TERESITA HA SUFRIDO DURANTE AÑOS UN CÁNCER MUY AGRESIVO, PERO SU AMOR POR JESÚS LEJOS DE DISMINUIR AUMENTÓ DURANTE LA ENFERMEDAD
EL VICARIO EPISCOPAL DE LA VIII DE
MADRID RELATA EMOCIONADO SU ENORME TESTIMONIO DE FE
Teresita Castillo ha sido
una niña entregada a Jesús y que desde la enfermedad de un cáncer que durante
años la ha acompañado hasta su muerte este pasado 7 de marzo ha querido
anunciar su mensaje hasta convertirse oficialmente
en misionera.
Precisamente
ser
misionera era el gran sueño de esta niña fallecida en Madrid y así
se lo pidió al vicario episcopal de Madrid, Ángel Camino, cuando el 11 de
febrero, festividad de la Virgen de Lourdes,
acudió a visitarla al hospital de La Paz.
Una gran
cadena de oración por ella dio la vuelta al mundo. Niños, adultos, comunidades
religiosas de España y otros muchos países han rezado por ella. Y tras ser
constituida misionera, muchos ya hicieron a Teresita "como la protectora para los niños en misión".
Este
sacerdote quedó impresionado y sin palabras ante la enorme fe de una
niña gravemente enferma. Su testimonio de amor a Jesús en mitad del
sufrimiento es un ejemplo para todos, no sólo para los niños, pues muestra cómo
debe ser el camino al Cielo, pues como dice el Evangelio “si no sois como niños no entrareis en el Reino de los
Cielos”.
Tras
conocer el fallecimiento de Teresita, esta gran misionera, el padre Ángel
Camino envió a los sacerdotes de la Vicaría VIII de Madrid, una carta donde contaba el bello testimonio de esta niña y la
gran lección de fe que recibió.
Por
su interés ofrecemos íntegramente la carta del sacerdote madrileño:
Queridos
sacerdotes,
Esta vez
no os escribo para convocaros a ninguna reunión ni para pediros estadísticas o
comunicaciones. Esta vez os escribo, simple y llanamente, para notificaros el
fallecimiento de una niña que ha repercutido mucho en mi vida personal y como
Vicario. Una niña: Teresita; y unos padres: Teresa y
Eduardo. ¡Una familia cristiana!...
Os
explico brevemente. El pasado 11 de febrero, Jornada del enfermo, este año he
ido a celebrar la Eucaristía al Hospital de La Paz. La he celebrado acompañado
de los capellanes y de una variada asamblea: médicos,
enfermeras, familiares de enfermos, etc. Al concluir la Eucaristía,
acostumbro a ir con los capellanes a visitar a algunos enfermos para
administrarles la Unción o darles la comunión. Esta vez los capellanes,
sabiendo mi costumbre, habían propuesto que fuera a visitar a una niña
gravemente enferma, que la operaban de un tumor en la cabeza al día siguiente.
Con muchísimo gusto acepté la propuesta. Hemos llegado a la UCI debidamente
equipados, he saludado a médicos y enfermeras, y acto seguido me han llevado a la cama de Teresita que estaba junto a su madre Teresa.
Un vendaje blanco rodeaba toda su cabeza, pero tenía la cara suficientemente
descubierta como para percibir un rostro verdaderamente brillante y
excepcional. La he saludado con todo afecto, indicándole que en ese momento
venía en nombre del Sr. Cardenal Arzobispo de Madrid para traerle a Jesús.
Ahora
os entrecomillo las expresiones de Teresita; me dice: "¿me
traes a Jesús verdad?", sí, le respondo, te traigo a Jesús y la
fuerza del Espíritu Santo con la Unción. A continuación me dice: "¿Sabes una cosa? Yo quiero mucho a Jesús". Lo oye su madre y dirigiéndose a su hija le dice:
"dile a Ángel lo que tú quieres ser". Mira
fijamente a su madre y le dice: "¿Se lo digo
de verdad?" y la mamá dice: "tú
verás". Teresita me dice: "yo quiero ser misionera".
Me
impacta tanto su respuesta, totalmente inesperada para mí, que cogiendo fuerzas
de dónde no tenía, por la emoción que me produjo su respuesta, que le digo: "Teresita, yo te constituyo ahora mismo misionera de
la Iglesia, y esta tarde te traeré el documento que lo acredita y la cruz de la
misionera". Ella añade: "P. Ángel
¿sabes una cosa?: yo rezo para que muchos niños conozcan a Jesús". A
continuación le he administrado el Sacramento de la Unción, le he dado la
comunión y la bendición apostólica del Papa Francisco. Ha sido un momento de
oración, sumamente sencillo pero profundamente sobrenatural. Se han unido a
nosotros algunas enfermeras que espontáneamente nos hicieron unas fotos, para
mí totalmente inesperadas, y que quedarán como un recuerdo imborrable. Nos
hemos despedido mientras ella con su mamá se quedaba rezando y dando gracias.
Esa
mañana tenía una reunión de Arciprestazgo; en cuanto la terminé fui
directamente a la Vicaría y ayudado por los secretarios Miguel y Mª Pilar,
elaboramos el oficio de misionera bajo un pergamino verdaderamente precioso.
Recogí la cruz de la misionera y a las cinco de la tarde regresé de nuevo al
Hospital de La Paz. Me estaban esperando los capellanes y fuimos derechos a la
UCI nuevamente. En cuanto me ve la mamá dice en voz alta: "Teresita ¡no me lo puedo creer! Viene el Sr.
Vicario con el regalo para ti". La niña que estaba medio dormida se
despertó de inmediato y cogió entre sus manos el documento y la cruz. La mamá
se lo lee en voz alta, mientras ella escucha atentamente y ocurre lo que nos
imaginábamos, se emociona hasta que la madre la consuela, y Teresita dice en
voz alta: "esa cruz pónmela en la barra para
que la vea bien, y mañana la llevo al quirófano. Ya soy misionera". Nos
despedimos con estas palabras de Teresitas: "Entonces P. Ángel ¿soy
misionera?", y yo respondo "tú eres misionera".
Aquí
podría terminar el relato de esta sencilla y profunda experiencia. Lo que yo no
me podía imaginar es que a través de los contactos de los padres, este
testimonio llegó a oídos del Delegado Nacional de Misiones. Me llama al día
siguiente y me hace esta pregunta: "¿tú has constituido en el
Hospital de La Paz a una niña misionera?"
efectivamente, le digo, "ayer
después de darla la unción y la comunión, la constituí misionera con la oración
preceptiva y posteriormente le llevé el documento y la cruz de la
misionera". A continuación me dice: "este
testimonio ha dado la vuelta en todo el mundo misionero de España y ya han
puesto a Teresita como una nueva protectora para los niños en
misión". Posteriormente los papás me han
ido reenviando mensajes de distintas personas impactadas por el testimonio de
Teresita.
Hoy
domingo, 7 de marzo, a las 9:00 h. Teresita ha partido hacia el cielo. Se la ha
velado en el Tanatorio de El Escorial. Estando rezando el Rosario con los papás
y el aforo al máximo permitido, me ha llamado el Sr. Cardenal, D. Carlos Osoro,
para hacerse presente. Han sido unas palabras llenas de esperanza que han
consolado abiertamente a los padres, familiares y niños compañeros de Teresita.
Ha concluido D. Carlos dando la bendición a Teresita de cuerpo presente y
a todos los acompañantes.
Cuando
he creído que estaba todo terminado, la tía de Teresita en voz alta y delante
de todos en la sala del Tanatorio me dice: "P.
Ángel ¿me permite que le ponga el audio que Teresita me envió el mismo día que
usted la constituyó misionera?". Por supuesto, respondí, y
textualmente oímos con una voz muy suave, como de alguien que está cansado,
pero que saca fuerzas de dónde no las tiene, y dice: "Hola
tía, te cuento una cosa muy importante para mí, esta mañana después de recibir
la Unción y la comunión, el Vicario de Madrid me ha constituido
misionera: ya soy misionera". Como os podéis imaginar
quedé sin palabras.
El
entierro será mañana día 8 de marzo a la misma hora que la Eucaristía por D.
Tomás Juárez. Los padres han comprendido perfectamente que no pueda
acompañarles físicamente. Estaré en la Misa de gloria que
celebrarán a finales del mes de marzo.
Disculpad
la extensión de la carta pero si este testimonio no lo comparto con los
sacerdotes, vida consagrada y laicos de la Vicaría VIII ¿con quién lo voy a compartir?
Os
invito, pues, a que recéis por Teresita y, sobre todo, a que
os encomendéis a ella porque estoy convencido que va a proteger de un modo
especial a toda la Vicaría VIII, en la cual ella fue constituida misionera. Recibid un fuerte y
fraterno abrazo.
Ángel Camino Lamela, osa.
Vicario Episcopal. Vicaría VIII
ReL
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