La Congregación para la Doctrina de la Fe rechazó que la Iglesia disponga de poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo y declaró “ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer” dichas uniones.
Así lo indicó en un “responsum” (respuesta)
-un texto oficial- firmado por el prefecto, Cardenal Luis Ladaria, con fecha
del 22 de febrero y difundido este lunes 15 de marzo, al “Dubium” (duda) que planteó la pregunta: “¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición
a uniones de personas del mismo sexo?” a la cual la Congregación
respondió con firmeza: “Negativamente”.
En la nota explicativa que acompaña al “Responsum”
se señaló que “en algunos ambientes
eclesiales se están difundiendo proyectos y propuestas de bendiciones para
uniones de personas del mismo sexo”, refiriéndose, entre otros, a la
reciente propuesta de algunos prelados alemanes.
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que “no
es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables,
que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la
unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la
transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del
mismo sexo”.
La nota vaticana reconoce que “no pocas
veces, estos proyectos están motivados por una sincera voluntad de acogida y de
acompañamiento de las personas homosexuales, a las cuales se proponen caminos
de crecimiento en la fe”, se recuerda también que “no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a
parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio
(es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por
sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre
personas del mismo sexo”.
“La presencia en tales relaciones de elementos
positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz
de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque
tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio
de Dios”, se argumenta en el “Responsum”.
Además, “ya que las bendiciones sobre
personas están en relación con los sacramentos, la bendición de las uniones
homosexuales no puede ser considerada lícita, en cuanto sería en cierto modo
una imitación o una analogía con la bendición nupcial, invocada sobre el hombre
y la mujer que se unen en el sacramento del Matrimonio”.
Asimismo, se remite a las palabras expresadas por el Papa Francisco en Amoris laetitia:
“No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera
remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el
matrimonio y la familia”.
En el texto de la Congregación para la Doctrina de la Fe se explica que
las bendiciones pertenecen “al género de los
sacramentales, definidos en la Constitución Sacrosanctum Concilium
como “signos sagrados creados según el modelo de
los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de
carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los
hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se
santifican las diversas circunstancias de la vida”.
Se hace hincapié también en que el Catecismo de la Iglesia Católica
especifica que “los sacramentales no confieren la
gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración
de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella”.
Mediante las bendiciones, continúa el “Responsum”,
la Iglesia “invita a los hombres a alabar a
Dios, los anima a pedir su protección, los exhorta a hacerse dignos, con la
santidad de vida, de su misericordia”, como se indica en el Ritual
Romano, donde también se especifica que las bendiciones “instituidas imitando en cierto modo a los sacramentos, significan
siempre unos efectos, sobre todo de carácter espiritual, pero que se alcanzan
gracias a la impetración de la Iglesia”.
En consecuencia, “para ser coherentes con la
naturaleza de los sacramentales, cuando se invoca una bendición sobre algunas
relaciones humanas se necesita –más allá de la recta intención de aquellos que
participan– que aquello que se bendice esté objetiva y positivamente ordenado a
recibir y expresar la gracia, en función de los designios de Dios inscritos en
la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor”.
Por tanto, “son compatibles con la esencia
de la bendición impartida por la Iglesia solo aquellas realidades que están de
por sí ordenadas a servir a estos designios”.
Sin embargo, “la declaración de ilicitud de
las bendiciones de uniones entre personas del mismo sexo no es por tanto, y no
quiere ser, una discriminación injusta, sino reclamar la verdad del rito
litúrgico y de cuanto corresponde profundamente a la esencia de los
sacramentales, tal y como la Iglesia los entiende”, subraya la
Congregación para la Doctrina de la Fe.
Además, afirma que “la comunidad cristiana y
los pastores están llamados a acoger con respeto y delicadeza a las personas
con inclinaciones homosexuales, y sabrán encontrar las modalidades más
adecuadas, coherentes con la enseñanza eclesial, para anunciarles el Evangelio
en su plenitud”.
“Estas, al mismo tiempo, están llamadas a reconocer
la cercanía sincera de la Iglesia –que reza por ellas, las acompaña, comparte
su camino de fe cristiana– y a acoger las enseñanzas con sincera
disponibilidad”.
También se explica que “la respuesta al
‘dubium’ propuesto no excluye que se impartan bendiciones a las personas
individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiesten la voluntad de
vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos
por la enseñanza eclesial, pero declara ilícita toda forma de bendición que
tienda a reconocer sus uniones”.
En este caso, “de hecho, la bendición
manifestaría no tanto la intención de confiar a la protección y a la ayuda de
Dios algunas personas individuales, en el sentido anterior, sino de aprobar y
fomentar una praxis de vida que no puede ser reconocida como objetivamente
ordenada a los designios revelados por Dios”.
“Mientras tanto, la Iglesia recuerda que Dios mismo
no deja de bendecir a cada uno de sus hijos peregrinos en este mundo, porque
para Él”, como dijo el Santo Padre en una
Audiencia General el 2 de diciembre de 2020, “somos
más importantes que todos los pecados que nosotros podamos hacer”.
“Pero no bendice ni puede bendecir el pecado:
bendice al hombre pecador, para que se reconozca como parte de su designio de
amor y se deje cambiar por Él. Él, de hecho, ‘nos toma como somos, pero no nos
deja nunca como somos’”.
El “Responsum” concluye señalando que
“por estos motivos, la Iglesia no dispone, ni puede
disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo en el
sentido anteriormente indicado”, y destaca que el Papa Francisco ya fue
informado del contenido del “Responsum” y
dio su asentimiento.
ANTECEDENTES
En diciembre de 2019, los Obispos alemanes anunciaron, al inicio del “Camino Sinodal”, su intención de realizar una “nueva evaluación” de las enseñanzas de la Iglesia
tanto sobre moralidad como sobre los sacramentos del orden sacerdotal y del
matrimonio.
El actual presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg
Bätzing, pidió en diciembre de 2020 introducir cambios en la sección sobre
homosexuales en el Catecismo de la Iglesia Católica porque consideraba
necesario introducir un cambio.
Los obispos alemanes que hasta el momento han expresado públicamente su
respaldo a la bendición de uniones entre personas del mismo sexo en la Iglesia
católica son el Arzobispo de Munich y Freising, Cardenal Reinhard Marx;
el Obispo de Limburgo, Mons. Georg Bätzing; el Obispo de Osnabrück, Mons.
Franz-Josef Bode; y el Obispo de Dresde-Meissen, Mons. Heinrich Timmerervers.
El 23 de febrero de 2020, el Obispo de Mainz, Mons. Peter Kohlgraf,
apoyó la publicación de un libro sobre la bendición y ritos para las uniones
homosexuales.
A este libro le siguió otra publicación
en Austria en mayo de
2020 donde se defendía que las parejas homosexuales podrían recibir una
bendición litúrgica formal. Mons. Kohlgraf afirmó que no se puede esperar que
todos los católicos con inclinaciones homosexuales vivan castamente.
El llamado a introducir bendiciones litúrgicas a parejas del mismo sexo
forma parte de un impulso más amplio para cambiar las enseñanzas de la Iglesia
universal en varias cuestiones.
CNA Deutsch, la agencia en alemán del grupo ACI, informó que
recientemente Mons. Bätzing propuso la celebración en Roma de una nueva asamblea
del Sínodo de los Obispos que
permita adoptar en la Iglesia universal las reformas establecidas en el proceso
sinodal desarrollado en Alemania.
Redacción ACI Prensa
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