EXISTIRÁ UN RITO DE INSTITUCIÓN QUE
PREPARARÁ LA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO
EL PAPA HA QUERIDO
INSTITUIR EL MINISTERIO DE CATEQUISTA, PERO EXCLUSIVAMENTE COMO ALGO LAICAL
“En virtud de la
autoridad apostólica instituyo el ministerio laical del
Catequista”, ha dictaminado el Papa Francisco
a través del Motu Proprio Antiquum Ministerium con
el que ha decidido reconocer de manera oficial el ministerio del catequista,
una figura fundamental y muy presente en toda la Iglesia, pero con papeles muy
diferentes dependiendo de las la iglesia local en la que se encuentre.
De este modo, existirá un Rito de Institución, pero no todo el mundo que hoy
es catequista podrá optar a este ministerio laical. Y es que no es lo mismo ser
catequista en una parroquia de España, que en un lugar donde apenas hay
sacerdotes, donde el catequista ejerce en la práctica como el líder de la
comunidad.
En su carta apostólica, Francisco
recuerda que “toda la historia de la evangelización de estos dos
milenios muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido la misión de los
catequistas”. Y además insiste en
que “no se puede olvidar a los innumerables laicos
y laicas que han participado directamente en la difusión del Evangelio a través
de la enseñanza catequética”.
¿Qué es un
catequista? Esta es una pregunta importante,
y en la que se debe diferenciar entre lo que en ocasiones se ve y lo que
debería representar. El Papa señala que “el
catequista está llamado en primer lugar a manifestar su competencia en el
servicio pastoral de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas
etapas: desde el primer anuncio que introduce al kerigma, pasando por la
enseñanza que hace tomar conciencia de la iniciación cristiana,
hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre
dispuesto ‘a dar respuesta a todo el que les pida razón de su esperanza’”.
Del mismo modo, el Santo Padre
incide en Antiquum Ministerium que “el catequista es al mismo tiempo testigo de la fe,
maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia.
Una identidad que sólo puede desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la
oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad”.
Una vez que está definido qué es
un catequista ofrecemos con los datos ofrecidos por la Santa Sede
algunas características concretas que tendrá este ministerio laical, pero también algunas dudas que se plantean sobre
cómo se aplicará y quién podrá optar a él:
1. HABRÁ UN RITO DE
INSTITUCIÓN DEL MINISTERIO DE CATEQUISTA
El Papa anuncia en la carta
apostólica que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos será la encargada de publicar en breve “el
Rito de Institución del ministerio laical de Catequista”.
Precisamente, Francisco considera
que este ministerio “requiere el
debido discernimiento del obispo y
que se evidencia con el Rito de Institución”.
2. UN SERVICIO
“ESTABLE” A LA IGLESIA LOCAL
La carta apostólica recalca que
el ministerio del catequista debe ser un “servicio
estable” que se “presta a la Iglesia local según las necesidades pastorales identificadas por el ordinario del lugar, pero realizado
de manera laical”.
En la intervención ofrecida por el
arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio
Consejo para la Nueva Evangelización, durante la presentación de este Motu Proprio, explicaba que “los catequistas
no pueden ser improvisados, porque el compromiso de transmitir la
fe, además del conocimiento de sus contenidos, requiere un encuentro personal
previo con el Señor. Quien ejerce el ministerio del catequista sabe
que habla en nombre de la Iglesia y transmite la fe de la Iglesia.
Esta responsabilidad no se puede delegar, sino que implica a cada uno
personalmente”.
3. UN FUERTE VALOR
VOCACIONAL
El ministerio de catequista
–asegura el Papa- debe tener un “fuerte valor vocacional” y por ello se requiere que los catequistas “sean fieles
colaboradores de los sacerdotes y diáconos, dispuestos a ejercer el ministerio donde sea
necesario, y animados por un verdadero entusiasmo apostólico”.
Con respecto a este punto, el
arzobispo Fisichella explicó en la rueda de prensa en la Santa Sede que “es evidente que no todos los que hoy son catequistas
podrán acceder al ministerio de catequista. Este ministerio está reservado a quienes cumplen
ciertos requisitos" para "servir a la
Iglesia donde el obispo lo considere más adecuado”. Pero también insiste
en que “el ministerio no se da para la
gratificación personal”.
4. UN SERVICIO A LOS
OBISPOS PARA NECESIDADES DIVERSAS
El Papa conoce perfectamente las
necesidades y particularidades de la Iglesia. No tiene el mismo papel un
catequista en una parroquia de Madrid o Ciudad de México que uno en la selva
del Amazonas o en Vietnam.
Por ello, Francisco insiste en el
servicio del catequista a la iglesia local “según las necesidades pastorales
identificadas por el Ordinario del lugar. De este modo, invita a las
Conferencias Episcopales a hacer efectivo este ministerio “encontrando las
formas más coherentes para el servicio que ellos estarán llamados a realizar”.
Nuevamente, el presidente del
Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización recuerda que el ministerio de
catequista está al servicio “de donde el obispo
considere necesaria la presencia del catequista”. Pues no hay que
olvidar –añade Fisichella- que “en diversas
regiones donde la presencia de sacerdotes es nula o escasa, la
figura del catequista es la de aquel que preside la comunidad y la mantiene
arraigada en la fe”.
“Según las
tradiciones locales, las Conferencias Episcopales deberán determinar los
requisitos, como la edad y los estudios necesarios, las condiciones y las
modalidades de acceso al ministerio”, añade en su explicación el arzobispo curial.
5. LOS CATEQUISTAS
DEBEN SER PERSONAS DE FE Y UNA FORMACIÓN SÓLIDA
El Motu
Proprio establece que al
ministerio de catequistas “sean llamados hombres y
mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida
de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en
comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica,
teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de
la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de
catequesis”.
Fisichella afirma que cabe
esperar que “la institución del ministerio conduzca
también a la formación de una comunidad de catequistas que crezca con la
comunidad cristiana en el servicio a toda la Iglesia local, sin
ninguna tentación de ceñirse a los estrechos límites de su propia realidad
eclesial, sin ninguna tentación de ceñirse a los estrechos límites
de su propia realidad eclesial, y libre de cualquier forma autorreferencial”.
6. FRENTE A LA
CLERICALIZACIÓN DE LOS LAICOS Y LA LAICIZACIÓN DEL CLERO
El Papa insiste en la carta
apostólica en que el catequista no debe caer “en ninguna expresión
de clericalización”. En la rueda de prensa en el Vaticano, el delegado de catequesis
del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, monseñor Franz-Peter
Tebartz-van Elst, recuerda el peligro “de que la
definición del perfil del ministerio de catequista conduzca a una nueva forma
de clericalización”.
“El hecho de que el
ministerio se diversifique cada vez más en la catequesis impartida estimula
la apreciación de la dimensión puramente laical del ministro instituido”,
agrega. De hecho, el Papa Francisco enfatiza que “el catequista no debe asumir primordialmente tareas
litúrgicas o pastorales o las responsabilidades de otros ministerios, sino que
él mismo es en su testimonio un maestro”.
Algunas preguntas y dudas que surgen a día de hoy.
Pese a todas las características
explicadas son varias las preguntas que muchos se pueden hacer sobre este
ministerio laical. Numerosos católicos ejercen o han ejercido como catequistas
en sus parroquias o movimientos eclesiales, por lo que son decenas de miles el
número de catequistas que hay en toda la Iglesia.
-La primera
pregunta que surge es si este ministerio será masivo entre los catequistas o si
sólo un pequeño número de los que ahora ejercen como tal acabarán siéndolo. De momento, no se sabe nada de los criterios que tendrán en cuenta las
distintas conferencias episcopales.
- ¿Con qué
edad y cuánta experiencia hará falta para poder recibir este ministerio? En cada parroquia o comunidad hay
numerosos catequistas. Unos tienen muchos años de experiencia, otros apenas han
pasado de recibir a dar ellos la catequesis…
-¿Tendrán
que recibir algún tipo de formación específica reglada de alguna manera para poder ser catequista?
- El Papa insiste en que es un
servicio “estable” pero que varía dependerá de
la Iglesia local en la que viva cada uno. ¿Qué pasaría si un catequista se
va a otro lugar? ¿Podrá seguir ejerciendo este ministerio?
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