El mandato es imperativo 'Anunciar la Buena Nueva`; en términos de la Evangelii Nuntiandi ésta tiene un `rostro y un nombre`: Jesús de Nazareth.
Por: Jose Pavlov Valdivia Reynoso | Fuente:
Catholic.net
El evangelista Marcos, quien fue discípulo de
Pedro y compañero de Pablo además de primo de José Bernabé y en cuya casa de su madre María, su abuela Eunice, se reunía la primera comunidad de
Jerusalén luego de Pentecostés, nos ha dejado con precisión en su evangelio el
más corto de los cuatro evangelios, tres mandamientos imperativos de Cristo a
sus discípulos.
Debemos saber que Marcos (según algunos
estudiosos también formaba parte de los seguidores de Cristo ya que según su
mismo evangelio relata a un joven (el mismo Marcos) que acompañaba a Jesús en el huerto de los Olivos la noche en que Jesús fue apresado por los soldados del sumo sacerdote y que huyo
desnudo pues andaba solo envuelto en una sábana.
Juan Marcos (Juan: Dios
es bueno) y Marcos: (El de los dedos cortos)
"Pedro se orientó y fue a la casa de María,
madre de Juan, llamado también Marcos, donde muchos estaban reunidos en
oración. (Hechs. 12, 12)" su evangelio presenta a Jesús como la buena nueva de Dios y pretende demostrar a sus
lectores que Jesús es verdaderamente el
hijo de Dios. Con frecuencia es representado por un “León” y la hermosa ciudad de Venecia en Italia lleva como santo
patrón a este evangelista que relata como ninguno otros 18 milagros de Cristo y
muchísimas liberaciones.
A pesar de haber abandonado a Jesús, haber provocado la separación de Pablo y Bernabé y haber
abandonado en 2 oportunidades la misión de Pablo, no se ha dejado amedrentar
por estas sombras de su personalidad sino que más bien ha aprendido que la
mayor fuerza de cristo se manifiesta en la debilidad, basto que le manifestaran
la confianza a pesar de todo para retomar su misión evangelista con uno de los
evangelios más hermosos del nuevo testamento.
EN
EL CAPÍTULO 16 LEEMOS:
15 Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la
Buena Noticia a toda la creación.
16 El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
17 Y estos prodigios acompañarán
a los que crean: arrojarán a los
demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; 18 podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un
veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán
las manos sobre los enfermos y los curarán".
1ER
MANDAMIENTO: IR POR TODO EL MUNDO Y ANUNCIAR LA BUENA NUEVA.
Con frecuencia escuchamos que el número de
católicos en el mundo está disminuyendo alarmantemente en continentes
originalmente católicos como Europa y América, aumentando un poco en África,
pero casi ausentes o de minoría en los países orientales y asiáticos. El avance
de las sectas y la perniciosa ideología de género, amén del creciente ateísmo y
los escándalos de algunos malos sacerdotes dentro de nuestra iglesia.
Son muchos los jóvenes que ya no creen, que no
confían en la iglesia ni es sus autoridades, muchas parejas de hombres y mujeres
ya no deciden casarse por lo religioso, muchas universidades otrora católicas,
ahora retiran los símbolos religiosos de sus aulas universitarias, catedrales e
iglesias que se convierten en museos, discotecas o simplemente son destruidas
para dar lugar a rascacielos o multifamiliares, conventos que se convierten en
hoteles porque no hay vocaciones; sí que se diga las guerras y violencias
desatadas por los grupos extremistas religiosos, el avance del Islam en Europa,
antes bastión del cristianismo, y por último la ola de corrupción que azota
América Latina y sus nefastas consecuencias en la población. Pero ¿que estamos haciendo los
católicos comprometidos y convertidos dentro de la iglesia? ¿Cuál es nuestra misión en estos tiempos tan deprimentes pero
tan propicios para anunciar la Buena Nueva?
El mensaje es el mismo, lo que debe cambiar es
el método y la forma en que debemos llegar al hombre del siglo XXI. El mandato
es imperativo “Anunciar la Buena Nueva” esa
Buena nueva que en términos de la Evangelii Nuntiandi señala que tiene un “rostro y un nombre: Jesús de Nazareth” y como afirmó el obispo Santiago Silva Retamales XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
(Vaticano, 7-28 de OCTUBRE 2012) Obispo auxiliar de
Valparaíso, Chile, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano
(CELAM). “Un lenguaje nuevo” “Un rostro nuevo de Parroquia” asumiendo la
función evangelizadora de los fieles laicos en su ámbito propio, que es la
gestión de la vida familiar, social, política, económica y cultural, no habrá
nueva evangelización. Pero éstos requieren una formación integral y el
reconocimiento efectivo de que son corresponsables en la tarea del Reino. El estilo de la nueva evangelización es un
testimonio alegre, atrayente y audaz de la fe; por tanto, el nuevo estilo de
evangelizar no se caracteriza por “imponer”, sino por “atraer”.
El mismo Papa Francisco en su exhortación
Apostólica Evangelium Gaudium
señala en el punto “1. La alegría del Evangelio llena el corazón y
la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por
Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta
Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una
nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la
marcha de la Iglesia en los próximos años.”
Luego entonces no podemos sustraernos al anuncio
de la Buena Nueva, no se trata por tanto de catolizar como diría Aparecida sino
de evangelizar con Parresia (La Fuerza de la Palabra y su poder) y Dinamis (El
poder del Espíritu Santo) por todos los medios que hoy tenemos a nuestro
alcance, especialmente en las redes sociales y la tecnología (Nuevo Aero pago
del siglo XXI) aunque para ello debamos tirar las vacas al barranco y ser
perseguidos aun por los nuestros…con nuevo ardor! nueva expresión y nuevos
métodos!
¡Ay de mi (pobre de mí) si no evangelizo! I Cor.
9, 16
2DO
MANDAMIENTO: ARROJARÁN A LOS DEMONIOS EN MI NOMBRE…
La acción del demonio en el mundo contemporáneo
es innegable aunque el mismo tenga como estrategia negar su propia existencia.
La acción del demonio es perniciosa y vierte su veneno y hasta su humo
pernicioso como afirmaba Pablo VI durante la audiencia general del 15 de
noviembre de 1972.
“El mal que existe en el
mundo es el resultado de la intervención en nosotros y en nuestra sociedad de
un agente oscuro y enemigo, el Demonio. El mal no es ya sólo una deficiencia,
sino un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad.
Misteriosa y pavorosa. Se sale del marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica
todo aquel que rehúsa reconocerla como existente; e igualmente se aparta quien
la considera como un principio autónomo, algo que no tiene su origen en Dios
como toda creatura; o bien quien la explica como una pseudorrealidad, como una
personificación conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras
desgracias”.
La respuesta de Pablo VI es clara y neta: “Una potencia hostil ha intervenido. Su nombre es el
diablo, ese ser misterioso del que San Pedro habla en su primera Carta.
¿Cuántas veces, en el Evangelio, Cristo nos habla de este enemigo de los
hombres?”. Y el Papa precisa: “Nosotros creemos que un ser preternatural ha
venido al mundo precisamente para turbar la paz, para ahogar los frutos del
Concilio ecuménico, y para impedir a la Iglesia cantar su alegría por haber
retomado plenamente conciencia de ella misma, sembrando la duda, la incertidumbre,
la problemática, la inquietud y la insatisfacción”.
Mucha gente ha sucumbido a la influencia del
demonio hoy en día, jóvenes, mujeres, académicos, jefes de Estado, políticos
inclusive religiosos y laicos que poco a poco han dado lugar al príncipe de las
tinieblas y la mentira.
El mandato es explicito arrojaremos demonios en
el nombre de Jesús, nombre que esta sobre
todo nombre y ante el cual toda rodilla se doblara y proclamara que Jesús es Dios para gloria de Dios Padre Fil. 2,10
Sin temor, sin miedo pero también con precaución
y discernimiento. El demonio tiene un plan de destrucción para el hombre y una
rabia muy particular para con nuestra madre María quien siendo criatura ha sido exaltada por encima de los Ángeles y ha derrotado con su humildad al más cínico y mentiroso de
los Ángeles infernales.
Por tanto una consecuencia de la Buena Nueva es
la liberación de los oprimidos por el maligno, pues cuando se anuncia la verdad
la mentira huye y cuando se ilumina al mundo con la luz de Cristo las tinieblas
desaparecen.
En
una entrevista al famoso demonologo y exorcista español Padre José Antonio Fortea decía:
Cuáles son las armas que
cotidianamente un católico debe utilizar para combatir al demonio y sus
ataques?
“Si uno quiere combatir al
demonio lo que debe hacer es combatir el pecado que existe en sí mismo. Aunque
no todo pecado procede del demonio, eso también debemos tenerlo en cuenta.
Porque las tentaciones también proceden del mundo y de nosotros mismos. Pero combatir al demonio en definitiva es
combatir el mal que tenemos dentro. Por tanto hay que no pecar. La persona que
peca estará más vulnerable a las tentaciones del demonio. La persona que
resiste, que hace oración, que se esfuerza por seguir los caminos de Dios, se
va haciendo más fuerte contra esos ataques de la tentación, que son ordinarios.
Los ataques extraordinarios del demonio son muy raros y la mayor parte de las
personas nunca tendrán en su vida esa experiencia”.
Por experiencia tengo comprobado que cuando uno
anuncia la Buena Nueva los demonios se van y huyen, por eso debemos estar seguros
de que nuestra primera misión es evangelizar y como consecuencia habrán
liberaciones.
3ER.
MANDAMIENTO: IMPONDRÁN LAS MANOS SOBRE LOS ENFERMOS Y LOS CURARÁN".
Este mandato es el que más se requiere hoy en
día en nuestra iglesia, pero por desgracia vemos a muchos cristianos católicos
que asisten a la iglesia y la eucaristía pero que se encuentran enfermos en sus
cuerpos, en sus mentes y en sus almas, en el corazón… el Papa Benedicto XVI
decía que “Si en la enfermedad se puede glorificar
a Dios, con cuanta mayor razón en la salud”!
Hablamos de que la Eucaristía es fuente de sanidad,
pero en la vida practica no vemos el efecto extraordinario en la ordinaria vida
de los fieles, Nuestras reuniones de oración
son muchas veces reuniones de gente enferma y paralitica, llena de
cardioesclerosis como afirmaba el Padre Emiliano Tardiff en el libro “Jesús sana hoy”. El
anuncio de la Buena Nueva entraña también un mensaje de sanidad como lo afirma
Lucas en el Cap 4, 18 “EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA
SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA
ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A
LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS”.
¡Necesitamos confiar en la
acción del Espíritu Santo cuando evangelizamos,
necesitamos ver esos milagros actuantes hoy también para que el mundo crea!
Muchos han cuestionado este actuar del Espíritu Santo que se manifestaba grandemente en las reuniones de
oración de los primeros siglos del cristianismo pensando que eso ya no sucede y
más aún en el despertar de los movimientos de renovación carismática se
evidenciaba muchísimo el don de sanación que hoy apenas vemos.
Una iglesia que no anuncia la Buena Nueva, que
no expulsa los demonios y no sana a sus fieles es solo un club, una asociación
civil un club de “buena gente” pero no una
manifestación del Dios vivo que hace piedras vivas a sus miembros.
La manifestación de la sanidad la vemos con
mayor frecuencia en las iglesias pentecostales, claro no todas son reales y
honestas, pero prefiero verlas actuar e intentar a no verlas nunca más creyendo
que Dios solo quiere darnos cruz y pedirnos resignación por medio de las
enfermedades… si estas manifestaciones se
dan en las iglesias que no son de Cristo (aunque hayan muchas de ellas equivocadas
pero sinceras) con cuanta mayor razón deben manifestarse en la única y
verdadera iglesia de Cristo: la iglesia católica.
Cuando evangelicemos pidamos con sencillez de
corazón, con humildad, con firmeza y confianza que Dios cure a nuestros enfermos…
veríamos grandes portentos de mano de nuestro Salvador.
En esta Semana Santa no nos olvidemos que la
pasión de Cristo que muere en la Cruz tiene un doble mensaje: Jesús que muere por nuestros
pecados, pero que Jesús también resucita y
no muere más. No podemos celebrar
únicamente a un Cristo muerto y no a un Cristo resucitado, esta es la segunda
parte y más extensa en los evangelios, pero lamentablemente nos quedamos
celebrando más la semana de la pasión que los 40 días que Jesús se quedó después de resucitado con sus discípulos y
apóstoles "Se les presentó dándoles muchas
pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y
hablándoles acerca del Reino de Dios" (Hech 1,3). El número 40
en la numerología bíblica significa “el tiempo que
Dios requiere para obrar un cambio” y ese cambio solo vendrá cuando nos
decidamos a evangelizar y no solo a catequizar, pues lo primero es lo primero,
en este partido hay un primer tiempo (evangelizar) y un segundo tiempo
(catequizar) no al revés, por tanto los invito a que:
- Anunciemos la Buena Nueva
- Arrojemos a los demonios en el nombre de Jesús y
- Sanemos a los enfermos en su mismo nombre.
Solo una actividad:
¡Entre en su corazón, ore
al Padre y escuche la voz de Jesús que lo
invita a asumir el gran reto de la nueva evangelización… lo demás vendrá por
añadidura. Salgamos a evangelizar!
¡Santa semana santa para
todos!
Jose
Pavlov Valdivia Reynoso
Laico consagrado y evangelizador católico.
Abogado y catedrático universitario. jpvr2503@gmail.com

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