Ni tú bordas pañuelos ni yo rompo contratos, ni yo mato por celos ni tú mueres por mí, antes de que me quieras como se quiere a un gato me largo con cualquiera que se parezca a ti.
De par en
par te abro las puertas que me cierras, me cuentan que el olvido no te sienta
tan mal, la paz que has elegido es peor que mi guerra, aquella cama nido parece
un hospital.
Yo, en
cambio, no he sabido ir a favor del viento que muerde las esquinas de esta
ciudad impía, pobre aprendiz de brujo que escupe al firmamento desde un hotel
de lujo con dos camas vacías.
¿Quién
hará mi trabajo debajo de tu falda?, la boca
que era mía ¿de qué boca será?, el roto de tu
ombligo ya no me da la espalda cuando pierdo contigo lo que gano al billar.
Aunque
nunca me callo, guardo un par de secretos, lo digo de hombre a hombre, de mujer
a mujer.
Ni me
caso con nadie, ni guardo pa’ mis nietos, por no tener no tengo, ni edad de
merecer.
Como pago
al contado nunca me falta un beso, siempre que me confieso me doy la absolución,
ya no cierro los bares ni hago tantos excesos, cada vez son más tristes las
canciones de amor.
Joaquín Sabina
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