En el marco de la fiesta del mártir San Lorenzo, patrono de los diáconos, aquí 5 datos que debes saber sobre estos ministros, incluyendo el por qué algunos se pueden casar si son parte del clero.
FUERON INSTITUIDOS POR
LOS APÓSTOLES
La palabra diácono viene del griego “diakonos”
que significa ministro o servidor. Según relata los “Hechos de los Apóstoles”, los apóstoles
convocaron a una asamblea y expresaron que no estaba bien que ellos desatendieron
la Palabra de Dios y la oración por servir en las mesas.
Por ello pidieron buscar a 7 hombres virtuosos para que sirvieran en
esta tarea. De esta manera la asamblea eligió a San Esteban y otros seis
compañeros, a quienes los Apóstoles les impusieron las manos.
DEBEN SER PUESTOS A
PRUEBA
El Apóstol San Pablo en su “Primera Carta a
Timoteo”, señala que “los diáconos deben ser
hombres respetables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino y
enemigos de ganancias deshonestas”.
En este sentido, el Santo propone que primero se ponga a prueba a los
candidatos y “si no hay nada que reprocharles”, entonces
podrán ser admitidos al diaconado.
¿QUIÉNES SE PUEDEN
CASAR?
Desde antiguo los diáconos pueden casarse, tanto es así que San Pablo
señala que “los diáconos deberán ser hombres
casados una sola vez, que gobiernen bien a sus hijos y su propia casa”.
Sin embargo, con el avance histórico de la cristiandad, la Iglesia en su
sabiduría reconoce dos tipos de diáconos: el permanente
y el transitorio. Los permanentes son
aquellos que reciben este ministerio para toda la vida, mientras que los transitorios lo reciben como un paso previo al
sacerdocio.
De acuerdo a un documento
explicativo sobre el diaconado de la Diócesis de Burgos, España,
los diáconos permanentes se pueden casar, pero si enviudan ya no volverán a
contraer matrimonio.
“El diaconado permanente puede ser recibido por
varones célibes o casados. Incluso lo pueden recibir miembros de institutos de
vida consagrada. Si lo reciben célibes han de permanecer así durante toda su
vida. Si el que lo recibe es casado no podrá volver a casarse si enviuda”, describe.
Cabe resaltar que un candidato casado no puede ser ordenado diácono
permanente sin la aprobación de su esposa. Además, el que enviudó puede pedir
ser evaluado para ser ordenado sacerdote, pero sólo se le consagrará como
presbítero si sus hijos pueden valerse por sí mismos y si es admitido por el
Obispo.
FORMAN PARTE DEL CLERO
Los diáconos son del clero, incluso los casados, pero no son sacerdotes
y tampoco laicos. De acuerdo a la “Lumen Gentium”, constitución dogmática sobre la Iglesia del
Concilio Vaticano II, “reciben la imposición de las
manos ‘no en orden al sacerdocio, sino en orden al ministerio’”.
Es decir, reciben el tercer grado del Sacramento del Orden “para realizar un servicio y no para ejercer el
sacerdocio”. Por lo tanto, sus funciones son “el
ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad”.
En términos prácticos, ellos pueden “administrar
solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al
matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los
moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al
pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los
sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura”.
¿EXISTIERON LAS “DIACONISAS”?
En los últimos años se ha hablado mucho en la Iglesia sobre las
diaconisas e incluso algunos han insistido en que se restablezca supuestamente
como en el pasado. Lo cierto es que sí existieron en los primeros siglos del
cristianismo, pero no tenían el mismo servicio de los diáconos de ese entonces,
ni de los actuales.
Según el documento de 2002 “El diaconado:
evolución y perspectivas”, de
la Comisión Teológica Internacional, por el siglo III en algunas regiones de la
Iglesia, como Siria oriental y Constantinopla, había diaconisas.
Al respecto, la Comisión habla de una compilación canónico-litúrgica
llamada “Didascalia de los Apóstoles” (DA),
que por ese entonces fue el primer documento eclesiástico que hablaba de las
diaconisas, cuya misión era solamente al “servicio
de las mujeres”.
“La diaconisa ha de proceder a la unción corporal
de las mujeres en el momento del bautismo, instruir a las mujeres neófitas,
visitar en sus casas a las mujeres creyentes y, sobre todo, a las enfermas. Le
está prohibido conferir el bautismo como tal y desempeñar una función en la
ofrenda eucarística (DA 3, 12, 1-4)”.
Al respecto, cabe resaltar que el Papa
Francisco en su vuelo de regreso de Macedonia a Roma, en
2019, se pronunció sobre la posibilidad actual de ordenar diaconisas para la
Iglesia Católica, y determinó que “hasta este
momento no va”.
“Lo fundamental es que no hay certeza de que fuese
una ordenación con la misma forma y la misma finalidad de la ordenación
masculina. Algunos dicen que hay duda. Sigamos adelante a estudiar. No tengo
miedo al estudio, pero hasta este momento no va”, expresó.
POR ABEL CAMASCA | ACI Prensa
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