Tras el escándalo de los niños hijos de maternidad
subrogada que llevan meses a la espera y prácticamente abandonados en un hotel
de Kiev (Ucrania), los Obispos de rito bizantino y latino de Ucrania firmaron
un llamamiento conjunto con un tono muy duro contra ella en donde proponen
prohibir la maternidad subrogada, condenar las instituciones que la practican y
promueven, aprobar una legislación que proteja la familia y especialmente las
más vulnerables.
El Arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk aseguró a ACI Stampa (Agencia en
italiano del Grupo ACI) que es “un crimen doble” contra
la dignidad de la mujer y contra los niños que son objeto del tráfico.
¿Qué ha hecho que los Obispos ucranianos hayan
tomado esta posición? En Ucrania está permitida la
práctica de la maternidad subrogada, también llamada vientre de alquiler, y no
está reglamentada. Eso hace que muchas personas se dirijan a Ucrania para tener
un hijo a través de madres subrogadas.
El contrato está delimitado hasta el mínimo detalle. Una vez nacido, el
niño se quita de la madre natural y se da a la pareja “cliente”.
El problema está en que la pandemia de coronavirus impide viajar y por
eso los aspirantes a padres no pueden recoger a los hijos.
De esta manera, el pasado 30 de abril, la cínica Biotexcom subió un
vídeo para tranquilizar a los clientes. En él se ven docenas de cunas alineadas
en el Hotel Venezia de Kiev que se ha convertido en una especie de guardería
con cuidadoras y puericultoras que atienden a los neonatos.
En el vídeo se muestra a un total de 46 niños. Una voz asegura: “Queridos padres, si no pueden cruzar la frontera ahora y
recoger a sus bebés, no desesperen. Algunos Estados ya conocieron a sus
ciudadanos y comenzaron el proceso”.
Aunque pretende ser un video tranquilizador, el efecto es otro. El video
muestra la realidad de la maternidad subrogada. Los niños son tratados como
mercancía y en este momento están abandonados, mientras que la madre biológica
no tiene posibilidad de contacto con ellos.
“No podemos saber cómo son tratados”, aseguró el Arzobispo Mayor Shevchuk a ACI Stampa.
De ahí la urgencia del llamamiento firmado por el jefe de la Iglesia
greco-católica ucraniana y el Arzobispo latino de Lviv (Ucrania) , Mieczysław
Mokrzycki, que actúa como presidente interino de la Conferencia Episcopal
Ucraniana.
Según precisan en el llamamiento, “la
pandemia del coronavirus ha sacado a la luz muchas patologías de la vida y la
sociedad contemporánea. Una de estas es la maternidad subrogada, es decir,
tratar a las personas como bienes que se pueden ordenar, producir y
vender”.
Los Obispos subrayan que han planteado el problema en numerosas
ocasiones a las autoridades locales, regionales y nacionales y que llaman a la
acción por este “pisoteo de la dignidad
humana”.
En relación con el vídeo de Biotexcom, los Obispos apuntan que los 46
niños están en “incubadoras modernas, privados de
la mano materna, la calidez de los padres, la atención gratuita y el amor
necesario” y se presentaron como “un
producto comprado para clientes que no se presentaron”.
Según precisan los Obispos es “una demostración
de desprecio por la dignidad de la persona humana”, que fue posible “por la legalización de la llamada ‘maternidad
subrogada’”.
“Esto nunca debería llamarse maternidad” también
porque trae “sufrimiento y persecución insoportable para el niño y la madre
biológica, para los miembros de su familia y para aquellos que producen niños
como si fueran animales”, apunta.
Por eso los Obispos ucranianos latinos y católicos griegos enfatizaron
que la práctica de la maternidad subrogada, tanto en el fin como en los medios,
es “inaceptable” así como también lo es la
maternidad subrogada altruista, porque “si la
intención de la madre subrogada es buena, los medios y el objeto en sí son
malos”.
Aún más fuerte es el juicio moral sobre la base comercial de la maternidad
subrogada porque se añade “el mal moral de comprar
y vender funciones del cuerpo de la persona del recién nacido”.
Para los Obispos, cada niño “es un regalo de
Dios que debe ser aceptado con gratitud en la vida natural, tiene el derecho de
ser concebido de manera natural, el derecho de nacer en una familia y ser
criado en una atmósfera de amor por un padre y una madre”.
La maternidad subrogada “viola todos estos
derechos” y su posibilidad legislativa “hace
imposible que Ucrania desarrolle, el camino de la gran herencia europea”, de
hecho, “desacredita a Ucrania ante la sociedad de
Europa”.
Los Obispos también apoyan el llamamiento del Comisario para los
Derechos Humanos del Parlamento Ucraniano de “prohibir
el tráfico internacional de niños en Ucrania en la legislación” e
insisten y exigen que la maternidad subrogada “se
prohíban en todas sus formas (altruista y comercial)” y que “los recién nacidos tengan garantizada la protección
adecuada y la posibilidad de ser adoptados en familias”.
Los Obispos también condenan una “serie de
instituciones internacionales por este vergonzoso fenómeno” y exhortan a
las autoridades estatales a que “finalmente presten
atención a las políticas familiares en Ucrania, creando un organismo
gubernamental apropiado para el cuidado de la familias ucranianas y que pueda
asegurar a la madres no tener que utilizar sus cuerpos y sus hijos para
asegurar su supervivencia y la de sus familias”.
El Arzobispo mayor Shevchuk, jefe de la Iglesia Greco católica de
Ucrania, aseguró a ACI Stampa que los contratos de maternidad subrogada que han
analizado son “contratos de esclavitud, estipulados
entre una mujer que se ve obligada a proporcionar este tipo de servicio y una
empresa que media”.
La mujer, asegura Shevchuk, “se vende
completa, no es un alquiler. Es un crimen contra la dignidad de las mujeres,
pero también es un crimen contra los niños, que se convierten en objeto de
comercio, con un mercado que en los últimos años en Ucrania ha alcanzado
dimensiones alarmantes”.
El llamamiento nació porque los Obispos “no
podían permanecer indiferentes” y denunciaron la situación y aseguraron
que colaboran “con organismos estatales para
cambiar la ley”. Su beatitud Shevchuk subrayó que se busca también “asistir a estos niños, pero no se tiene acceso a
ellos”.
El arzobispo mayor Schevchuk asegura que el problema existe “desde hace tiempo” y denuncia también la
corrupción de políticos interesados en mantener el comercio. Por ahora se
concentra sobre la realidad local, buscando una colaboración internacional pero
también llevando adelante un recorrido ecuménico porque “todos los cristianos en Ucrania están de acuerdo y todos tienen los
mismos valores fundamentales”.
Existen muchos grupos de presión que han tratado de legalizar la
maternidad subrogada en Europa. Pero también hay otros muchos que lo han
rechazado. En febrero de 2016, el mundo feminista manifestó su rechazo de
manera decisiva a esta práctica a través de una carta para la abolición
universal de la maternidad subrogada.
Publicado orignalmente en ACI Stampa.
Traducido y adaptado por Blanca Ruiz.
Redacción ACI Prensa
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