jueves, 10 de diciembre de 2020

BUDA Y LAS TIENDAS DE DECORACIÓN

 Todos los días intento caminar durante una hora. Es un propósito que cumplo a rajatabla, rigurosamente. Y es un propósito que me gusta cumplir – no tanto otros -.

En este paseo puedo ver, casi de refilón o más detenidamente, muchos escaparates de tiendas. Me gustan mucho las que están dedicadas a la decoración. Una casa, una morada, gana mucho si resulta agradable para vivir en ella.

Los meses de confinamiento, o de semi-confinamiento, quizá nos hayan hecho más sensibles a la importancia de nuestro entorno más inmediato, que no es el bosque más cercano, sino la propia habitación.

Mi sorpresa, que no es nueva, viene de una evidencia: En todas estas tiendas suele haber un busto o algo similar de Buda. No creo que la población española se haya vuelto, de ayer para hoy, budista. Más bien tiendo a pensar que poner una imagen de Buda en casa es un signo de modernidad, de “espiritualidad”, de algo tolerado e incluso bien visto.

La población española, mayoritariamente, no se ha vuelto budista, sino atea. Y casi diría que también ignorante. Los que ponen un Buda en su casa, ¿qué saben de Buda o del Budismo? En su inmensa mayoría, tiendo a pensar que nada.

Pero cada cual pone en su casa lo que quiere. Me dirijo ahora a los cristianos, me dirijo a mí mismo. Y pienso en la necesidad que tenemos de imágenes de Cristo, de los misterios de la vida de Cristo

La fe nos dice que “la Encarnación del Hijo de Dios inauguró una nueva economía de las imágenes”. No hay nada de malo en las imágenes sagradas, en los iconos sagrados. No solo no hay nada de malo, sino que ese “visto bueno” a las imágenes ha propiciado los mayores logros de la historia del arte.

El Cristianismo es Imagen y Palabra. Es sensibilidad y razón. Es alma y cuerpo. Es Dios y hombre.

Siendo tan bellas las imágenes cristianas me llama la atención que, en las tiendas especializadas, casi ni aparezcan. No en todas. Hay grandes almacenes - y hasta tiendas más pequeñas - donde es muy fácil encontrar, a buen precio, representaciones de la Navidad o de la Adoración de los Magos.

Pues algo tendremos que hacer los cristianos. Propiciar que las cosas cambien. No debemos favorecer un consumismo desenfrenado. No. Pero tampoco comprar imágenes de Buda.

Si nos toca decorar una estancia, ¿qué mejor que pensar en Cristo o en la historia del arte cristiano, sin parangón en este mundo?

Se vende lo que se pide. No estoy a favor de que se venda cualquier cosa. Pero si vamos a comprar los cristianos, no compremos una imagen de Buda. Mejor pedir un misterio de Navidad.

Guillermo Juan Morado.

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