Hoy en día son normales y aceptables muchos comportamientos que, si son rechazados por algunas personas generan confusión, asombro y hasta cierta exclusión.
El presente video realizado
por The Moth
(un espacio dedicado a contar historias reales) nos muestra a Elna,
una joven norteamericana mormona, que cuenta su
experiencia de renuncia a tantas cosas que hoy parecen estar de moda, y a su
vez, su alegría de decir que sí a tantas otras. Particularmente su “sí” a la castidad. Podrían decir “¿Castidad?
¿Qué es eso? ¡Eso es viejo! ¡Está pasado de moda! La onda es probar,
divertirse, disfrutar, conocer, explorar…” También pueden surgir
planteamientos tales como: “Pero, ¿si yo amo a
mi pareja ¿por qué no puedo tener relaciones con ella?”
Debido al gran incentivo que
se nos presenta en la actualidad en cuanto al consumo desenfrenado y al
hincapié excesivo en la cultura del yo pareciera que palabras como espera,
paciencia, templanza, entrega, mirada puesta en el otro; se encuentran
desactualizadas y hasta resultan extrañas dentro del diccionario. Pero Dios
tiene una propuesta diferente, esa propuesta que lleva consigo la auténtica
felicidad, aunque esta muchas veces implique ir contracorriente. El Papa
Francisco nos dice:
Pero a ustedes
jóvenes les digo no tengan miedo de ir contracorriente. Cuando te quieren robar
la esperanza, cuando te proponen estos valores que son valores descompuestos,
valores como la comida descompuesta, cuando un alimento está mal nos hace mal.
Estos valores nos hacen mal por eso debemos ir contracorriente. Y ustedes
jóvenes son los primeros que deben ir contracorriente. Y tener esta dignidad de
ir precisamente contracorriente. ¡Adelante, sean valientes y vayan
contracorriente! Y estén orgullosos de hacerlo».
Si intentamos comprender ciertas
cosas desde el punto de vista meramente humano, parecieran no tener sentido o
son inexplicables. Por ejemplo, no podemos comprender el significado de la
muerte si ese misterio no es puesto bajo la mirada de la Fe. Lo mismo ocurre en
el caso de la comprensión que tengamos de la sexualidad. La castidad jamás podrá ser comprendida si se la aparta
de la Fe. Por ello se suele pensar que la esta
es sinónimo de represión sexual.
«Los que os
hablan de un amor espontáneo y fácil os engañan. El amor según Cristo es un
camino difícil y exigente. El ser lo que Dios quiere, exige un paciente
esfuerzo, una lucha contra nosotros mismos» (Juan Pablo II a los jóvenes. Lourdes el 15 de agosto de 1983).
Creo que uno de los grandes
impedimentos para renunciar a ciertas cosas en pos de un fin mayor, es que nos
cuesta relegar el sentimiento de satisfacción que nos genera cumplirlo lo antes
posible. Es un fácil engaño, ya que no nos damos cuenta de que, si sabemos esperar los frutos que se generan son mucho mayores. Veamos
por ejemplo, aquellas madres que han dado un “sí” a
noches enteras en vela, a cuidados y paciencia con sus hijos, a aquellos que
dan un “sí” al cuidar de un enfermo y que
ahora ven su mejoría o en los ojos del mismo su agradecimiento, a aquellos que
dieron un “sí” por más horas de trabajo para
sacar adelante a su familia, así como tantos testimonios de personas que dieron
un “sí” a la castidad. El fruto generado,
producto de esa espera y del amor, no tienen comparación.
Para
poder vivir este camino de la renuncia y el amor debemos animarnos y
fortalecernos en Aquel que supo dar muchos NO, para dar el mayor Sí que haya
podido darse jamás. Aquel, a quien solemos ver clavado en una cruz, dijo No a una vida digna
de un rey, para buscar el lugar más humilde donde nacer, crecer y morir. Aquel,
que siendo Dios, dijo No a la gloria del mundo, por solo buscar el Cielo. Aquel,
que siendo Dios, dijo No a su propia vida para decir Sí a la nuestra…
«El único
sacrificio perfecto, es el que ofreció Cristo en la cruz en ofrenda total al
amor del Padre y por nuestra salvación. Uniéndonos a su sacrificio, podemos
hacer de nuestra vida un sacrificio para Dios» (Catecismo de la Iglesia Católica, p. 530, 614-618).
El testimonio de Elna puede
llevarnos a reflexionar acerca de las decisiones que
tomamos día a día y quizás
nos ayude a comprender que “algunas veces decir
‘no’, puede significar en realidad decir ‘sí’”.
Escrito por Ailín Fessler
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