El 12 de abril en la mañana, el P. Ladislau Klinicki, quien fue el salesiano más anciano del mundo, falleció a los 107 años en Sao Paulo (Brasil).
El P. Ladislau Klinicki nació en la antigua Unión Soviética y pasó cinco
años prisionero en un campo de concentración nazi. Llegó a Brasil a finales de
la década de 1960 y ejerció su ministerio sacerdotal en varios lugares del
Estado de Sao Paulo.
Ayer por la tarde el Cardenal Odilo Pedro Scherer, Arzobispo de Sao
Paulo, celebró la Misa de cuerpo presente en la parroquia de Santa Teresinha.
Durante la ceremonia, se leyó un mensaje escrito por el P. Justo Ernesto
Piccinini, inspector de los Salesianos de Sao Paulo, quien agradeció la vida,
servicio entregado y legado del P. Klinicki.
“Nos deja hoy un gran consagrado, religioso,
sacerdote, salesiano,
hombre de muchas virtudes y
cualidades”, dijo. “Vivió tanto tiempo, y fue una vida siempre marcada por la
donación de sí mismo, para el bien y la salvación del otro.
Realizó grandes servicios para el crecimiento del Reino de Dios
entre nosotros, dejó huellas profundas en muchos corazones”, agregó.
Tras la celebración eucarística, los restos del P. Klinicki fueron
sepultados en el Cementerio del Santísimo Sacramento.
El P. Ladislau Klinicki nació en 1914 en Kursk, antigua Unión Soviética.
Hizo su primera profesión religiosa como salesiano en 1934 y fue ordenado
sacerdote en Varsovia (Polonia), en 1943.
En 1941, la ciudad de Roma (Italia) fue ocupada por los alemanes. Según
Vatican News, los soldados germanos invadieron la casa de los salesianos el 4
de marzo de 1942 y luego encerraron al P. Klinicki y a sus compañeros en la
prisión de Adolf Hitler.
La agencia vaticana señaló que el sacerdote, quien estuvo preso por cinco años en campos de
concentración nazis, escribió en su cuaderno de memorias titulado “A un paso de la muerte”, que durante el encierro “la mayor ayuda espiritual para nosotros fue la confianza
en la misericordia de Dios y la oración”.
En 1968, el P. Klinicki llegó a Brasil y ejerció su ministerio
sacerdotal en Sao Paulo. Primero, fue capellán de los polacos en el barrio de
Bom Retiro por dos años; después, viajó a Lavrinhas y por siete años enseñó y
fue confesor de los aspirantes salesianos. Luego, fue vicario parroquial por un
año en la parroquia de San Juan Bosco, en Americana.
Tras ello, volvió a trabajar con los aspirantes salesianos y permaneció
con ellos por 10 años en Pindamonhangaba. Posteriormente, volvió a Lavrinhas,
donde se quedó dos años más y desde 1990 integró la comunidad de Santa
Teresinha, en la capital paulista. Durante sus últimos años el P. Klinicki se
dedicó al ministerio de las confesiones.
Al cumplir 100 años, el sacerdote hizo un escrito en el que reflexionó,
a la luz del Evangelio, sobre el paso del tiempo en la vida del ser humano.
“Por misericordia divina tengo 100 años y, desde
hace mucho tiempo, formo parte de lo que llamamos la 'tercera edad'. Tercera y
última, porque la Sagrada Escritura dice: 'Setenta años es el tiempo de nuestra
vida. Ochenta años, si es vigorosa»; y además: ‘Algunos son fatiga y
mezquindad, porque pasan pronto y volamos’ (Sal 89,10)”, escribió.
En 2018, la Arquidiócesis de Sao Paulo entregó al P. Klinicki la medalla
de Apóstol de Sao Paulo en la categoría de servicio sacerdotal. El premio tiene
como objetivo valorar, estimular y dinamizar la vida eclesial y pastoral en la arquidiócesis.
Traducido y adaptado por Cynthia
Pérez. Publicado originalmente en ACI Digital.
Redacción ACI Prensa
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