jueves, 11 de junio de 2020

EL CUARTO DE GABRIEL.


Ana es una adolescente que como la mayoría, aprovechan sus vacaciones de verano para ganar algo de dinero trabajando como niñeras, ya ella llevaba un par de años haciéndolo, así que tenía algo de experiencia.

Un día la llamaron por medio de una recomendación de una casa fuera de su ciudad, pero la paga era buena así que acepto sin problemas, era viernes por la noche, pero a diferencia de sus amigos a ella le gustaba más trabajar que salir al cine o a comer helados.

Al llegar al lugar lo primero que le impresiono fue lo grande que era la casa, que además era muy bonita, se notaba que eran personas con mucho dinero, todas las ventanas tenías las cortinas cerradas, como para que nadie mirara para adentro, al tocar el timbre, fue recibida por la señora de la casa, una persona muy elegantemente vestida, con una gran sonrisa, aunque Ana sintió que parecía algo extraña.

-Tú debes ser la niñera… ¿Ana es tu nombre verdad?… dijo la señora
-Sí, así es señora, vengo a cuidar a su niño…
-Oh que linda eres jovencita, mi nombre es Amelia, mi esposo me está esperando en una fiesta, yo tuve que retrasarme porque Gabriel, mi querido niño, me ha mantenido ocupada limpiando el piso de la última vez que se puso a jugar, siempre que juega hace un desastre…
-Oh entiendo señora Amelia, no se preocupe yo lo cuidaré, ¿dónde está esa criaturita?... preguntó con una sonrisa Ana.
-No querida, no termino de explicarte aún, tú no estás aquí para jugar con Gabriel, él está en su habitación jugando con su mejor amigo, tu solo tienes que estar aquí en la casa hasta que mi esposo y yo regresemos mañana… estas son las reglas:
1-No trates de jugar con el
2-No vayas a su habitación
3-No importa que te diga, nunca lo dejes salir

Como te dije, esta con su amigo y cuando terminen de jugar, se acostaran a dormir, tu puedes ir a cualquier parte de la casa, menos a su habitación, ¿está claro?

Ana no daba crédito a lo que escuchaba, le pareció muy extraño, pero pensó que eso le facilitaba el trabajo, ya que solo tenía que cuidar la casa y pasar la noche allí… dejó de preocuparse y acepto.

-Comprendo señora Amelia, puede irse tranquila, yo cuidare la casa
-Eso espero Ana, siempre tengo problemas con las niñeras que no me hacen caso… bueno, hasta mañana… menciono Amelia y se fue.

Ana se sentó en la sala y encendió el tv, para ver algún programa antes de dormirse, sin embargo de vez en cuando miraba hacia la puerta de la habitación de Gabriel, como queriendo saber cómo era ese niño, o a que jugaba allí dentro, pero sabía que no debía, así que siguió a lo suyo.
Al cabo de un rato empezó a quedarse dormida, pero era despertada por ruidos raros, como golpes en las paredes, voces que no podía entender que decían, al principio pensó que tal vez era una pesadilla, pero cosas como cuadros, y floreros se rompían, a lo que Ana ya estaba realmente asustada, era como si hubiera un fantasma o algo en la casa, pero lo que la puso histérica, fue ver como el sofá donde estaba sentada, se elevaba del suelo con ella encima… a lo que corrió hacia arriba, pero al pasar por la puerta de la habitación de Gabriel, escucho unas risas dentro, se detuvo a escuchar con el oído pegado a la puerta…..y la voz de un niño le dijo:
-No te asustes Ana, solo es mi amigo que quiere que juegues con nosotros..
-¿Pero cómo sabes mi nombre?…..¿eres Gabriel verdad?
-Mi amigo me lo dijo… no te preocupes, entra a mi habitación, si no lo haces, vas a estar toda la noche escuchando ruidos y viendo cosas caer… o tal vez algo mucho peor… le dijo Gabriel.

Ana recordó las advertencias de la señora Amelia, pero estaban pasando tantas cosas en la casa que pensó que un pequeño niño y su amigo, no podían ser peor que ser levantada al aire… la puerta de la habitación se abrió y Ana entró.

Al momento de hacerlo, todo se detuvo, la casa quedo en calma, no se veía nada en la oscura habitación, intento encender la luz buscando ver a Gabriel, pero no encendía, al dar un par de pasos, la puerta de la habitación se cerró de golpe, encerrándola dentro…

¿Hola?… ¿Gabriel, donde estás?… por favor contéstame, no te escondas, estoy asustada… ¿porque esta tan oscuro?
-Estoy aquí Ana, sobre mi cama, sentado… le contesto Gabriel mirándola fijamente, con una mirada de pura maldad, que debido a lo oscuro de la habitación, eran esos ojos lo único que se podía ver.
-Gracias por entrar, mi amigo y yo ya estábamos aburridos de jugar con el mismo juguete, necesitábamos uno nuevo…
-¿Tu…tu amigo?… ¿dónde está él?
-Está detrás de ti Ana…

Ana intentó girarse, pero escuchó un rugido, y una sombra detrás de ella le dio un golpe, cayendo al suelo inconsciente.

En la mañana siguiente, llego el matrimonio de la fiesta, y al entrar a la casa encontraron los cuadros y floreros rotos, los sillones volteados, y la casa desordenada, pero sin rastro de Ana.

-Oh querido, creo que algo paso con la niñera, voy a la habitación de Gabriel… dijo Amelia.

Subió las escaleras hasta la habitación de su hijo, abrió la puerta, y encontró a Gabriel jugando a patear la cabeza de Ana, los brazos y piernas adornaban las cuatro esquinas de la cama, y en las paredes, habían dibujos de casitas, árboles y caritas felices, hechas con la sangre de Ana….Amelia miro a su hijo con una cara algo molesta y solo dijo…
-¡¡Querido!!

Gabriel se puso a jugar otra vez con la niñera, parece que es imposible encontrar una que me haga caso, ahora tendré que limpiar todo de nuevo… tú prepara el sótano para enterrarla….y tu Gabriel, estarás castigado, no saldrás de tu habitación, cuando será que aprenderás a portarte bien.

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