martes, 28 de abril de 2020

PÁGINA A PÁGINA


Me ha llamado la atención, al meterme en detalle en el asunto, saber que en el siglo I había tantos abortos. Al ser tan peligrosos, siempre pensé que era algo que existía, pero practicado de forma rarísima. Pues no. Por razones meramente materiales, era muy común que se tomasen medidas (unas eficaces, otras no) para que la mujer no quedara embarazada.

Pero si eso fallaba, el recurso al aborto siempre estaba presente. De nuevo, unas veces con métodos que se sabía que eran de eficacia limitada. Otras veces con métodos más peligrosos de eficacia probada. Pero se recurría a ello de forma común, no excepcional. La muerte por aborto era común, aunque no haya estadísticas.

¿Por qué había mujeres que arriesgaban su vida ingiriendo venenos o a través de cirugías sangrientas? Unas veces para ocultar un embarazo no deseado. Otras para no repartir la herencia familiar entre más vástagos. Otras porque un dueño podía obligar a su esclava a abortar, y se hacía; esto me parece monstruoso.

Aunque los esclavos costaban dinero, también parece claro que el mercado humano estaba demasiado bien provisto y que la demanda estaba satisfecha. Por más que bajara el precio de un esclavo, mantenerlo suponía un gasto que no todos podían pagar. Lo cual no animaba demasiado a pagar todos los años necesarios para que creciera hasta que fuera posible sacar un beneficio. Y menos si por vía de conquista y otros medios se podían conseguir a precio de ganga.

Como se ve, el mundo del paganismo no era ese paraíso de mármoles y cultura que muchos tienen en la cabeza. La Edad Media, con todas sus cosas malas, era una sociedad que había cambiado sustancialmente respecto a este mundo sin las enseñanzas de Cristo.

P. FORTEA

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