Nos pueden decir que es necesario saber discernir, que debemos hacerlo antes de cualquier opción de vida importante, etc… pero ¿quién nos dice cómo hacerlo?
San Ignacio de Loyola, en su
libro «Ejercicios Espirituales» tiene
una sección especial para eso: «Reglas de discernimiento». Estas son
reglas que muchos católicos seguimos hoy sin siquiera saberlo:
Dios está en lo que me da paz,
Dios no está en la confusión o en lo oculto. Dios llama con suavidad, Dios me
llama donde le doy «la mayor gloria» etc.
Pero a veces necesitamos algo más concreto…
Por eso te comparto dos
preguntas que se han derivado de las reglas de san Ignacio y creo que nos
ayudan muchísimo a saber concretamente qué elegir cuando tenemos que tomar una
decisión importante.
PARA DISCERNIR DEBES TENER EN CUENTA
San Ignacio llamaba mucho a la
introspección, el autoconocimiento, el «discernimiento
de espíritus»: lo que significa conocerme para entender de dónde vienen mis
pasiones.
Si son deseos puros o nublados
por heridas de mi pasado, por deseos pasajeros como ansias de placer,
reconocimiento, dinero, pode, y entonces poder «indiferentemente»
decir «esto sí es bueno para mí» o «esto no».
Como dice san Ignacio hay una
cuestión básica antes de discernir: no elijo entre
algo bueno y algo malo, elijo entre lo bueno y lo mejor.
Como dice san Pablo: «Todo me es lícito, pero no todo me edifica», esto
puede incluso consolarnos. No es que la voz de Dios sea difícil para mí, sino
que efectivamente las decisiones son complejas, porque Dios nos ha regalado
libertad para optar.
Pero en eso debemos pedirle la
gracia de distinguir qué nos ayuda a seguir en ese camino de libertad y no
esclavizados por falsas promesas de felicidad.
Cuando todo eso nos confunde o
nubla, nos empuja interiormente hacia un camino o hacia otro. O cuando no logro
ponerme en paz para orar y decidir con la compañía de Dios… ¿qué preguntas hacernos?
1. ¿DE DÓNDE VIENE ESTE DESEO Y HACIA DÓNDE ME
LLEVA?
Si por ejemplo, me están
ofreciendo una nueva oportunidad (cambio de carrera, un viaje, un trabajo, una
comunidad…) me sirve preguntarme: ¿De dónde viene este deseo?
¿Del miedo al
rechazo, del qué dirán o estoy huyendo de mi pasado?, ¿será que no quiero
confrontar algo o perdí la confianza en Dios y estoy desesperado porque tengo
baja autoestima?
Hacia dónde me lleva: ¿a una vida en paz, coherencia, amor y servicio?, ¿o una
vida turbulenta, amargada, alejada de los demás?
2. ¿A DÓNDE VOY Y A QUÉ?
Ahora que me imagino optando
por «x»… ¿a qué voy ahí? Si voy a iniciar un
noviazgo, un viaje, un proyecto: ¿tiene futuro, dará frutos mejores?
Por ejemplo: en el último
semestre de la carrera quise salirme para intentar la vida consagrada. Mi
acompañante espiritual, un sacerdote, me dijo: «¿Para
qué quieres irte?, ¿para ayudar mejor a este mundo?, ¿y serías de más ayuda si
tienes la carrera completa o si dejas todo a medias y te vas?».
COMO ÚLTIMO CONSEJO A LA HORA DE DISCERNIR… TEN
PACIENCIA
Creo que es valioso saber que
a veces debemos tener más paciencia que «habilidad» para discernir. Que Dios no
nos está persiguiendo ni vamos a arruinar su plan porque hicimos algo un día o
un año después.
Confiemos en que Dios también
va conformando nuestro camino como un proceso y nos da señales para ir
decidiendo mientras caminamos y se nos revelan más señales… seamos pacientes y
estemos atentos.
La próxima vez que tengas que
tomar una decisión importante recuerda estas dos preguntas, y sobre todo,
recuerda que tienes a un Dios que te ama.
Estos
recursos también puedes servirte:
— ¿Qué es el discernimiento espiritual? 3 claves para entenderlo todo
— ¿Cómo saber a
qué me llama Dios? ¡Hablemos del bendito discernimiento vocacional!
— Curso Online: «Discernimiento Espiritual: Entenderse con Dios en las pequeñas y grandes
decisiones de la vida».
— Conferencia
Online: «El discernimiento. Claves para reconocer la acción de Dios en mi vida».
Escrito por Sandra Estrada
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