JOHN ESSEFF HA SIDO 40 AÑOS EXORCISTA EN EEUU Y GRAN DIVULGADOR DEL CORAZÓN DE JESÚS
JOHN ESSEFF HA SIDO EXORCISTA DURANTE MÁS DE 40
AÑOS Y EN SU MINISTERIO EL SAGRADO CORAZÓN HA SIDO UN SOSTÉN CONSTANTE.
La Iglesia Católica ha mostrado al mundo durante siglos la
importancia del Sagrado Corazón, una
devoción que ha ayudado a millones de personas. Una de ellas y
cuyo ministerio ha quedado marcado por el Corazón de Jesús ha sido monseñor
John Esseff, uno de los exorcistas más veteranos de EEUU con más de 40 años de
experiencia en este ministerio de lucha contra el poder de Satanás.
A sus 94 años, Esseff, sacerdote de la diócesis de Scranton que fue
director espiritual de Santa Teresa de Calcuta,
ha sido durante décadas uno de los pocos exorcistas en activo en un momento en
el que incluso en la propia Iglesia se minusvaloró el poder del demonio. Pero
se empeñó en alertar de la acción del mal en el mundo y fue uno de los
fundadores y presidente del Instituto Papa León XIII para la “educación y formación de los sacerdotes en el santo
ministerio del exorcismo y la liberación”.
Este veterano exorcista tiene una relación con el Sagrado Corazón que va
mucho más allá de la devoción, pues la descubrió a través de una impresionante experiencia mística que vivió en Roma en el año 1959
y sobre la que ha hablado con el National Catholic Register.
LA EXPERIENCIA EN SAN JUAN DE LETRÁN
Monseñor Esseff cuenta que durante aquella estancia en Roma decidió
visitar dos de las basílicas mayores de Roma, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. En esta última se
produjo el acontecimiento que marcaría su vida sacerdotal.
“Cuando entré en la capilla del Santísimo
Sacramento en San Juan de Letrán tuve la experiencia más abrumadora de
oración en toda mi vida. Quedé sobrepasado por la presencia, la majestad,
el asombro y el poder de Dios”, relata.
El sacerdote indica que ante esta presencia cayó de rodillas y se postró
ante el Santísimo. “La asombrosa presencia de Dios
se apoderó de mí, y estaba temblando y llorando. Todo lo que pude decirle a
Dios fue: ‘¿Qué quieres, Señor?’”.
En ese momento –agrega Esseff-, escuchó a Dios que le respondía: “Caridad”. “No podía ni moverme. El estado de oración extática
duró mucho tiempo.
Cuando me orienté, me levanté y me acerqué al altar. Tuve la misma experiencia
de la presencia de Dios y supe que era el Señor Jesús. Lloré y grité: ‘¿Qué
quieres, Señor?’”, contaba este sacerdote.
"ENSEÑA EL AMOR DE MI SAGRADO CORAZÓN"
La respuesta en este caso de Dios fue: “Amor”.
De nuevo, el éxtasis duró mucho tiempo. Se levantó y tuvo una tercera
experiencia mística. El exorcista explicaba que se tumbó “en el suelo en oración y el Señor dijo: ‘Enseña
el amor de mi Sagrado Corazón’. Un momento después de eso escuché: ‘Aprende más sobre el Papa
enterrado en esta capilla’”.
Monseñor Esseff tuvo la certeza cuando acabó esta experiencia que haría
lo que Dios le pidiera. Estaba aturdido pues había llegado a la basílica por la
mañana pronto y habían pasado ya varias horas. Decidió hacer una
visita con guía a la basílica y escuchó que el Papa que estaba enterrado allí
era León XIII.
LEÓN XIII Y EL SAGRADO CORAZÓN
“Me quedé y oré ante la tumba. Sabía que el Papa León XIII había abordado
muchos problemas sociales relacionados con los pobres y las clases
trabajadoras”, contaba el
sacerdote.
“De vuelta a su casa, investigué y aprendí que el
último acto del papado del Papa León XIII fue entronizar al mundo entero con el
Sagrado Corazón de Jesús. Comprendí entonces que la devoción al
Sagrado Corazón sería una parte importante de mi sacerdocio. Se convirtió tanto
en mi devoción personal como en una que he promovido para otros. He llegado a
ver que Jesús desea ser el rey del mundo entero y debo promover esta devoción a
todos”, afirma
convencido. Y evidentemente le ha ayudado mucho en su extenso ministerio como
exorcista.
Por ello, monseñor Esseff considera que “cuando colocamos
la imagen de Jesús en un lugar de honor y lo proclamamos públicamente como
Señor es un símbolo con el que mostramos al mundo entero que este hogar está
bajo el Corazón de Jesús. Este reconocimiento del reinado del
Corazón de Cristo sobre nosotros no está reservado sólo para las familias, sino
que está abierto a personas concretas, parroquias, diócesis, comunidades o
instituciones. Cuando nos consagramos al Sagrado Corazón para vivir bajo su
reinado aceptamos su señorío sobre nuestras familias y sobre el mundo”.
También reconocido como autor de espiritualidad, este sacerdote insiste
en que “el Sagrado Corazón enciende un fuego de
amor en cada corazón. Si tienen a Jesús tienen el fuego y ese fuego
es el Espíritu Santo”.
John Esseff fue director espiritual de la Madre
Teresa
De hecho, monseñor Esseff comenta que él ha entronizado
a Jesús en prisión viendo transformaciones asombrosas. "Toda institución necesita ser transformada: judiciales,
hogares de ancianos, instituciones mentales, escuelas, toda la sociedad
necesita experimentar la civilización del amor. Nada debe ser excluido porque
toda la humanidad anhela el amor de Dios. Todo corazón humano fue hecho para
Jesús y su civilización del amor. Todos somos uno con el otro en Cristo, y no
hay ningún lugar que no le pertenezca”, añade.
EL DEMONIO Y LA ACEPTACIÓN DEL PECADO
Como exorcista, este anciano sacerdote explica que “a medida que la aceptación del pecado ha aumentado, también lo ha hecho
la actividad demoníaca”.
Ante esta situación, asegura que “los
obispos veían la necesidad de que hubiera más exorcistas entrenados porque
muchos casos eran enviados desde todo el país a las diócesis que sí tenían
exorcistas”. Y a su juicio, “una persona
debe ser atendida en su propia diócesis”.
Monseñor Esseff dice estar esperanzado por el hecho de que cada vez más
son los obispos que son conscientes de su papel como “exorcista
jefe de la diócesis”, aunque alertó de que “también hay
cierta resistencia de la realidad de Satanás” en el seno de la Iglesia, entre sacerdotes y obispos que consideran como
si sólo existiera “el mal y no el diablo”.
“El
único que puede vencer a Satanás es Jesús. Él vencerá el reino del mal con la
luz. Y cada sacerdote representa a Jesús. El diablo no ve al sacerdote, él ve a
Jesús”, afirma este veterano exorcista.
(Publicado originariamente en ReL en junio de
2020).
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