Un joven denunció ante la prensa local haber sido drogado y enterrado vivo como una ofrenda a la Pachamama en Bolivia.
Según informan medios locales,
Víctor Hugo Mica Álvarez dijo que un “camarada” lo
invitó a tomar cerveza en la localidad de Achacachi, provincia de Omasuyos en
La Paz (Bolivia), tras lo cual quedó inconsciente y despertó dentro de un
ataúd, en un terreno para construcción.
“Me han enterrado vivo. Solo recuerdo que me ha
invitado un vaso y luego ya no recuerdo, todo estaba borroso”, relató el joven.
“He roto el vidrio y ha bajado arena, tierra. Estoy
encerrado, dije ‘no puede ser’, y he loqueado (sic)”, agregó.
El joven dijo además que la policía local no quiso tomar su denuncia
porque estaba ebrio y le pidieron volver “sano”.
“Ahorita acaba de pasar esto, este amigo me ha
encontrado y me ha traído, recién voy a contar a mis familiares”, indicó Víctor Hugo.
El joven explicó que, al enterrarlo vivo, lo quisieron usar como “sullu”, es decir como ofrenda a la Pachamama o
madre tierra.
Los “sullus” o fetos de llama
disecados, las hojas de coca y los dulces suelen ser ofrendas a la Pachamama en
Bolivia.
El Día de la Pachamama se celebra anualmente el 1 de agosto en
comunidades quechuas y aimaras de los andes de Argentina, Bolivia, Colombia,
Chile, Ecuador y Perú, en honor a la que es considerada una deidad andina. En
el norte de Chile la celebración toma el nombre de Qulqi Uru.
Estas ofrendas suelen ser un “pago a la
tierra”, ceremonia indígena en los que se agradece a la “madre tierra” por sus frutos o se le hace algún
pedido.
Por lo general, estos rituales no contienen elementos de la fe cristiana
y no son parte de las ceremonias católicas.
UNA MANIFESTACIÓN DEL
MALIGNO
El P. Javier Olivera Ravasi, sacerdote argentino que dirige el proyecto
de formación “Que no te la cuenten”, comentó
el caso con ACI Prensa este 10 de agosto.
“‘Lo que inmolan los gentiles, a los demonios lo
inmolan’, decía el Apóstol San Pablo a los corintios (1 Cor 10,20)”, recordó el sacerdote.
“La costumbre colla (quechuas y aymaras) de
sacrificar a la Pachamama, no es algo de antigua data, sino incluso
contemporáneo, fogoneado por el gobierno boliviano y hasta tolerado a veces
por ciertos funcionarios eclesiásticos so capa de ‘inculturación’ evangélica”, indicó el P. Olivera.
“La ‘madre tierra’ tiene hambre y no siempre de
alimentos, sino también de víctimas (sullus) con el fin de conseguir un favor:
frutos de la tierra, la producción ganadera o la misma la construcción de un
edificio desde sus cimientos”, prosiguió.
En su opinión, concluyó el sacerdote, “estas
manifestaciones que algunos entienden como simples ritos de ‘inocencia ecológica’,
no son sino una manifestación más del maligno de la cual, por gracia de
Dios, nuestra Madre Patria, España, nos vino a librar” con la fe
católica.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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