miércoles, 29 de mayo de 2019

TESTIMONIO - MARÍA… INTERCESORA Y DISPENSADORES DE GRACIAS


He cumplido 72 años y que mejor regalos de Dios Padre el haberme regalado a Jesús diariamente en la Eucaristía.
Hace 72 años Dios me regaló la vida al enviarme a este mundo, donde me recibieron los padres que Él también me regaló, pero luego de mi conversión, nuevamente me regaló la Vida Eterna que había perdido… trataré de merecerla para no defraudarlo. Que mejor regalo puede darme Jesús al haber muerto para salvarme. Que mejor regalo el haber compartido a su Madre María conmigo, pobre pecador. Y qué decir del regalo de poder trabajar para Él con el Grupo Católico de Oración por los Enfermos “Si Señor”, que cada día crece, se une y fortalece más en el Amor de María, llevando alivio, en el Nombre de Jesús a tantos enfermos que lo necesitan.
Que mejor regalo el de poder llegar a Él siempre por nuestra Bienaventurada y siempre Virgen María. Gracias Señor… no merezco tanto.
Cada vez que iniciamos nuestras reuniones de Sanación de amor en Cristo, le pedimos a Dios Padre para llegar a Él a través de Jesús y María nuestra mejor intercesora. ¿Por qué digo que pedimos permiso?, pues, porque sabemos que donde hay dos o tres reunidos hablando de Dios, Él está ahí en medio. Es por eso que le pedimos que nos engría en el Amor de María, y que no solo Él se sienta Padre sino que Ella también se sienta Madre, y quizás hacerle recordar cómo se engreía Jesús con Ella.
Da pena ver como algunos hermanos separados la desprecian y no la aceptan en toda su magnitud celestial. Es muy difícil, que algo que les inculcaron desde pequeños, lo podamos cambiar los católicos, que no somos, en general, un buen ejemplo de ser buenos católicos. Pero creo que si podemos hacer algo: podemos empezar a inculcar el Amor de María a nuestros hijos desde pequeños, así como hacen los evangelistas al revés, y con el tiempo tendremos a muchos buenos católicos, por que quien camina con María… camina con Jesús, porque Ella está siempre en su corazón.
Quiero agregar que, al menos en mi generación, cuando queríamos algo de papá recurríamos a mamá. “Mamá dile a mi papá…” Esta frase, al menos para mí, era una frase célebre, y ahora, que mi madre terrena está gozando de la gloria de Dios, ha cobrado nuevamente vigencia y con mucha fuerza, parece que a falta de una he recibido otra. Todo lo que pido a Dios, lo hago a través de María y funciona.
Este amor por María, se incrementó en mí en la comunidad en la que serví durante cuatro años. El padre colocó la imagen de la Virgen en la parte más alta de sus instalaciones, y también aprendí a amarla más a través de mi servicio en el Monasterio del Carmen.
Pero no solamente debemos ponerla en lo más alto de un edificio, sino en lo más alto de nuestro corazón, después de Dios Nuestro Señor. Debemos reconocer que en su Fiat (Si) nos abrió las puertas del cielo, porque parió a un Dios llamado Jesús que es el Camino, la Luz y la Vida, Él es  Luz, Amor y Paz.
Entonces…
¿QUÉ ESPERAMOS PARA HOSPEDARLA EN NUESTRO CORAZON PARA SIEMPRE?
En una visita a una profesora con problemas de salud. Tuvimos una experiencia preciosa, un testimonio que no puedo callar. Llegamos a su hogar e iniciamos las oraciones. Pasaron unos minutos y se acercó al grupo una niña de unos quince años. Era la hija de la profesora que llegaba de la calle y no sabía lo que hacíamos en su casa. Calladamente se incorporó a la oración, pero noté algo raro, me miraba con una atención muy especial y su vista la dirigía a mi boca, como interesada en no perderse nada de lo que estaba hablando. Me acerqué a su mamá y le pregunté si su hija sufría de algo, y esta me contestó que se había quedado sorda desde los cinco años por unas fiebres altas debidas a una meningitis, y que sabía leer los labios. Noté también que llevaba colgando del cuello una cadenita con una pirámide. Me acerqué a ella y hablándole como para que me leyera los labios, le dije que le cambiaba su pirámide por una medalla que tenia de la Virgen María. Me dijo que ella no creía en la Virgen María y que era evangelista. Como pude le expliqué los errores que nos atribuyen a los católicos, de que adoramos a María, a los Santos y que rendimos culto a ídolos. Le dije que solo adorábamos a Dios, que a María y a los santos los veneramos, y que las estatuas de las iglesias son como las fotos de nuestros seres queridos, etc.
Le pregunté si es que quería que la sane Dios, y me dijo que “Si”  Luego le pedí que me permitiera pedir a través de María, y Aleluya – Aleluya, dijo que “Si” Pedimos  a Nuestra Madre que nos llevara a Jesús y por Él llegamos al Padre. Vino Dios Espíritu Santo y nos llenamos de Luz. Las palabras salían con mucha facilidad, algo inusual. Puse mis dedos en sus oídos, pedí la Intercesión de María y ordené en el Nombre de Jesús que se abran, luego le di la espalda para que no leyera mis labios y le pregunté en voz baja su nombre y muchas cosas más que fue contestando una a una… ya escuchaba, Dios la había tocado, ¡ha!,  y a su mamá también. Me olvidaba decirles que aceptó la medallita, o debería decir: ACEPTÓ A MARÍA… ¿y tú… ya la aceptaste o sigues sordo?
A través de María nos llegan todas las gracias de Dios Nuestro Señor. Ella es la que intercede y es dispensadora de gracias. Pídele a Dios Espíritu Santo que llene tu corazón de Amor a María y veras como cambia tu vida.
A JESÚS POR MARÍA Y POR ÉL AL PADRE
José Miguel Pajares Clausen

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