El Vaticano
estableció la memoria a través de un Decreto firmado el 11 de febrero de 2018.
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
Este 21 de mayo la Iglesia
celebra por primera vez la memoria de la Santísima Virgen María Madre de la
Iglesia, cuya fecha fue establecida el lunes siguiente a Pentecostés.
El Vaticano estableció la memoria a través de un Decreto
de la Congregación para el Culto Divino firmado el 11 de febrero de 2018.
El documento sostiene que el Papa Francisco “consideró atentamente que la promoción de esta devoción
puede incrementar el sentido materno de la Iglesia en los Pastores, en los
religiosos y en los fieles, así como la genuina piedad mariana”.
En el decreto, la misma Congregación señala que “esta celebración nos ayudará a recordar que el
crecimiento de la vida cristiana, debe fundamentarse en el misterio de la Cruz,
en la ofrenda de Cristo en el banquete eucarístico, y en la Virgen oferente,
Madre del Redentor y de los redimidos”.
“La gozosa veneración
otorgada a la Madre de Dios por la Iglesia en los tiempos actuales, a la luz de
la reflexión sobre el misterio de Cristo y su naturaleza propia, no podía
olvidar la figura de aquella Mujer, la Virgen María, que es Madre de Cristo y,
a la vez, Madre de la Iglesia”, precisa el texto.
En una reciente columna
semanal, el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gomez, indicó que
los primeros cristianos “tenían una conciencia
profunda de que la Iglesia era su ‘madre’ espiritual, que los daba a luz en el
bautismo, constituyéndolos en hijos de Dios a través de los sacramentos”.
También en el Nuevo Testamento “los apóstoles a menudo se referían a los fieles como a
sus hijos espirituales, reflejando así nuevamente su comprensión de que la
Iglesia es nuestra madre y nuestra familia”.
“Y en esto, los primeros
cristianos entendieron que María era el símbolo perfecto de la
maternidad espiritual de la Iglesia”, afirmó
Mons. Gomez.
Por ello, señaló que la nueva memoria que los
católicos celebrarán el 21 de mayo es “un profético
redescubrimiento de una antigua devoción”.
En el siglo XX, el Papa Pablo VI, dirigiéndose a
los padres conciliares del Vaticano II, declaró que María Santísima era Madre
de la Iglesia.
La memoria “Virgen
María, Madre de la Iglesia” recuerda que ella es Madre de todos los
hombres y especialmente de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, desde que
es Madre de Jesús por la Encarnación.
Así lo confirmó Jesús desde la Cruz, antes de
morir, al apóstol San Juan, y el discípulo la acogió como Madre.
La piedad de la Iglesia hacia la Santísima
Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano, cumpliendo así la
profecía de la Virgen, que dijo: “Me llamarán
Bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1,48).
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