lunes, 22 de noviembre de 2010

EL MEJOR SERMÓN DEL DÍA


Una mañana de domingo un joven pastorcito estaba mirando a sus ovejas.

Al oír las campanas de la iglesia y ver a la gente caminando por el camino cercano a donde arriaba a sus ovejas, comenzó a pensar que a él también le gustaría comunicarse con Dios. ¿Pero qué puedo decir? pensó.

Nunca aprendió ninguna oración. Entonces de rodillas, comenzó a recitar el abecedario: A,B,C, y así hasta llegar a la Z, repitiendo su oración bastantes veces.

Un hombre que pasaba por ahí escuchó la voz de un niño, y al mirar por entre los arbustos vio al jovencito arrodillado, con las manos unidas y los ojos cerrados, diciendo:
-J,K,L,M…”
-Qué haces, pequeño amigo?” - le preguntó al muchacho interrumpiéndole.
-Estaba orando, señor- respondió el niño.
-“¿Pero por qué estás recitando el alfabeto?” - le dijo el hombre sorprendido.
-No sé ninguna oración, señor. Pero quiero que Dios cuide de mí y me ayude a cuidar de mis ovejas. Así que creí que si decía todo lo que sabía, Él podría juntar las letras para formar las palabras que quiero y debería decir.
-Dios bendiga tu corazón. Tienes razón. ¡Dios lo hará!” - le deseó el hombre sonriendo feliz.

Y se fue a la iglesia, sabiendo que ya había escuchado el mejor sermón que pudiese escuchar ese día.

Cada niño trae al mundo el mensaje de que Dios no está aún decepcionado del hombre.

Salmo 8:4,5
¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y honra.

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