lunes, 27 de abril de 2020

DOMINUS FLEVIT


El llanto y las lamentaciones de Jesús sobre la Ciudad Santa, se recuerdan en este Santuario Medieval.

Por: Custodia Terrae Sanctae | Fuente: es.custodia.org / Otros
La iglesia del Dominus flevit, «El Señor lloró», es una iglesia de Jerusalén, colocada sobre el Monte de los Olivos, que pertenece a la Custodia de Tierra Santa.

El Monte de los Olivos es muy rico en recuerdos bíblico-cristianos. El llanto y las lamentaciones de Jesús sobre la Ciudad Santa, se recuerdan en este Santuario Medieval.

"Si conocieras también tú en este día lo que te lleva a la paz! Sin embargo, ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti en que no sólo te rodearán tus enemigos con vallas, y te cercarán y te estrecharán por todas partes". Lucas 19, 41-44.

El recuerdo del Dominus Flevit a media altura de las faldas del monte aparece por primera vez entre los siglos XIII-XIV y se puede considerar como algo que sigue aquella tradición antigua. Había una piedra en el centro de un campo como señal de que en el siglo XVI vio surgir allí una mezquita denominada El Mansuryeh, restaurada últimamente y situada al norte de la propiedad franciscana.

“¡Ciudad de Dios, qué dulce es contemplar tu belleza desde el Monte de los Olivos!” Así escribía el patriarca de Jerusalén, Sofronio, (634-38) en sus famosas Odas sobre los Lugares Santos. Las palabras de Jesús sobre el final de Jerusalén y del mundo (Mt 24; Mc 13; Lc 21) eran consideradas por la Iglesia antigua como misterios de salvación revelados a los Apóstoles y a los más íntimos entre sus amigos; en cuanto a misterios, tenían su celebración litúrgica, al principio en una gruta situada en la parte alta del monte y después en la basílica construida por Constantino, según nos cuenta Eusebio de Cesarea a principios del s. IV. La celebración tenía lugar el martes de la Semana Santa: “todos en aquella hora de la media noche van a la iglesia que se encuentra en el monte del Eleona (de los Olivos). Llegados a aquella iglesia, el obispo entra en aquella gruta en la cual Cristo solían instruir a sus discípulos, toma el libro de los Evangelios y permaneciendo en pie, el mismo obispo lee las palabras del Señor…” (Egeria, siglo IV).
Importantes descubrimientos arqueológicos (P. Bagatti y T.J.Milik, 1953-54) tuvieron lugar en el recinto perteneciente a los franciscanos, gracias a las excavaciones realizadas a mediados del siglo XX, que permitieron descubrir un antiguo cementerio de época romana y bizantina, con una serie de tumbas con sarcófagos y osarios; algunos tienen signos cristianos evidentes y pertenecerían a las primeras comunidades judeocristianas de Jerusalén. Se encontraron tumbas del período cananeo (ss.XVI-XIV a. C.), sepulcros hebreos del tiempo de Cristo (I a C.- I d. C.) con algunos más tardíos (II-IV d. C.) y un monasterio del período bizantino-árabe (ss. VII-VIII d. C.).

El moderno Santuario fue construido por el arquitecto Antonio Barluzzi, en el año 1965, sobre las ruinas de un monasterio bizantino del que se conservan algunos mosaicos sobre el pavimento de la iglesia actual, datados en el siglo VII. Una inscripción del mismo período atestigua la existencia sobre el lugar de un pequeño monasterio además de una capilla, dedicados a la profetisa Ana, de la que se habla en el evangelio de san Lucas (cf. Lc 2, 26-38).

La denominación de la iglesia recuerda el llanto de Jesús ante la ciudad de Jerusalén (episodio conocido como Flevit super illam en Latín), como se menciona también en el citado evangelio (cf. Lc 19, 41-44): la tradición de unir a este lugar el episodio evangélico se remonta al siglo XVI. El interior de la iglesia está dominado una por una gran ventana colocada sobre el altar mayor, desde donde se puede contemplar la ciudad.

En el capítulo 19 del Evangelio según San Lucas, cuando Jesús se acerca a Jerusalén, al ver la ciudad, llora por ella (Lucas 19:41) (episodio conocido como Flevit super illam en Latín) anticipando las desgracias que la esperan. En la imagen, pintada por Enrique Simonet en 1892, podemos ver que el episodio transcurre en el Monte de los Olivos, y al fondo el Segundo Templo.

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