeza moral” (es decir más allá de toda duda razonable) que efectivamente podemos pedir a los ángeles y los santos por sus oraciones. Y que nos pueden oír y respondernos al orar por nosotros. A esto se añade el hecho de que los Concilios Ecuménicos y los Papas siempre han apoyado fuertemente esta doctrina.
Y por lo tanto podemos ir más allá de la mera certeza moral.
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Podemos tener “la certeza de la fe” que esta verdad se nos ha revelado por Dios.
Esto pone sobre la mesa la interrogante sobre cómo es la forma en que nos comunicamos entre el Cielo y la Tierra. Miremos primero lo que sucede en el cielo y luego veamos cómo esa misma mecánica sucede entre el cielo y la tierra.

LOS QUE ESTÁN EN EL CIELO ESCUCHAN LOS PENSAMIENTOS
Piensa en cada pensamiento como si los demás pueden oírlo. Un día, lo harás. Es una buena práctica para la eternidad.
No hay necesidad del movimiento de los labios.
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Las preguntas son respondidas al instante – casi antes de que se las haga.
Fue sorprendente la velocidad con la que yo estaba aprendiendo”, dijo una mujer llamada Elane que con frecuencia se cita por dos investigadores de experiencias cercanas a la muerte.
El conocimiento que de alguna manera había dormitado el fondo de mi alma fue puesto en libertad, y yo estaba muy entusiasmada por el conocimiento despertado”.
“La luz y el conocimiento estaban fluyendo en mí desde todas las direcciones”.
“Podía sentirlo. Cada parte de mi cuerpo estaba reverberando cuando la luz brotaba.
Incluso mis dedos eran receptores de la luz y el conocimiento”.

HAY UNA COMUNICACIÓN TOTAL
El conocimiento es puro. De repente todo tiene sentido. En un estudio, un tercio de las personas con experiencias cercanas a la muerte tuvieron la experiencia del conocimiento que parecía manar de Dios.
“Su Luz comenzó a llenar mi mente y mis preguntas fueron contestadas antes de que yo les preguntara plenamente”, señaló una mujer de Seattle.
“Su luz era conocimiento. Tenía un poder que me llenaba de verdad.
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Cuando hube ganado confianza y dejé el flujo de luz en mí, mis preguntas llegaron más rápido de lo que creía posible, y fueron contestadas con la misma rapidez”.

¿Y LOS OTROS SENTIDOS?
“Pude oír, lo que nunca había oído en mi vida”, otra mujer le dijo a un investigador. Yo podía oír el suave susurro del viento en los árboles debajo de mí. Podía oír el murmullo y el tintineo de las muchas aguas corrientes. Podía oír los gritos lejanos de los niños en el juego, y el ladrido de un perro feliz. Podía oír el canto de muchos pájaros en los árboles de abajo. Yo no había oído el canto de los pájaros durante muchos años”.
Tal es el despertar, tal es la conexión.
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En el espíritu, ellos podrían “saborear” los sonidos y “oír” los colores.
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Se podía ver cada molécula de todo al alrededor.


Mientras eso nos han contado quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte, hay otro misterio tan grande como ese que es cómo se comunican los que están en el cielo con los que estamos en la tierra.

QUE FORMA TIENEN LOS SANTOS DE COMUNICARSE CON NOSOTROS
Muchas cosas que suceden en el cielo son un misterio para los de la tierra. Pero otras están bastante bien discernidas como la intercesión de los santos por nosotros, que supone siempre una comunicación entre ambos, santos y nosotros.
La experiencia indica además que esa comunicación es de doble vía, enviamos y recibimos comunicación.
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Aunque a veces no podamos percatarnos por la “suciedad” de nuestros sensores.
Los protestantes objetan la invocación a los santos en la oración por la sencilla razón de que creen que esta práctica oscurece la mediación de Cristo. Sin embargo, la Iglesia Católica enseña que las oraciones de los santos en el Cielo están mediadas a Dios Padre por medio de Jesucristo. Cristo es el único mediador entre Dios y el hombre, tanto si los hombres están en el cielo o en la tierra.

LE PEDIMOS A UN SANTO COMO LE PEDIMOS A UNA AMIGO QUE TENEMOS ENFRENTE
La Iglesia Católica pide a un santo en el cielo oración por las personas.
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Como una persona podría pedirle a un amigo oración.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre pedirle a un amigo que ore por mí que pedirle a San Pablo que ore por mí. Por ejemplo, un amigo que está de pie en la sala me oye decir: “por favor, oren para que yo prepare una buena conferencia para la clase de mañana.” Si yo fuera a pedir la misma “oración” a San Pablo, es obvio que no se presentaría en la sala con los oídos corporales listo para recibir mi petición vocal. Entonces, ¿cómo esta oración se transmite a San Pablo? ¿Y si hay 2.000 personas pidiendo oraciones a San Pablo al mismo tiempo?

COMO ESCUCHAN LOS SANTOS LAS PETICIONES
Algunos protestantes suponen que los católicos creen que los santos son omniscientes u omnipotentes. Pero la Iglesia Católica no enseña que los santos en el cielo sean omniscientes u omnipotentes.
Así que si no son omniscientes, ¿cómo es que “escuchan” las peticiones de oración que vienen de la tierra?
La respuesta es el Espíritu Santo.
San Agustín enseña que al igual que la Iglesia es el cuerpo de Cristo, el Espíritu Santo es el “alma de la Iglesia.” Lo que el alma es en nuestro cuerpo, lo es el Espíritu Santo al cuerpo de Cristo, la Iglesia (Sermón 267, 4: PL 38, 1231 D). La presencia del alma en el cuerpo humano es lo que permite que los mensajes se muevan a través del cuerpo. El cerebro puede provocar que los dedos se muevan o el ojo vea. Pero esto no puede suceder en un cuerpo muerto. El alma es lo que permite que los mensajes viajen por el cuerpo. Si le quitas el alma, el cerebro no puede pedir mover los dedos del pie y el estómago no puede pedir a las manos y la boca que le den de comer. Esto es en la comunión de los santos.
El Espíritu Santo permite que el sistema nervioso central del cuerpo de Cristo envíe mensajes de ida y vuelta el uno al otro.
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El Espíritu Santo es quien da a los santos su condición de “santos”.

LOS SANTOS ESTÁN FUERA DEL TIEMPO Y DEL ESPACIO
Aquí viene una primera objeción. Si lo que dices es verdad y el Espíritu Santo transmite “las peticiones de oración” de nosotros a los demás cristianos en el cielo, ¿Por qué no puedo enviar una petición de oración por telepatía a un cristiano que vive en China? La primera objeción se responde a cuenta del “tiempo y espacio.” Si estamos separados por el tiempo y el espacio de otra persona, no podemos comunicarnos. Esto no es del todo cierto respecto al espacio en la era de los teléfonos celulares y correo electrónico. Y por otro lado hay algunas evidencias que muestran que en ciertos casos podemos comunicarnos espiritualmente en la tierra con otras personas.
El santo no es glorificado en el tiempo o el espacio.
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Así que él o ella de alguna manera pueden escuchar un millón de oraciones “a la vez” por medio del Espíritu Santo, que es infinito.

MENSAJES DE IDA Y VUELTA
Una segunda objeción. Si lo que dices es verdad y el Espíritu Santo transmite “las peticiones de oración” de nosotros los cristianos a los que están en el cielo, ¿Por qué no nos pueden enviar mensajes personales a la vuelta?
La segunda objeción se responde mediante el reconocimiento de que los santos “envían mensajes” a los fieles en la tierra.
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Lo que sucede que a veces no las podemos escuchar porque tenemos ruido y suciedad en nuestro canal de comunicación.
Hay muchísimos casos de comunicación. Por ejemplo, san Gregorio de Nisa explica que San Gregorio el Iluminador recibió una visión en la que: Él escuchó a uno que había aparecido en forma de mujer exhortando a Juan el Evangelista explicar a un joven el misterio de la fe verdadera. Juan, por su parte, declaró que estaba totalmente dispuesto a complacer a la Madre del Señor, aún en esta materia y que esto era lo más cercano a su corazón. Y así, la discusión llega a su fin, y después de haber dejado esto bien claro y preciso, los dos desaparecieron de su vista.” (San Gregorio de Nisa, Vida de San Gregorio Taumaturgo)

Aquí tenemos un ejemplo de la Santísima Virgen y San Juan apóstol que aparecen a alguien en la tierra con un mensaje. La historia de la Iglesia está llena de ejemplos de este tipo.

¿Y EL PECADO DE NIGROMANCIA?
Una última objeción. ¿Pero no es la oración a los muertos un pecado de nigromancia? Técnicamente, la nigromancia es consultar a los muertos con el fin de discernir el futuro. La nigromancia palabra deriva de Nekros, “muerto”, y manteia, “adivinación”.
En primer lugar los santos en el cielo no están “muertos”.
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Ellos están vivos en Cristo, ¡más vivos que nosotros!
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“Él no es un Dios de muertos, sino de vivos; Ustedes están muy equivocados”
(Marcos 12:27).
En segundo lugar, los católicos no pedimos a los santos oración para que puedan predecir el futuro.
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Tal vez la tía de alguien en México haga conjuros a través de la combustión de hierbas y la invocación a los santos.
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Pero eso no es lo que la Iglesia Católica enseña o promueve.
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Es un abuso y una herejía.
En última instancia, los santos glorificados en el cielo asumen su identidad sacerdotal como el pueblo de Dios. Esta identidad sacerdotal implica la intercesión. Y para que ellos continúen derramando el amor con nosotros, lo único que ellos pueden hacer es orar por nosotros. “Estamos rodeados por una gran nube de testigos” (Hebreos 12:1).
SOMOS ESPÍRITUS QUE SE CONECTAN A TRAVÉS DEL ESPÍRITU SANTO
En definitiva tanto en la tierra como en el cielo, como entre el cielo y la tierra, estamos conectados (y afectados) de manera que no vemos.
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Hay energía – la energía espiritual – a nuestro alrededor.
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Las palabras y los pensamientos tienen una fuerza real.
Un ejemplo del valor de la energía espiritual lo podemos encontrar a través de estudios de un científico japonés que afirma haber encontrado que los cristales de agua reaccionan a la oración, la música, y al ambiente creado por las palabras. Dijo que había visto resultados sorprendentes en la forma de los cristales de agua formados maravillosamente cuando estaban en la presencia de gente rezando o con música clásica. Pero con formato incorrecto y feo cuando la tensión estaba en la vecindad (o si había música heavy-metal).

UN CASO ESPECIAL: ¿CÓMO LES LLEGAN A LOS SANTOS LAS CARTAS QUE LES ENVIAMOS?
Acá presentamos dos casos. Uno es el caso de San Antonio de Padua, en que cartas puestas en la mano de una estatua suya llegan al destinatario. Y otra la revelación del recurso que usaba Santa Gemma Galgani para enviar cartas, que incluso fue puesto a prueba para experimentar su veracidad.

LA ENTREGA DE CARTAS MILAGROSAS DE SAN ANTONIO DE PADUA, DEL QUE SALIÓ LA COSTUMBRE DE ESCRIBIR SAG (SAN ANTONIO GUÍA)
Se ha convertido en una práctica popular para la gente a escribir “SAG” en los sobres antes de colocarlos en el correo.
Las letras de “San Antonio Guía” debido a la milagrosa historia a continuación.
Durante su vida, Dios hizo innumerables milagros en la vida del sacerdote franciscano San Antonio de Padua (1195-1231) y su fama de santidad fue universalmente aclamada. Así que en cierto sentido, no es de extrañar entonces que, inmediatamente después de la muerte de San Antonio, los milagros obrados en su tumba fueran tan prodigiosos que el obispo de Padua solicitara al Vaticano su canonización. Una investigación judicial fue instituida sin demora, y por una excepción considerada sin precedentes en la historia, el 30 de mayo 1232 el Papa Gregorio IX, solemnemente pronunció el decreto de canonización, sólo once meses después de la muerte de Anthony. Su madre y dos hermanas que le sobrevivieron tuvieron el extraordinario y extremadamente raro privilegio de ser testigos de la ceremonia de canonización y unirse a los festejos que siguieron al anuncio. Quienes están familiarizados con el proceso de canonización saben que una canonización rápida es desconocida en la Iglesia Católica, porque el proceso normal requiere mucho estudio de la vida de los propuestos santos, y normalmente son canonizados décadas, y muy a menudo siglos después de su muerte. Tal fue la extraordinaria santidad de San Antonio. El origen de las iniciales “SAG” y por qué se escribe a menudo en los sobres es la siguiente: Un comerciante español llamado Antonio Dante salió de España para América del Sur en 1729 para establecer un negocio en Lima, Perú. Su esposa, que permaneció en España, escribió una serie de cartas dirigidas a él sin recibir respuesta. Después de muchos meses llenos de preocupación y con la mayor fe y sencillez, ella llevó una carta a la Iglesia de San Francisco en Oviedo. [San Francisco y San Antonio eran amigos cercanos y compañeros durante su vida.] En la iglesia había una gran estatua de San Antonio, y coloca la carta a su marido en su mano extendida y reza la siguiente oración con confianza, pidiendo su intercesión celestial: 
“San Antonio, te ruego a ti, deja que esta carta le llegue y obtén para mí una respuesta rápida”. 
Al día siguiente volvió a la iglesia y vio que su carta seguía allí. Llorando por la frustración de que su carta no había sido entregada, atrajo la atención del hermano sacristán que escuchó su historia. Después, él le dijo que él había tratado de quitar la carta pero no pudo, y le pidió a la señora si ella trataba de sacarla de la mano de la estatua. Ella lo intentó, y lo hizo con facilidad.
Pero la carta que retiró de la mano de la estatua de San Antonio no fue la que colocó allí el día anterior, era una carta de su marido.
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Al retirar la carta de su mano, trescientas monedas de oro cayeron de la manga de la estatua.
Asombrado, un buen número de los frailes fueron llamados y corrieron al lugar, esperando a que se abriera la carta milagrosa. La carta estaba fechada el 23 de julio 1729 y decía: “Mi querida esposa. Desde hace algún tiempo he estado esperando una carta tuya, y he estado muy ansioso y preocupado por no tener noticias tuyas. Pero al fin tu carta ha llegado, y me ha dado alegría. Un Padre de la Orden de San Francisco, me la trajo. Te quejas de que he dejado tus cartas sin respuesta. Te aseguro que cuando no recibí ninguna carta tuya yo creí que habías muerto, pero puedes imaginar mi alegría por la llegada de tu carta. Te respondo ahora por el mismo Padre religioso, y os envío trescientos escudos de oro [monedas], que debería ser suficiente para tu apoyo hasta mi pronto regreso”. “Con la esperanza de pronto estar con ustedes, ruego a Dios por vosotros, y me encomiendo a mi querido patrón San Antonio, y deseo ardientemente que puedas seguir enviandome noticias de ti misma. Con el mayor afecto,
Antonio Dante “
La carta original, escrita en español, es cariñosamente conservada en el monasterio franciscano de Oviedo.
En memoria de este acontecimiento, la práctica de escribir SAG (San Antonio Guía) en las cartas se ha convertido en popular, para poner las cartas bajo la protección de San Antonio con la confianza de que la carta llegará de forma segura a su destino correcto.

LAS ENTREGAS DE CARTAS ANGELICALES EN LA VIDA DE SANTA GEMA GALGANI 
Otro caso más reciente de las entregas de correo milagroso ocurrió en la extraordinaria vida de la estigmatizada y mística del siglo XX Santa Gemma Galgani (1878-1903). En la “Vida de San Gemma Galgani” escrita por su director espiritual, el Venerable Padre Germanus Ruoppolo, pocos años después de su muerte, relata cómo la extraordinaria mística tenía tal familiaridad con su ángel de la guarda que a veces sus cartas las confiaba a él para su entrega segura:
“Un día, con la más encantadora sencillez, ella oró al ángel para llevar la carta que le había escrito a su director espiritual.
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Estando familiarizada con el ángel, ella no tenía ninguna duda en cuanto al resultado.
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Viviendo dependiente de la caridad de la familia Giannini [con quien vivía], no le gustaba hacer solicitudes adicionales de pedir para estampillas.
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Ella no siempre procedía de esta forma extraordinaria, por lo que su recurso al ángel no era continuo, pero ni una sola de todas las las cartas en que lo comprometió a él se perdió”. 
A la luz de estas entregas extraordinarias angelicales, su director, el Venerable Padre Germanus CP, quiso llevar a cabo una “prueba”. Instruyó a Gemma que diera las cartas que ella quería enviar por el ángel a Cecilia Giannini, quien dijo que las encerraría en un lugar desconocido para Gemma. Gemma vivía en Lucca, Italia, mientras que su director espiritual vivía varios cientos de kilómetros de distancia en Roma. Y así, en 11 de junio 1901 Gemma escribió una carta a su director espiritual, en la que buscaba orientación sobre algunos asuntos espirituales, como solía hacer. Luego dio una carta a Cecilia, (conforme a lo solicitado anteriormente por su director espiritual), que a su vez se la dio al padre Lorenzo Agrimonti, que era un sacerdote que vivía en ese momento con la familia Giannini. El Padre Lorenzo inmediatamente la encerró en un cofre en su propia habitación y se guardó la llave en el bolsillo.
Durante la tarde del día siguiente, Gemma vio en una visión del ángel que pasaba con su carta camino a Roma para entregar al Venerable Padre Germán, por lo que Cecilia se comunicó inmediatamente con el Padre Lorenzo.
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Ellos encontraron que la carta que tenía, de hecho, desapareció de su lugar secreto, y para su mayor sorpresa, que más tarde la carta fue recibida, como siempre, por su director espiritual, no timbrada por supuesto.
Para probar el asunto otra vez, se llevó a cabo el mismo experimento – una carta de Gemma a su director fue nuevamente entregada al Padre Lorenzo. En secreto escondió el sobre entre dos imágenes, una de San Gabriel Possenti y la otra de San Paublo de la Cruz. Esto tuvo lugar el 22 de mayo de 1901. Al día siguiente, Gemma anunció que su ángel le había llevado la carta y la entrega se confirmó una vez más por su director espiritual, ante el asombro absoluto de todos los involucrados. No es de extrañar entonces que Venerable Padre Germanus, en su libro sobre la vida de Santa Gemma, les llama “cartas angelicales”. Y acerca de Gemma y su ángel guardián, su director espiritual el Venerable Padre Gemanus escribe: “Gemma, viendo la gran caridad que su ángel prodigaba sobre ella, amaba inmensamente a su ángel, y su nombre estaba siempre en su lengua y en su corazón. Decía ‘Querido Angel  Te quiero!’ ¿Y por qué el ángel preguntó?Porque me enseñas cómo ser buena, y mantenerme humilde, para agradar a Jesús”. 

Fuentes:
Sergio Fernández

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