sábado, 24 de septiembre de 2022

EL CRISTO DEL 67

 La comunidad de Huacho tuvo en don Ernesto Ausejo Pintado uno de sus mejores alcaldes. Presidió el Concejo Provincial de Chancay por más de tres períodos. Hombre nacido para el mando, le venía de herencia su carácter fuerte.

Sus ancestros poseyeron varias haciendas y otras propiedades. Pero, al nacer él, sus mayores dilapidaron la fortuna, dejándolo en la más completa miseria. Su abuelo materno don José María Pintado lo tomó a su cuidado, poniéndolo a trabajar como ayudante de la piara de burros que tenía para el transporte de piedras de sal de las Salinas y carga del puerto de Huacho a la ciudad. Su instrucción sólo llegó al segundo año de Primaria.

Don Ernesto, desde muy tierna edad, fue templando su carácter. Entre la piara de burros que guiaba también habían mulas. Pobre del burro que se echara en el camino, de cansado; al tercer pencazo ya estaba levantado. Sin embargo, con quienes tenía que emplear toda su energía era con las mulas. Todos sabemos lo tercos que son estos animales. Retorciéndoles la cola y tirando fuertemente de ella las hacía levantar y seguir la marcha.

Todo hombre enérgico y resuelto triunfa en algunos aspectos de la vida. Debido a sus relaciones familiares es nombrado capitán de la Capitanía del Puerto de Supe. Luego se lanza a los negocios y a la vida bohemia. Un día en el Hotel Pacífico, por motivos a una alusión a su vida privada, lo titulaban -el capitán pirata- el joven Ernesto se desata y como un huracán todos los que le ofendieron van cayendo de sendos puñetes; entre ellos el comisario, quién hace llamar a los gendarmes en su auxilio. Estos también van rodando uno a uno de bajo de las mesas del comedor del hotel. Dominado y llevado a la comisaría, le dieron una soberana paliza, por el hecho extraordinario de fortaleza y osadía de lanzar al comisario y a seis gendarmes bajo las mesas. El pueblo lo tituló: "el siete machos".

Veinte años después, Ernesto Ausejo se convierte en don Ernesto Ausejo Pintado. ¿Cuál es la razón? De criador de chanchos y vacas y arrendatario, se convierte en propietario y gran capitalista. Empieza a comprar terrenos y fincas; deja las vacas y los chanchos y el caballo con el que se paseaba en la ciudad y se compra un hermoso Cadillac ¿Tendrá pacto con el diablo, se preguntan las viejas beatas?

En Huacho se han encontrado fabulosos "tapados" en moneda española. Se encontró uno, en el lugar donde hoy está el pasaje Ricardo Palma, según cuentan fue en un tiempo cuartel de los chilenos. Apariciones inesperadas alarmaban a los centinelas y dispersaban los caballos. Donde se ubica el Club Tennis una familia judía que abastecía el mercado con verduras el año 1925, en que se produjo el Fenómeno del Niño en Huacho, al derribarse un alto pino, en sus raíces se encontraron incrustadas monedas españolas.

Leyendas se tejían donde aparecía luces y corrían bolas de fuego. Como lo tuvo el fundo ganadero a la entrada de la ciudad, llamado: "La Era". Don Ernesto puso a trabajar en "La Era" a uno de sus hijos. El muchacho bohemio, muchas veces dormía dentro de un antiguo corral colonial. Una noche vio correr una bola de fuego que salía del corral. Esta noticia sólo fue conocida por los peones, quienes creyeron, dada su vida divertida, que había visto visiones. Empezaron a burlarse de él y le pusieron el apelativo de "bola". Una madrugada Bola ve claramente de donde sale la llamarada, le cuenta a su padre y señala el sitio. Días después don Ernesto Ausejo con dos peones nuevos recién llegados de la sierra cavan en la zona indicada por Bola y encuentran un gran tapado, en barras de oro. Este relato lo contó un hermano de don Desiderio de los Santos, que trabajaba en la granja: "La Era".

Los gases tóxicos que emiten los metales enterrados de tiempo en tiempo emergen en forma de llamaradas. Fueron absorbidas por don Ernesto Ausejo y los dos peones. Este viajó a curarse a los Estados Unidos y los peones bien gratificados viajaron a su tierra...

Don Ernesto Ausejo Pintado, con esta fortuna se lanzó a la política. Es el hombre fuerte de la Provincia de Chancay. Con su propio peculio postula la candidatura del doctor Manuel Prado, instalando una casa política en Huacho. Donde llegan políticos como el doctor Cisneros Sánchez, comen y organizan comités en toda la provincia a costa de don Ernesto; se cree que esta campaña costó, cuando menos, un cuarto de millón de soles de esa época.

Llega a ser Alcalde, se codea en Lima con Cisneros que es el brazo derecho de Prado. Habla más de lo convenido. Son cosas que se toleraban antes, y menos después de tomar el mando. Y don Ernesto es desembarcado en sus pretensiones de ser Senador de la república y ocupar un curul en esa cámara. Por último lo destituyen de alcalde de la provincia de Chancay. Esta fue la amarga verdad que tuvo de los políticos, y la razón para formar su partido llamado "Independiente". Teniendo como asesor al poeta Leónidas Yerovi, que dirigía el programa radial: “Yo soy el pueblo”.

Don Ernesto como alcalde impone orden en el comercio. Contra los grandes comerciantes, entre ellos Simón Chang. Este millonario de gran influencia en Lima, socaba su base, hasta que al fin lo derriba. En el período del presidente Belaúnde, es elegido por el pueblo. Sus concejales son hombres que lo dejan hacer, él realiza el trabajo de todos. Se hacen obras sin dirección técnica. Vienen nuevas elecciones, don Ernesto sale nuevamente elegido. Los partidos coaligados forman mayoría para limitarlo. Don Ernesto hombre de acción, tiene que esperar que estos se pongan de acuerdo para emprender cualquier obra. Como buenos políticos pasan el tiempo deliberando sin decidirse por una gran obra. Ni porque la propia naturaleza les indica el camino a seguir, con el catastrófico terremoto del 17 de octubre de 1966. Con Huacho semi-destruido, era el momento de hacer el Plan regulador de la ciudad. Y emplear toda la energía de don Ernesto en la reconstrucción. Como viene siempre sucediendo, prima el interés político antes que el del pueblo y la ciudad se reconstruye en las mismas áreas.

El 23 de enero de 1966, con motivo del Centenario de la Ciudad de Huacho el Alcalde Ernesto Ausejo Pintado preparó un bello programa con inauguración de diversas obráis públicas: la apertura de jirones con varias cuadras, como son jirón Nicolás de Piérola y Juan Barreto, la avenida Leguía, prolongación Av. San Martín, jirón Manuel Domingo Torero y Guillermo Velásquez Jordán, prolongación del jirón La Merced, prolongación Adán Acevedo, ensanche del jirón Leoncio Prado; además prolongación Atahualpa que ha unido San Martín con Nicolás de Piérola. Siendo su principal obra la construcción del mercado "Centenario", en un área de ocho mil metros cuadrados y con mil ochocientos puestos con todas sus comodidades de comerciantes y público consumidor. El acto fue apadrinado por el Presidente de la república arquitecto Fernando Belaúnde Terry. En el programa de festejos hubo un corso con participación de reinas de la ciudad de Lima, Huacho y todas las principales instituciones. Terminaron las festividades con un gran baile de gala en el Club Tennis.

La presencia del Presidente de la República, la concurrencia de conocidas y antiguas familias huachanas residentes en Lima y diversas ciudades del país; las obras realizadas e inauguradas y los grandes y alegres festejos donde participó el pueblo dieron brillo a la cita. Actualiza y reafirma el Decreto Ley del 23 de enero de 1886 que declaró a la ciudad de Huacho como capital de la Provincia de Chancay. Dejando como ratificatoria la Ley del 10 de noviembre de 1874.

Don Ernesto para las nuevas elecciones del año 1967, pese a las obras realizadas, había perdido popularidad. Pero llega en su ayuda el terremoto del 17 de octubre. Don Ernesto acude en apoyo de la masa trabajadora, compra esterones y cañas y personalmente en carros del Concejo los va distribuyendo a las diversas barriadas que circundan la ciudad; luego reparte cocinas y frazadas. Con su actividad le gana de mano a sus contendores y con ello la voluntad del pueblo; además se gana a los universitarios independientes, y seguro de su triunfo, se sienta a esperar el resultado de las elecciones municipales. Y vuelve a triunfar, barriendo a todos los representantes de los partidos políticos que pretendían la alcaldía.

Conociendo el carácter autoritario de don Ernesto, los representantes de los partidos políticos antagónicos, antes de las instalaciones se unen y ganan por mayoría los principales puestos, y después se atraen a la minoría que acompaña al alcalde. A don Ernesto Ausejo Pintado lo dejan solo y desde allí empezó a padecer el Cristo del 67, como el mismo lo tituló.

Los alcaldes distritales donde han triunfado partidos políticos se unen también para hacerle la vida imposible. Por radio se dice lo que no debe decirse. Al alcalde de Sayán le dice haberle comprado un terno que usa con tanta galanura. Este ofendido le responde en tono subido a don Ernesto, quien manifiesta ser el único hombre que le hizo sonrosarse. Los concejales coaligados para deshacerse de él, lo acusan de haber hecho un contrato ilícito en el Concejo, con el fin de beneficiarse. Es el proyecto de una casa para ancianos. La denuncia es expuesta al Jurado Nacional de Elecciones, que lo destituye del honroso cargo de alcalde de la provincia de Chancay.

Don Ernesto pide al Jurado Nacional de Elecciones rectifique esta sentencia, por ser una trama política para despojarlo del cargo de Alcalde. Ante el silencio, falta de respuesta, cita al pueblo a un Cabildo Abierto para que se pronuncie: si sigue o no en el cargo de burgomaestre. El pueblo varias veces sale a las calles en apoyo de su alcalde. Los coaligados políticos comprendiendo la impotencia de la policía local para contener al pueblo hace venir para el día del Cabildo tropas de asalto de Lima. Se impide la concentración en la plaza de armas, dispersándolos por las boca calles. La gente corre por todas partes, hasta que llega la noticia que don Ernesto se está dirigiendo por radio en un techo de una casa en la calle 28 de Julio.

Ante la presencia repentina de las tropas de asalto que lanzan bombas para dispersar a los manifestantes. El alcalde "siete machos" ofuscado sufre una confusión... y exclama por la radio a todo pulmón: "En estos momentos la tropa de asalto venida de Lima, nos está lanzando bombas atómicas".

Al "Cristo del 67" lo crucificaron. Empezando los políticos por ponerle piedras en el camino para impedirle llegar a la alcaldía. Como sabían que sólo tenía segundo año de Primaria, lograron del Congreso de la República una Ley, estableciendo que para ser candidato a alcalde provincial debía tener la instrucción media completa:

Don Ernesto Ausejo en los pocos meses que faltaban para su inscripción, se matriculó en una escuelita, donde en cursos acelerados, terminó la primaria y concluyó la instrucción media con nota sobresaliente, certificado que incluyó en su postulación.

Para conseguir nuevas rentas y continuar realizando obras como el nuevo municipio y un gran centro cívico, levantaron a la masa de comerciantes en la venta de puestos en el nuevo mercado y el alquiler de las tiendas, alegando precios elevados; igualmente apoyaron a los trabajadores municipales, en sus pretensiones de mayores sueldos. Cuando llegaba el presidente Belaúnde a inaugurar la ampliación del muelle de Huacho, grupos dirigidos por los políticos se hicieron presentes en el puerto con el fin desprestigiar al alcalde. Todos estos hechos y mucho más fue el calvario del Cristo del 67. Hasta que al fin lo crucificaron destituyéndolo.

Para borrar toda huella de su actuación edilicia, hasta el Centenario de la ciudad, celebrado tan dignamente el 23 de enero de 1966, lo anularon, alegando que una Ley tiene más valor que un decreto; cambiándolo por el 10 de noviembre.

Por :Alberto Bisso Sánchez

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