miércoles, 24 de marzo de 2021

¿QUIÉN FUE MONSEÑOR ROMERO, CÓMO LLEGÓ A SER SANTO Y POR QUÉ MURIÓ EN EL ALTAR?

 Hay un principio de teología clásica que se llama el sacramento del momento presente, «hic et nunc» o «aquí y ahora» como se le conoce popularmente. A Dios no se le encuentra en el pasado, ni en el futuro, sino en el presente, en cada momento, en cada segundo.

No importa si es un momento ameno o un momento difícil. Cada instante es una oportunidad para aceptar a Dios o rechazarlo. Para encontrarse con Él o para evadirlo.

Solo estando presentes podemos mejorar, aceptar, perdonar. Eso fue lo que logró hacer Monseñor Romero, el santo de América.

Su figura es digna de admiración por su lucha por las libertades civiles en el siglo XX y está a la altura de Martin Luther King Jr. ¿Lo conocías? 

1. ¿QUIÉN FUE MONSEÑOR ROMERO?

Monseñor Romero nació el 15 de agosto de 1917 en San Salvador y murió el 24 de marzo de 1980. Fue un gran defensor de los derechos humanos y afirmó en una de sus homilías que «la misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación».

Murió al recibir un disparo (propinado por un francotirador) en el corazón mientras oficiaba una misa, tenía 62 años. Solo dos santos más en la historia han muerto mientras celebraban la santa misa. Fue mártir no solo por su forma de morir, sino por su lucha en vida. 

Óscar Romero muere ante el altar, justo al inicio del ofertorio, con el corporal abierto. Listo para poner ahí el pan que más tarde va a convertirse en el cuerpo de Cristo que se ofrece en la cruz.

Justo después de haber comentado en la homilía que si el grano de trigo no muere, no da fruto. ¡Qué fuerte! Hoy se cumplen 41 años del martirio de Monseñor Romero, quien puso su vida y su arquidiócesis al servicio de la justicia y la reconciliación.

2. ÉL ERA «LA VOZ DE LOS SIN VOZ»

Denunció violencia y atropellos contra los derechos humanos y civiles por parte del gobierno luchando contra los asesinatos cometidos por los escuadrones de la muerte. Entre las víctimas se encontraban varios amigos sacerdotes suyos.

Me resulta impresionante y admirable la franqueza con la que hablaba: «Una religión de misa dominical pero de semanas injustas, no gusta al Señor. Una religión de mucho rezo pero con hipocresías en el corazón, no es cristiana.

Una Iglesia que se instalará solo para estar bien, para tener mucho dinero, mucha comodidad, pero que olvidara el reclamo de las injusticias, no sería la verdadera Iglesia…».

Monseñor Romero es ahora santo, fue canonizado por el papa Francisco ( junto a Pablo VI, su papa contemporáneo) el 14 de octubre de 2018. Y lo que nos dice Francisco al canonizarlo es que la Iglesia debe estar del lado de los necesitados.

Debe sostener, como un ejemplo para todos, a este hombre que dio su vida por los pobres. No podemos entender el pensamiento de san Óscar Romero sin Pablo VI y su exhortación apostólica «Evangelii nuntiandi».

Este documento es fuente de inspiración para el mismo papa Francisco y mantiene una actualidad impresionante. Hay algunas frases que son inolvidables. Como estas, que nos lleva a reflexionar sobre lo esencial del progreso: 

— «La avaricia de las personas, de las familias y de las naciones puede apoderarse lo mismo de los más desprovistos que de los más ricos, y suscitar en los unos y en los otros un materialismo sofocante».

— «La búsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstáculo para el crecimiento del ser».

3. MONSEÑOR ROMERO, EL PAPA FRANCISCO Y NUESTRO DEBER CRISTIANO

La santificación de Romero tiene sentido en el contexto del pontificado del papa Francisco, primer papa latinoamericano, que manifestó al explicar la elección de su nombre que quiere «una Iglesia pobre para los pobres».

El nombre de Francisco significa amor a los pobres, defensa de la paz y de lo creado. Un papa latinoamericano, que ha palpado una realidad distinta, propia del continente americano con un estilo de vida sencillo, austero, cálido, cercano a la gente.

El testimonio de vida de Monseñor Romero nos impulsa a seguir luchando por la justicia y la igualdad social. ¿Queremos ser parte de la solución o del problema?, ¿qué estamos haciendo desde nuestra posición para ayudar a los demás?

Como dijo Juan Pablo II en una visita en un barrio pobre de Guayaquil: «Que nadie se quede tranquilo… mientras haya una familia sin vivienda, un niño sin escuela, un enfermo sin atención…». Debemos salir de esta cultura del descarte sin permitir que nadie se quede atrás.

Recordemos que cada momento es una oportunidad para encontrarnos con Dios o para escapar de Él. Encontramos a Cristo en todas partes, en el rostro de un migrante, en el de un amigo que sufre, en el de esa esposa que llora o en el del hijo ignorado.

4. NUESTRO LLAMADO A SERVIR A LOS MÁS POBRES

Monseñor Romero fue distinguido por la Universidad Católica de Lovaina con el doctorado honoris causa por su gran lucha en favor de los derechos humanos.

Por eso para terminar, me gustaría compartir una parte del admirable discurso que pronunció y que es considera como su «testamento profético»:

«[…] Las mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel.

Existen entre nosotros los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias. Los que amontonan violencia y despojo en sus palacios, los que aplastan a los pobres.

Los que hacen que se acerque un reino de violencia, acostados en camas de marfil. Juntan casa con casa y anexionan campo a campo hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país. […]

Es, pues, un hecho claro que nuestra Iglesia ha sido perseguida en los tres últimos años. Pero lo más importante es observar por qué ha sido perseguida. No se ha perseguido a cualquier sacerdote ni atacado a cualquier institución.

Se ha perseguido y atacado aquella parte de la Iglesia que se ha puesto del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa.

Y de nuevo encontramos aquí la clave para comprender la persecución a la Iglesia: los pobres. De nuevo son los pobres lo que nos hacen comprender lo que realmente ha ocurrido.

Y por ello la Iglesia ha entendido la persecución desde los pobres. La persecución ha sido ocasionada por la defensa de los pobres y no es otra cosa que cargar con el destino de los pobres […]

El mundo de los pobres con características sociales y políticas bien concretas, nos enseña dónde debe encarnarse la Iglesia para evitar la falsa universalización que termina siempre en connivencia con los poderosos.

El mundo de los pobres nos enseña cómo ha de ser el amor cristiano, que busca ciertamente la paz, pero desenmascara el falso pacifismo, la resignación y la inactividad. Que debe ser ciertamente gratuito pero debe buscar la eficacia histórica».

5. ¡HAGAMOS APOSTOLADO!

Pablo VI dijo una vez: «Han oído la llamada de los pueblos que sufren, ustedes los que trabajan para darles una respuesta, ustedes son los apóstoles del desarrollo auténtico y verdadero que no consiste en la riqueza egoísta y deseada por sí misma.

Sino en la economía al servicio del hombre, el pan de cada día distribuido a todos, como fuente de fraternidad y signo de la Providencia». 

Ayudemos también nosotros a hacer de este mundo un lugar mejor. Esforcémonos por ayudar hoy, aquí y ahora.

Que nuestro apostolado sea luz para los que no creen o no tienen esperanza. Digamos juntos ¡Monseñor Romero ruega por nosotros!

Artículo elaborado por Carlos Santos.

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