Esta necesidad responde también a una exigencia divina. Dios busca adoradores en espíritu y en verdad, y, por consiguiente, la oración que brota viva desde las profundidades del alma.
Por: P. Evaristo
Sada LC | Fuente: la-oración.com
Unidad de cuerpo y alma Dios creó al hombre como unidad de cuerpo y
alma. El ser humano es un ser material con un cuerpo y un ser espiritual
abierto a la trascendencia. La unión de cuerpo y alma en el hombre constituye
una sola naturaleza. La persona humana es un todo complejo y obra como tal:
cuerpo, sentidos exteriores (vista, oído, tacto, olfato, gusto), sentidos
interiores (imaginación, memoria, sentido común), sentimientos, afectos,
inteligencia, voluntad…
Las facultades superiores de la inteligencia y la voluntad están vinculadas con
el cuerpo y la sensibilidad. Basta ver lo que nos sucede cuando tenemos un
fuerte dolor de muelas…
EL CUERPO EN LA ORACIÓN Y LA
LITURGIA
El hombre no puede prescindir de su cuerpo, no debe hacerlo, ni siquiera
cuando se dirige a Dios. Cuando el hombre ora lo hace como lo que es, como
persona humana, con cuerpo y espíritu. Cito dos números del Catecismo que
hablan de este tema:
2702 Esta
necesidad de asociar los sentidos a la oración interior responde a una
exigencia de nuestra naturaleza humana. Somos cuerpo y espíritu, y
experimentamos la necesidad de traducir exteriormente nuestros sentimientos. Es
necesario rezar con todo nuestro ser para dar a nuestra súplica todo el poder
posible.
2703 Esta necesidad
responde también a una exigencia divina. Dios busca adoradores en espíritu y en
verdad, y, por consiguiente, la oración que brota viva desde las profundidades
del alma. También reclama una expresión exterior que asocia el cuerpo a la
oración interior, porque esta expresión corporal es signo del homenaje perfecto
al que Dios tiene derecho.
El Card. Ratzinger, en el documento "Orationis
Formas" nos dice: “La experiencia
humana demuestra que la posición y la actitud del cuerpo no dejan de tener
influencia sobre el recogimiento y la disposición del espíritu”. (OF
26) La liturgia de la Iglesia es maestra en la inclusión de gestos corporales
como parte de la oración. En la celebración de los sacramentos los signos
ocupan un lugar primordial. Dios toma la iniciativa y obtiene la respuesta de
fe del creyente por medio de un signo, que es a un tiempo gesto y acción: tomar
un baño de agua, comer y beber en comunidad, ungir la frente con aceite,
imponer las manos... Para la vivencia de cada uno de ellos adquieren relevancia
simbólica también gestos y objetos, como pueden ser las posturas que reflejan
la actitud interior, el cirio pascual que representa la luz de Cristo, los
anillos en el matrimonio como expresión de la alianza que se establece.
Asimismo en la liturgia de las horas se entretejen elementos auditivos,
sensibles y visuales como son el canto, la palabra, el tiempo y la luz.
MÉTODOS ORIENTALES Y MEDITACIÓN
CRISTIANA
En las últimas décadas, se han difundido mucho la práctica del yoga y
otros métodos orientales, que proponen la búsqueda de la calma interior y el
equilibrio psíquico (cf. OF2). Tristemente muchas personas se han quedado allí,
en simple relajación y calma interior. La meditación cristiana, sin embargo, es
un encuentro de dos libertades: la de Dios y la del hombre; no es un perderse
en el absoluto impersonal, sino un encuentro interpersonal, un diálogo entre el
hombre y Dios.
La oración cristiana es siempre auténticamente
personal individual y al mismo tiempo comunitaria; rehúye técnicas impersonales
o centradas en el yo, capaces de producir automatismos en los cuales, quien la
realiza, queda prisionero de un espiritualismo intimista, incapaz de una
apertura libre al Dios trascendente. En la Iglesia, la búsqueda legítima de
nuevos métodos de meditación deberá siempre tener presente que el encuentro de
dos libertades, la infinita de Dios con la finita del hombre, es esencial para
una oración auténticamente cristiana. (OF 3)
EJERCICIOS DE RELAJACIÓN PARA
PREPARARSE A LA MEDITACIÓN
No hay ningún problema en relajarse para hacer la meditación, ni en
valorar las posturas corporales, al contrario; pero no podría considerarse
meditación cristiana quedarse sólo en eso. Yo suelo recomendar algunas técnicas
sencillas de relajación y concentración para prepararse para la meditación.
Refiero brevemente algunas de ellas:
1. La postura: Sentarse
con la espalda y el cuello rectos, juntar los pies y apoyarlos sobre el piso.
Cerrar los ojos. Una postura respetuosa, cómoda y atenta a la vez. Repasar el
cuerpo de arriba a abajo y quitar toda tensión: de
la frente, los ojos, la mandíbula, el cuello, los hombros, los brazos y las
manos, el abdomen, la espalda, las piernas, los pies….
2. La respiración: Respirar hondo, de forma pausada,
usando el mismo tiempo para inhalar, retener y expirar. Hacerlo unas diez
veces. La oxigenación relaja el cuerpo y la mente.
3. El oído: Los
sentidos andan normalmente dispersos, buscando o recibiendo cantidad de
estímulos. En la meditación también hay que recoger los sentidos, como se
recogen las hojas secas en el jardín, y hacerlo de tal manera que ese ejercicio
contribuya a focalizar toda la persona en lo que se va a hacer en la oración.
Para ello puede ayudar lo siguiente: cerrar los
ojos y centrar la atención del oído en el sonido más lejano que logres
percibir, luego dejarlo atrás y centrarte en un sonido más cercano, luego uno
más cercano, y otro más cercano, hasta escuchar sólo la propia respiración y el
latido del corazón, prescindiendo de todo lo demás. Puedes imaginarte
que es como los círculos concéntricos que se forman al tirar un guijarro en
aguas tranquilas, pero el movimiento de las ondas va de afuera hacia el centro.
Entonces puedes evocar pasajes de la Escritura que hablan del aliento: cuando Dios sopló sobre Adán y le infundió vida
(Gn 2,7), cuando Elías encontró a Dios en el sonido
del silencio (1 Re 19, 12-13), cuando Cristo Resucitado sopló sobre los apóstoles
y les dijo: "Recibid al Espíritu Santo" (Jn 20,22).
Ya con el cuerpo y la mente relajados, en silencio y
quietud, estás preparado para comenzar la meditación.
Artículo publicado originalmente en: Ejercicios de relajación para prepararse a la meditación
Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre la
fuente www.la-oracion.com
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