domingo, 26 de mayo de 2019

TESTIMONIO - POR MARÍA A JESÚS Y POR…


“Y SE CUMPLIÓ EL DIVINO DICHO: POR MARÍA A JESÚS Y POR JESÚS AL PADRE”

Pues sucedió en nuestro grupo de oración y ahora gozamos de todas las santas PRESENCIAS. Luego de casi cinco años de perseverancia en la oración y ciertas pequeñas disciplinas, nuestro grupo recibió el primer regalo grande… bueno, el primero del que nos dimos cuenta.

Recuerdo que veníamos pidiendo a Nuestro Señor el DON DE LENGUAS para el grupo y nos lo concedió a través de uno de nuestros hermanos al cual siguieron enseguida otras hermanas.
Una vez obtenido me pregunté: “Y ahora Señor ¿qué hacemos con algo que no entendemos? ¿Por qué no nos das el DON DE INTERPRETACIÓN?” La respuesta no se hizo esperar y pronto nos llegó dicho DON a través de varias hermanas. Pero lo primero y más grande que nos sucedió fue que escucháramos todos a nuestra Virgen María, pidiendo que la llamáramos MAMÁ SANTA.

Otros dones DONES hemos recibido y hemos avanzado gracias a las enseñanzas de nuestra Madre del Cielo, que nos anunció en una oportunidad que íbamos a ver algo asombroso. Por supuesto que esta profecía estaba ligada a nuestra perseverancia en el camino correcto, que para muchos es difícil, pero no imposible de seguir. Ahora gozamos conscientemente de la presencia del AMOR.

Mucha agua ha corrido por nuestro río y algunos de nuestros hermanos se cansaron de nadar, pero, los que quedaron, los llamados por MAMÁ SANTA “LA ESENCIA”, están ahora escuchando no solamente la evangelización de Ella sino también de Nuestro Jesús.

Hemos tenido muchas visitas y lo que está sucediendo es que los escuchamos hablar –  a través de los instrumentos - como lo hiciéramos familiarmente contigo… bueno, hemos cumplido 29 años esperando dichosos que sean muchos más.

Pero ¿qué hay que hacer para lograr esto? Primeramente reconocer, que si no fuera por el perdón de nuestros pecados en la confesión, seguida de la comunión, esto sería imposible. El Señor es grandísimo perdonando y dando nuevas oportunidades a los hijos que quieren servirlos. Somos pecadores, lo sabemos, pero también contamos con la inteligencia (mente, cerebro), sabiduría (corazón) y discernimiento (don), sin dejar de lado lo más importante, la protección de la Preciosísima Sangre de Jesús y del Manto Sagrado de María, para esquivar las tentaciones que son fuertes para todos aquellos que se acercan al AMOR. Lamentablemente, esto último está supeditado a nuestra “libertad” y, a una “conciencia libre y no domada” para hacerse la desentendida, para poder pecar justificadamente, como si esto fuera posible. Si vez en tu prójimo a Dios… te será muy difícil pecar. Recuerda que Él sí te ve y lo sabe todo.

Es nuestro deber advertir a nuestros hermanos que están por el camino equivocado y asegurándonos que nos han entendido. Si callamos seremos culpables y recibiremos castigo. Para ser instrumentos del Señor, se necesita primeramente ser “nada” en este mundo. Si eres rico o pobre - que no es malo serlo sino no saber serlo – tendrás que aprender que no todo se puede comprar o no todo se debe desear. Si eres tentada eso no significa que seas mala. Lo malo es caer en ellas. En el Padre Nuestro decimos: “y no nos dejes caer en la tentación” no decimos “no nos des tentaciones”

Ser instrumento de Dios es estar limpio. Aquí entra a tallar el TEMOR DE DIOS. No por temor a que me pueda hacer algo malo, que Él sería incapaz de hacerlo, sino temor a ofenderlo. Ese temor a ofender a Dios tiene que ver con el amor que sintamos por Él. Mas amo a mi Señor… menos haré para entristecerlo u ofenderlo. En el Señor no existe el “no puedo” pero sí “el no quiero consciente”, porque si tú no puedes… Él si puede… Él sí puede por mí. Entonces aparece el CELO POR DIOS. Si a mí me ofende alguien directa o indirectamente no me va a afectar tanto como cuando ofenden a nuestro Dios.

¿Qué pasaría si alguno de ustedes me pescara haciendo lo que predico que no se debe hacer? ¡Dios me libre! pero podría pasar.

El CELO POR DIOS apenaría a muchos. A unos se les rompería el corazón de pena al saber que yo, alguien que todos pensaban amaba a Dios… por lo bajo lo estaba pateando. Según lo profundo del amor que sientan por Dios, cada uno reaccionar diferente. Quizás alguno me llame a un lado y me diga: “te vi, no lo vuelvas hacer” o quizás otro sea más drástico y me pida abandonar el grupo. Es posible que hallan muchas reacciones diversas, pero “¿Qué creen que haría Jesús? ¿Recuerdan lo de… que tire la primera piedra? ¿Recuerdan que ni siquiera miró a los acusadores ni a la acusada a la que pidió que no vuelva a pecar? Los acusadores se retiraron uno a uno.

No creo tener mejor suerte que la adultera, pero sí creo que Jesús estará junto a mí para ayudarme a no cometer tonterías… si es que se lo pido. Más de uno sabemos que “el que pide recibe” y lo ha comprobado, así que no hay nada que nos impida ser buenos.

Machos y hembras hay por montones, pero verdaderos hombres y mujeres… muy pocos. Para ser instrumento de Dios tienes que ser cinco veces más hombres o más de cinco veces más mujeres que cualquiera… ahí está la diferencia entre el animal criatura de Dios, y el hijo de Dios. Mientras que los animales, que por naturaleza cumplen con sus requerimientos de preservación de la especie solo en ciertas épocas del año, el hombre, que se diferencia por su inteligencia reflexiva, no solo intuitiva como la de los animales, no sabe qué hacer con su cuerpo durante el año… y se dedica a malograrlo de todas las formas posibles e inaceptables. Muy pocos se atreven a dejar los placeres de este mundo por puro amor al PADRE ETERNO. Muchos prefieren “segundos de placer” en esta vida en vez de una “eternidad de placer” junto a Jesús y a María en el cielo prometido, ojo “prometido”

Ser instrumento de Dios es ser “nada” en este mundo, pero hay un Dios que se alegra al encontrar un templo limpio – nuestro cuerpo – con un corazón brillante y hermoso. Un instrumento de Dios cuenta con el mismo Espíritu Santo como inquilino.

¡Piensa hermano! ¡Piensa hermana! ¿Podrás ser un hermoso instrumento de Dios? Si quieres ¡SÍ!

SI VES EN TODOS A JESÚS Y A MARÍA… SE TE VA HACER MÁS DIFICIL PECAR.

José Miguel Pajares Clausen

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